Los 80: la última década de los grandes directores

A lo largo de los días de esta semana, hemos dejado claro que la década de los 80, aunque ya tiene una distancia de cuarenta años con nosotros, no está preparada para irse. La nostalgia sigue jugando fuerte con nosotros y aquí estamos, consumiendo producciones audiovisuales que reviven esta década una y otra vez y nosotros, claro, compramos.

Parte del éxito de las producciones audiovisuales que rememoran la década de los 80 tiene que ver, probablemente, con que esta fue la década de surgimiento de los grandes directores cinematográficos norteamericanos. Nombres como Steven Spielberg, David Lynch y James Cameron son los que empiezan a surgir con sus grandes éxitos por esta época y por eso son también a los que a veces se apela desde la intertextualidad en las producciones actuales.

En la década de los 80 el cine, sobre todo el norteamericano, se convirtió en algo más popular. Es aquí donde los nuevos directores, los nuevos grandes directores, se desprendieron de distintas visiones europeizantes y comenzaron a crear películas con lo que tenían o, más bien, con lo que querían.

El mayor representante de esta época es, por supuesto, Steven Spielberg. Spielberg es uno de los grandes directores que, en los 80 revivió el slogan hollywoodense de “fábrica de sueños” y comenzó a crear películas para el público de a pie, el alejado de la academia, pero que estaba ansioso por adentrarse a soñar en una sala de cine.

De la mano de Spielberg, en la década de los 80 surgieron algunos de los clásicos y referentes más recordados hasta el día de hoy, e incluso todavía vigentes, como E. T. The Extraterrestrial (1982) y las películas de Indiana Jones, Raiders of the Lost Ark y Temple of Doom. Para medir la influencia de Steven Spielberg solo basta con ver el hype con el que se espera la quinta película de Indiana Jones (a pesar de los años que han pasado, el fracaso de la cuarta entrega y los años que tiene Harrison Ford) o su propia película semi-autobiográfica, The Fabelmans, donde contará cómo se convirtió en el hombre de la industria audiovisual que es.

Otro gran director que surgió en la década de los 80 y que continúa su legado hasta hoy es David Lynch. A diferencia de Spielberg, el cine de Lynch está un poco más arraigado a los directores que él admira, como Kubrick, Bergman y Herzog, además de su pasión por el surrealismo y el dadaísmo, dos movimientos vanguardistas del siglo XX que llevaron lo onírico y lo inconsciente al arte.

Es precisamente en 1980 que Lynch estrena El Hombre Elefante, una de sus películas más representativas, con una fotografía en blanco y negro preciosa y una mirada exquisita sobre el dolor del ser humano y la marginación. En el 86 realizó otra de sus obras cumbres, Terciopelo azul, que se adentra, como el surrealismo y el dadaísmo, en los deseos más inconscientes del ser humano en contraposición con una realidad violenta y perversa.

El terror también dio grandes nombres en esta década: Wes Craven y John Carpenter debutaron algunas de sus películas más significativas en los 80, como A Nightmare on Elm Street o The Thing.

Otro surgido de los 80 es el mismísimo Tim Burton, quien cosechó y sigue cosechando un estilo único y reconocible en cualquier sitio. Tanto así que luego del éxito de Beetlejuice le dieron el mando de Batman, a quien también supo imprimirle su propia mirada.

Por supuesto, hay más nombres: James Cameron, Jim Jarmusch, ¡hasta los hermanos Coen surgieron en los 80! Muchos de los directores que hoy en día son un sello de buena calidad, que movilizan al público a los cines, han surgido en esta década y luego, en las posteriores, terminaron de cimentar sus carreras con más filmes que ya son clásicos. Los 80, esa década que tanta nostalgia nos genera, no lo hace gratuitamente: mucho de lo que hoy admiramos, como los últimos grandes directores, han surgido en ella.