El cine español moderno tiene tres grandes exponentes: Pedro Almodóvar, Santiago Segura y Alex de la Iglesia, directores que forman la tríada más reconocida a nivel mundial.
En este artículo hablaré de cada uno de ellos y daré una justificación fuerte frente a la anterior afirmación.
Comencemos por Almodóvar. Es uno de los exponentes de la Movida Madrileña, un movimiento contracultural que se desarrolló en la etapa del fin del franquismo hasta mediados de la década de 1980. De esta movida surge ese estilo marcado de fusionar el melodrama clásico con la cultura popular de España y lo kitsch, siendo el mundo femenino uno de sus grandes tópicos.
Lo magnífico de su trabajo es que se puede dividir en varias etapas: una experimental cuyos máximos exponentes son Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980) y Laberinto de pasiones (1982); una de perfeccionamiento formal dejando producciones como por ejemplo Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), uno de sus grandes clásicos; una social con grandes cintas como La mala educación (2004); la última, una introspectiva que engloba todas sus últimas producciones como Dolor y gloria (2019) y Madres paralelas (2021).
Así como Almodóvar marcó su propio estilo, otro grande del cine español, y en específico de la comedia, es Santiago Segura. Sus primeros pasos fueron a fines de la década de 1990 y están ligados a Álex de la Iglesia: fue gracias a su papel en el El Día de la bestia (1995) que saltó a la fama.
En 1998 estrenaría su opera prima, la misma que marcaría su carrera: Torrente, el brazo tonto de la ley, película que protagonizó y dirigió. Su éxito fue tal que se convirtió en una saga de cinco cintas. Esto le dio un reconocimiento mundial, haciendo que salte el charco y llegue a ser parte de producciones de Hollywood. Recordados son sus papeles en Blade II (2002), Hellboy (2004) y Pacific Rim (2013).
Y entonces Álex de la Iglesia. Es extraño: sus primeros pasos también están ligados a uno de los directores de esta lista, en este caso Pedro Almodóvar. En 1991 realizó su primer cortometraje titulado Mirindas asesinas. El mismo cautivó a Almodóvar quien, a través de su productora llamada El Deseo, colaboró para el primer largometraje del novato director. ¿El título? Acción mutante (1993). Luego, la ya mencionada El Día de la Bestia lo posicionó como gran director y dejó en claro su estilo marcado con mucho de la tradición española, humor negro y un toque sobrenatural.
Si bien De la Iglesia llegó a ser profeta en su tierra, nunca se cerró al ámbito español: en paralelo a su trabajo ibérico también estuvo detrás de producciones hollywoodenses alejadas de su estilo tan marcado, como Los crímenes de Oxford (2007) y Balada triste de trompeta (2010). De la Iglesia no puede quedarse quieto: también se sumergió en el ámbito de la la televisión con la gran serie 30 monedas, disponible en HBO Max.
Si bien puedo y debo mencionar a otros grandes directores españoles como Paco León, Raúl Arévalo y Alejandro Amenábar, también reconocidos a nivel global, Pedro Almodóvar, Santiago Segura y Alex de la Iglesia son los más valiosos: cada uno con su propio estilo pintaron con hispanidad al mundo, demostrando que no todo es Hollywood.
¡Olé!
