Desde su aparición de mano de los hermanos Joe y Anthony Russo, en la bien recibida Captain America: Civil War (2016), el actor Chadwick Boseman se colocó en la mira de todo el mundo gracias a su personificación del famoso héroe T’Challa; es que su posterior cinta en individual Black Panther (2018), lo terminaría por catapultar a la cima del éxito, convirtiéndose así en uno de los nuevos talentos hollywoodenses a tener en cuenta, y justamente son estos propios hermanos los que le dan la oportunidad de mostrar una faceta distinta para toda su audiencia, con la intención de colocarlo como un fresco referente del cine de acción. 21 Bridges (Nueva York sin salida), es producida por los hermanos Russo, quienes confían en el director Brian Kirk (dirección en Game Of Thrones y Penny Dreadful), para llevar a cabo un plan que pondrá de cabeza a toda la ciudad de Nueva York.
Chadwick Boseman nos entrega una vertiginosa persecución por las calles de Nueva York, pero…
Andre Davis (Chadwick Boseman) es un policía de Nueva York al que le encargan la investigación del asesinato de varios policías dentro de un restaurante a altas horas de la noche. Durante la búsqueda a contrarreloj de los responsables, su temple lo lleva a pedir que se cierren por primera vez en la historia de Manhattan, los 21 puentes que acceden a ella, incluidos los movimientos por transporte marítimo, terrestre y subterráneo. El detective descubre entonces una conspiración en la que tendrá que discernir entre aquellos a los que caza o los sospechosos que están tratando de cazarle a él.
Como género popular y comercial, se debe destacar que los elementos de acción dentro de este filme son atrapantes, pues aunque son cortas secuencias, lo electrizante y vibrante está en ellas, bien ejecutadas y funcionan lo justo pese a su notorio bajo costo en cuanto a producción, lo que entrega situaciones que emplean coordinación exacta entre los participantes de cada enfrentamiento. Trepidante incursión que va escalando de manera acelerada para entregar un producto digerible y divertido, lo cual le permite al propio Boseman entrar en terrenos conocidos, notando con ello su confianza y oportunidad para explorar diversas facetas medianamente bien logradas.
La apuesta y refrescante idea de utilizar como elemento fundamental los 21 puentes de Manhattan la dotan de una enérgica aura diga de tomar en cuenta, pues su inicio es vertiginoso y cautivante, entregando un sabor dulce y ya conocido, ya que emana el clásico toque detectivesco que todos adoran, abordando la historia de un héroe solitario bastante intrépido que no tendrá duda alguna para llegar a las ultimas consecuencias con tal de cumplir su misión. La ciudad de Nueva York, como suele suceder, le da un aporte enriquecedor y funciona a manera de un personaje más dentro de la trama.
Sienna Miller, como la investigadora Frankie Burns, se encuentra como el complemento perfecto para el detective Davis, quien logra sus mejores momentos al lado de la astuta fémina, quien brinda elementos justos para convertir a esta dupla policíaca en una para el recuerdo. Además, el complemento de J. K. Simmons, siempre será agasajadoramente bienvenido.
Pero...
Tal vez el hecho de que su comienzo sea lo más interesante de toda la película hace que se pierda el total interés para una trama que conforme avanza va perdiendo fuerza en fondo y forma, convirtiéndose en una producción que de manera desilusionante sucumbe y peca de abordar los típicos elementos que se encuentran en este tipo de cintas de acción, cayendo en lo reiterativo y poco sorpresivo, muriendo lentamente en cuanto a frescura e impacto.
Además, sus actuaciones y dirección no se encargan de entregar algo más destacado o prominencial, lo que la daña a niveles primordiales para con el espectador, pues se siente floja en momentos de alta tensión y no logra conectar del todo ni con lo que dignamente debería representar. Los propios escritores no se dieron cuenta que lo que pensaban que era algo sólido en cuanto a construcción de personajes, en especial el de su protagonista, en realidad no lo era tanto y se vuelve un tema que pasará al recuerdo de manera tibia.
En resumen
21 Bridges es una intrépida apuesta sobre una historia netamente de acción que logra cautivar con su inicio acelerado y vertiginoso, que posee un plot gastado pero con rubros únicos que atrapan a una audiencia que indudablemente, para su final, quedará desencantada y despreocupada por lo predecible que resulta. Una noble ejecución que se queda solamente en esa intención.