Alien: Romulus de Fede Álvarez lleva a la franquicia del Xenomorfo al lugar que nunca debió dejar
El terror, más que otro género cinematográfico, se sostiene de la predisposición emocional del espectador. Este ligero detalle viene del alemán vulgar y se lo debemos al expresionismo alemán: el Stimmung se refiere a la creación de atmósferas. El Gabinete del Dr. Caligari (1920) es un gran ejemplo. Pocas son las cintas que logran la sugestión en las emociones de los espectadores. Y entonces, Alien: Romulus.
¿De qué va? Los jóvenes de un mundo lejano deben enfrentarse a la forma de vida más aterradora del universo cuando descubren que una nave a la cual van acceder para entrar en las cámaras criogénicas y llegar a salvo a un planeta en el que tendrán la vida que merecen, no la esclavitud a las minas a las que están atados social y políticamente en su vida planeta.
Fede Álvarez y Rodo Sayagues dirigen y escriben esta nueva entrega dentro de la saga. Un guion lo bastante sólido que salió de una escena incidental en Aliens: el regreso (1986), cuando un grupo de chicos se ven corriendo en las calles de esta colonia plantearia. Álvarez se imaginó qué hubiera pasado con esos jóvenes dentro de una colonia que le tomará otros 50 años en ser terraformada.
La forma en que Sayagues delinea a los personajes con ambiciones más allá que las corporativas, tan solo jóvenes que quieren una vida mejor, es más real para estar dentro del mundo de la ciencia ficción y va más allá de una simple tripulación a cargo de una misión. Po esta razón, la historia funciona tan bien: al trastocar la vulnerabilidad que da la esperanza de recibir algo mejor y a cambio llegar a los brazos del terror en su más puro estado y, por supuesto, también la muerte. La yuxtaposición de la esperanza con lo desolador unidos por los lazos familiares o filiales hacen que el terror se haga más fuerte y también más efectivo.
¿Por qué lo logra Fede Álvarez? En las entregas anteriores, sin incluir la clásica y primera parte, siempre había sido una tripulación la que es atacada por la criatura. Había lazos de amistad, compañerismo laboral y algunas relaciones amorosas, pero no lazos filiales como los que tiene Rain con Andy y su hermano de sangre Tyler. Rain no pertenece a ninguna tripulación, es una trabajadora más dentro de su colonia en la espera de ser terraformada, que se ve involucrada en una situación un tanto complicada. El elemento familiar es efectivo y cercano al espectador.
A su vez, si hablamos de efectos especiales, no es necesario que les diga que las escenas en un planeta que parece Saturno con sus anillos, en pantalla IMAX, se ve apabullante. Álvarez se encarga de sacarle provecho a su equipo de CGI para entregarnos escenas de acción angustiantes con un hermoso paisaje de fondo.
Alien: Romulus es todo lo que últimamente la saga Alien no era en sus ultimas entregas. Fede Álvarez cumple con todos los requerimientos para ser uno de los maestros del terror actual y su corona es esta cinta.
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