Nos cansamos de recomendar la serie de FX protagonizada por Matthew Rhys y Keri Russell y creada por Joseph Weisberg. ¿Es el mejor drama de la televisión actual? Pues claro que sí y en esta nota te contamos por qué no puedes perderte The Americans.
1 Tiene mucho de la vida real
Con The Americans intentamos hacer una serie realista sobre espías. Hay cosas inventadas, pero también hay cosas muy reales entre las cosas que inventamos, explicó Weisberg hace algunos años a El Mundo, diario español.
Esta serie sigue al matrimonio compuesto por Elizabeth y Philip Jennings, dos agentes de la KGB, nacidos soviéticos pero insertados estratégicamente en suelo americano en plena la guerra fría entre Estados Unidos y Rusia. La serie en sus comienzos puede ser algo fría y hasta dar la sensación de que no sucede nada, pero en realidad todo el tiempo pasan cosas, pequeños detalles que suman a una historia que explotará en silencio, muy dentro de sus personajes.
El creador de la serie es Joe Weisberg, un ex agente de la CIA que decidió llevar adelante este proyecto con una base de sus experiencias personales, archivos y casos que debió seguir en su pasado como agente. Tengo que enviar todo lo que escribo sobre la CIA o sobre inteligencia a la CIA para que den el visto bueno. Yo envío los guiones y si tienen algún problema me piden a veces que cambie algo, pero normalmente no me piden realizar ningún cambio, confesó Weisberg en alguna oportunidad sobre lo estricto de su trabajo y la información que guarda en su cabeza.
2 De amor y talento real
Hay algo que distingue a The Americans de otras series y es el triple rol que cumplen sus protagonistas. Philip y Elizabeth son un matrimonio ficticio que, pese a desencuentros y a intentar mantener su independencia, terminan enamorados y con dos hijos (estos llegaron para dar solidez a la mentira). Esa pantalla envejece, los tratos implícitos en mantener la armonía, el negocio (tienen una agencia de viajes) y la familia todo es contaminado por la tristeza de llevar una vida de mentira para cumplir su misión. Sin embargo, las cosas no son blancas o negras y los Jennings, pese a todo, se convierten en una familia fuera de lo común que continúan por ellos mismos, por los suyos (su amor a la patria) y por un mundo sin la tiranía estadounidense. Sus vidas y el camino que eligieron los lleva a un lugar genuino donde nunca han estado: la duda. ¿Es la Unión Soviética lo que siempre les han contado? Pero no la duda por ese amor, sino por sus convicciones. Philip más que Elizabeth, siempre él es atormentado por la dudas, mientras ella es la más sólida de ambos. Un doble rol en la ficción, espías y compañeros, y pareja en la ficción dentro de la ficción.
Pero esto es sólo el comienzo porque además de ser un matrimonio-pantalla en la serie de FX, Matthew Rhys y Keri Russell, los actores protagonistas, están casados en la vida real. Son una pareja que han elegido compartir una vida fuera de la pantalla y encima son padres desde el año pasado.
Triple trabajo, triple esfuerzo para ellos y bien lograda la química que se trasladó del otro lado de la pantalla. ¿No son hermosos?
3 No ser los padres correctos, con los hijos correctos
En la quinta temporada el tópico sobre la paternindad está más presente que nunca: el padre sustituto de Elizabeth y Phillip los abandonó. Él es Gabriel, quien estaba a cargo de las operaciones de estos dos en suelo estadounidense y funcionó las veces de padre para ambos, sobre todo para Elizabeth. La imagen paterna más cercana que tuvieron en sus vidas. Este mismo le impidió al verdadero hijo de Phillip, Mischa, no conocer a su padre biológico luego de hacer mil proezas para llegar a Washington.
Por otro lado, el matrimonio protagonista descuidó a sus propios hijos más de los que deberían: empujaron a Paige Jennings, personaje interpretado por Holly Taylor, a convertirse en una espía sin el verdadero potencial, sólo para sacarla de una situación con el pastor Tim, mientras el otro hijo del matrimonio, Henry Jennings (Keidrich Sellati), comenzaba a demostrar la frialdad e inteligencia dignos de un agente de la KGB, CIA, Mossad o cualquier otra, si se le daba el entrenamiento adecuado. Ah, y claro, no olvidar la relación entre el propio matrimonio con su nueva misión donde adoptan a un joven conocido como Tuan que cumple la función de espiar a un joven ruso y su familia.
4 Personajes con matices reales, profundos
Martha, Claudia, Stan Beeman, Oleg, todos son personajes que llegaron a la serie y se mostraron como un posible camino, como un personaje que llegaría y rápidamente encontraría su rumbo. Sin embargo, terminaron siendo otro otro tipo de caracterización. Si algo se destacada de todos los personajes de The Americans, es su profundidad, los matices que exhiben a lo largo de la series y cómo todo puede cambiar, pero de manera pausada, medida y cuando menos te lo esperas. El caso de Martha es revelador: todos pensamos que iba a ser una conquista más de Philip (aquella vez como Clark), pero finalmente su personaje se convirtió en una más de la complicada trama que aún hoy tiene consecuencias en toda la historia. ¿Están al día, no?
5 Narrativa lenta que construye de a poco los cimientos sólidos
Como mencionamos en puntos anteriores, en The Americans, salvo las misiones puntuales donde hay que usar pelucas, bigotes, armas de fuego y la fuerza para conseguir completar los objetivos, siempre da la sensación de que no pasa nada, por lo menos en las tres primeras temporadas. Finalmente, y luego de los primeros 20 o 25 capítulos, finalmente uno puede comenzar a descifrar la serie y a entender que es una trama compleja donde cada plano, comentario, mención o misión dejan una pieza del rompecabezas más grande.
Hay que aplaudir a los guionistas de The Americans porque utilizan grandes preguntas para hablar de asuntos muy íntimos, algo que reconocidos autores lo han hecho antes, pero sin mezclarlos con agentes de la KGB y el FBI en medio de la Guerra Fría en los ochenta y con la crianza de dos pre adolescentes.
6 La excelente ambientación
Cada año que pasa, la moda en The Americans va mutando. Desde los más chicos, hasta sus padres y agentes. Todo, desde el majestuoso capítulo de David Copperfield hasta las nuevas escenas en Rusia que se han multiplicado, parece estar bajo un estudio prolijo y dedicado de cómo se vestían y cómo se veía el mundo en aquella época. Desde Estados Unidos a Rusia, hasta el mínimo: todo detalle está bien cubierto.
7 ¡Los disfraces no se agotan!
No podemos olvidar el centro de The Americans: son dos agentes de la KGB que deben cumplir con diferentes misiones para asegurarse que la Guerra Fría entre Rusia y Estados Unidos se incline para el lado de los primeros mencionados. Y para eso deben camuflarse constantemente, tomar identidades falsas (otra vez) y llevar adelante vidas paralelas para poder acceder a otras personas con información valiosa. Tanto Philip como Elizabeth, cambian de estilo, de peinados, viven a puro bigote falso, peluca y hasta deben actuar de otra persona dentro de la propia ficción. Nada de eso valdría la pena de no ser por los interminables disfraces que consiguen capítulo a capítulo. ¡Son inagotables!
Como plus, a Elizabeth todo le queda bien. ¿Conocen algún estilo que no le haya quedado perfecto?