TODO PERFECTO: tu esposa no está, se fue a comer con amigas; tus hijos duermen en lo de tus padres; tienes dinero.
¡Es momento de juntarte con ese amigo del alma que tienes! ¡A salir!
Llamas a tu gran amigo, le cuentas de tu "soltería" y te invita a cenar a su casa. Hizo unas pastas tan ricas que hasta él se chupa los dedos.
Todo muy cordial, todo muy atento... PERO QUIERES SALIR DE FIESTA Y SE LO COMUNICAS A TU AMIGO CON BOMBOS Y PLATILLOS.
Él, ni lento ni perezoso, se une a tu idea y comienzan a correr los ríos de alcohol. ¡SOLTERO OTRA VEZ!
Llegan a la discoteca y bailas tú...
... baila él...
... bailan todos. Algarabía, locura, desenfreno: ¡QUÉ BUENA NOCHE! Pero de pronto notas que tu amigo ha bebido demasiado...
...y comienzan los cuatro estadios del borracho. PRIMER ESTADIO: EL FILOSÓFICO. Te dice "oye... ¿y por qué salimos solos entonces? ¿Acaso no amas más a tu esposa? ¿Qué es el amor al fin y al cabo sino un invento moderno?"
SEGUNDO ESTADIO: EL VIOLENTO. Tu amigo ya mira mal a quien se le cruce en la discoteca. Y cuando digo "a quien se le cruce" es A TODOS, y sin sentido.
TERCER ESTADIO: EL DEPRESIVO. Ante su falta de coherencia en sus cambios de ánimo, comienza la duda, el remordimiento, la culpa: "¡¡¡BUA BUA BUA!!! ¿Por qué me comporto como un idiota? ¿Me perdonas? ¡Dime que sí, por favor! ¡Sabes que te quiero mucho!"
CUARTO ESTADIO: EL BORRACHO FULL. Y comienza a cantar: "con unas copas de máaasss... hic-hic...".
Terminando la noche, tú te encuentras más entero (mil veces más entero) que tu amigo. A su vez, la preocupación te ahoga: tienes un largo camino a su casa y luego a la tuya... y todo esto... SIN SABER CONDUCIR.