Es sabido que cualquier ambiente artístico está lleno de egos que se interponen ante esa imagen que uno tiene del éxito. El arte es complicado en todo sentido y NINGUNO de los grandes creadores, inventores o pensadores de la historia se salvó de estar un poco loco. No me sorprendió haber aprendido estas cosas a partir de Mozart in the Jungle, pero sí es un baldazo de agua fría para cualquiera que aprecia la música, la ópera, la pintura o la literatura de un modo ajeno a las verdaderas circunstancias que rodean a los artistas.
1 En los años 90, un profesor de Harvard reveló mediante un estudio psicológico que el porcentaje de satisfacción profesional que siente un músico de orquesta es equivalente al de un guardia de seguridad en una prisión federal.
2 El costo de producción para una puesta en escena de orquesta jamás se logra recuperar con la venta de tickets, ni con las donaciones extras por amor al arte.
3 Las leyes de Nueva York permiten el ensayo con instrumentos desde las 9 am hasta las 10 pm, por lo que existe un sindicato de orquesta que muchas veces debe ayudar a estos genios para que continúen con sus prácticas.
4 Puede suceder que un conductor de orquesta arroje accidentalmente su bastón de mando a los músicos, pero lo que es aún más curioso es el caso de Michael Tilson Thomas, quien se clarificaba la garganta arrojando lo que tosía directamente al público.
5 Durante los viajes, los músicos deben trasladar por su propia cuenta cada uno de sus instrumentos, lo que la mayoría de las veces genera conflictos entre el tamaño de los mismos y la fragilidad o el valor de las piezas.
6 Algunos músicos aún utilizan violines con cuerdas hechas a partir de las tripas de ovejas o cabras.
