Una tragedia que se vuelve maravillosa, como la vida misma

Recientemente Amazon Prime Video sumó a su lista de películas uno de los largometrajes que más ganas tenía de ver en el cine el año pasado: Life Itself (2018).

Esta película me llamaba mucho la atención por varias razones: el escritor y director es Dan Fogelman, quien dio vida a This is Us, desgarradora serie que cuenta la vida de tres hermanos que comparten cumpleaños viviendo bajo la sombra de sus miedos, traumas y vivencias. 

Otra razón por la cual me llamaba mucho ver esta película es por la gran transformación que ha tenido la protagonista Olivia Wilde. La conocí como personaje secundario en The OC y gracias a ello consiguió elevarse como espuma -incluso más que los protagonistas de la misma- con apariciones en una serie de culto como Dr. House y en películas como Tron: Legacy (2010). En los últimos años ha incursionado detrás de cámaras con un video para Red Hot Chili Peppers y en Booksmart (2019), película que está por estrenarse en México y que ha recibido excelente calificación por los críticos. 

También me sentía sumamente atraída por la película porque AMO que las historias de los personajes se unan entre sí, porque siento que así es la vida. Soy de la opinión que conocemos a alguien por alguna razón en especial; tal vez ese motivo eventualmente nos llegue, tal vez no, pero estoy completamente segura que todo en este derrotero tiene una razón de ser, y por ello, cada una de nuestras acciones tiene una reacción.

Antes que nada Life Itself NO es una historia de amor. Más bien podría definirla como la maravillosa tragedia que es la vida, sus maravillosos altos y sus desgarradores bajos. 

La película muestra de forma episódica con saltos en el tiempo la historia de Abby, interpretada por Olivia Wilde, y Will, interpretado por Oscar Isaac, desde cómo se construyó su historia de amor hasta cómo algunos extraños sucesos de la vida cambiaron el rumbo de su viaje.

Narrada por la característica voz de Samuel L. Jackson, Life Itself nos lleva por una montaña rusa de emociones en las que es muy difícil bajarse sin sentirse mareado. Cada personaje aporta la esencia necesaria para que la historia camine sola; incluso la segunda parte, la cual está casi totalmente hablada en español, de primera mano parece que hará ruido en el viaje pero termina funcionando.

El film cuenta también con excelentes referencias a Pulp Fiction (1994) y música de Bob Dylan brindándole aún más esencia trágica a la trama.

La misma Abby dentro de su personaje define a la vida como un “narrador sospechoso”, quien muestra partes de información, pero no dice quién es el que realmente importa: la vida jamás te dice quién es el héroe o el villano, por lo tanto el discurso en cada una de sus escenas es doblemente fuerte.

La película, como la vida misma, tiene sus altas y bajas; hay momentos en los que cada escena llega a preguntarnos cuánto peso le estamos dando a nuestras decisiones y cuál es realmente el peso que tiene nuestra vida en los que nos rodean. Esa es la esencia de Dan Fogelman y lo que amo de cada propuesta audiovisual que trae. Hay otros momentos en el que la cinta pierde el piso y llega a cansar al espectador con escenas forzadas después de un arranque muy enérgico. De igual forma, es muy fácil conectar e identificar con los personajes: el enamoradizo Will, la peculiar Abby, la tormentosa infancia de Dylan (interpretada por Olivia Cooke, Ready Player One – 2018) y la genuina aparición de Antonio Banderas, por mencionar algunos. 

Las emociones se viven a flor de piel durante los 117 minutos de duración. Teniendo en cuenta parte de su contenido predecible, Life Itself sigue siendo una belleza de película de inicio a fin, recordándonos en todo momento que tal vez los héroes y villanos de nuestra historia son solo personajes secundarios de una película más importante.