Alejandro González Iñárritu es uno de los directores mexicanos más influyentes de las últimas décadas. Su cine combina narrativas fragmentadas, exploraciones profundas de la condición humana y un estilo visual que se mueve entre lo hipnótico y lo devastador. A lo largo de su filmografía, ha obtenido premios Óscar, aplausos de la crítica y, sí, también divisiones entre el público.
En honor a su cumpleaños el 15 de agosto, repasamos sus películas de peor a mejor, desde los experimentos más ambiciosos pero irregulares hasta las obras maestras que definieron el cine del siglo XXI.
7 Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades (2022)
Iñárritu regresó a México con su película más personal y también la más divisiva. Bardo es un despliegue visual deslumbrante, pero también una montaña rusa de excesos narrativos. La historia sigue a un documentalista que regresa a su país y enfrenta una serie de visiones y recuerdos que oscilan entre lo poético y lo onírico.
El problema no es su ambición, sino la falta de contención: la metáfora se vuelve tan densa que por momentos se ahoga en sí misma. Aun así, es un retrato íntimo del propio Iñárritu y de su eterna negociación entre identidad y pertenencia, que encuentra momentos brillantes cuando baja el volumen de su ego y deja hablar a la imagen.
6 Biutiful (2010)
Oscura, íntima y profundamente trágica, Biutiful es el retrato de Uxbal, un hombre que sobrevive en la Barcelona marginal mientras enfrenta su propia mortalidad. Javier Bardem ofrece una actuación monumental que le valió una nominación al Óscar, pero la película se hunde por momentos en su propio dolor.
Iñárritu se adentra en la espiritualidad, la migración y la precariedad urbana, pero el ritmo lento y la acumulación de tragedias pueden resultar abrumadores. Aun así, es una de sus películas más humanas y menos estructuralmente rebuscadas, lo que la convierte en una pieza clave para entender su evolución como narrador.
5 Babel (2006)
La culminación de su “trilogía de la muerte” fue Babel, un mosaico de historias interconectadas que viajan de Marruecos a Japón pasando por México y Estados Unidos. Con un elenco internacional encabezado por Brad Pitt y Cate Blanchett, la película aborda las barreras lingüísticas, culturales y emocionales que separan a las personas.
La ambición es indiscutible, pero también lo es la desigualdad entre sus tramas: la historia japonesa brilla por su emotividad y frescura, mientras que otras líneas narrativas se sienten repetitivas o forzadas. Con todo, Babel consolidó a Iñárritu como un director de alcance global y le otorgó su primera gran presencia en los Óscar.
4 21 gramos [21 Grams] (2003)
En su segundo largometraje, Iñárritu perfeccionó el rompecabezas narrativo que ya había explorado en Amores perros. Con un montaje no lineal, la historia entrelaza las vidas de un hombre enfermo del corazón (Sean Penn), una madre que enfrenta la pérdida (Naomi Watts) y un exconvicto en busca de redención (Benicio del Toro).
El resultado es intenso y emocionalmente demoledor. Aquí, el director afina su manejo del caos narrativo para potenciar la carga dramática, sin que la estructura eclipse la historia. 21 gramos es probablemente su película más desesperada y al mismo tiempo una de las más emocionalmente crudas.
3 El renacido [The Revenant] (2015)
La odisea de Hugh Glass, interpretada por Leonardo DiCaprio, se convirtió en un fenómeno global. Rodada casi exclusivamente con luz natural y en condiciones extremas, El renacido es un espectáculo visual que mezcla brutalidad, misticismo y supervivencia.
Iñárritu captura la naturaleza como un personaje más, implacable y majestuoso, mientras DiCaprio ofrece una actuación física que le valió su primer Óscar. Algunos la acusan de alargada, pero su capacidad para sumergir al espectador en la experiencia sensorial y su descomunal belleza visual la convierten en una de las películas más impresionantes de la última década.
2 Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia) [Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance)] (2014)
Un plano secuencia (aparente) que nunca se detiene, un Michael Keaton en estado de gracia y una mirada feroz al ego, la fama y el teatro: Birdman es puro virtuosismo narrativo y visual. Ganadora del Óscar a Mejor Película y Mejor Director, esta sátira sobre un actor en decadencia que intenta reinventarse en Broadway es tan frenética como hipnótica.
La película equilibra la comedia absurda con momentos de introspección, y su ritmo vertiginoso convierte cada escena en un acto de riesgo cinematográfico. Es el punto donde Iñárritu demuestra que no solo domina el drama existencial, sino que puede hacerlo con ironía y ligereza.
1 Amores perros (2000)
La ópera prima que cambió para siempre el panorama del cine mexicano. Amores perros es una explosión de energía, crudeza y talento narrativo. Tres historias unidas por un accidente automovilístico —con un joven Gael García Bernal en uno de sus papeles más icónicos— pintan un retrato salvaje y tierno de la Ciudad de México.
Iñárritu irrumpió en el cine internacional con una voz propia: visceral, fragmentada y emocionalmente honesta. El equilibrio entre tragedia, humor y ternura es magistral, y su impacto cultural se sigue sintiendo dos décadas después. Para muchos, incluida esta lista, sigue siendo su mejor película.
Alejandro González Iñárritu ha construido una filmografía marcada por la ambición, la experimentación narrativa y la exploración de la condición humana. Desde la perfección emocional de Amores perros hasta los excesos introspectivos de Bardo, su carrera es un viaje que oscila entre lo grandilocuente y lo íntimo, siempre buscando nuevas formas de contar historias.
Al final, más allá de la posición que cada cinta ocupe en un ranking, lo que queda claro es que Iñárritu ha dejado una huella indeleble en el cine contemporáneo, tanto en México como en el mundo.