Reseña CON SPOILERS – La tercera y última temporada nos entrega un final digno de la serie
Concluir con éxito una serie aclamada por el público y la crítica no es una tarea fácil. Solo basta recordar el fiasco que nos llevamos el año pasado Game Of Thrones después de que traicionará en su final todo lo que había construido en sus temporadas previas. Así que era de esperarse que hubiera incertidumbre en torno al final de la compleja y brillante serie alemana de Netflix, DARK.
Afortunadamente, después de ver su tercera y última temporada, podemos concluir que tuvo un final a su altura, cerrando con broche de oro una historia que nos maravilló a todos los amantes de la ciencia ficción y los viajes del tiempo.
ALERTA: ¡SPOILERS DELANTE!
En esta tercera entrega, DARK nos introduce a otro mundo, uno en el que Jonas, nuestro protagonista, no existe, pero sí Martha y muchos de los otros personajes a los que acompañamos en las dos entregas anteriores. De esta manera, la serie expande aún más su universo y nos confirma que Martha y Jonas son dos dualidades que representan a Eva y Adán, lo bueno y lo malo, la luz y la oscuridad, la muerte y la vida. Ambos personajes están unidos por un lazo invisible más fuerte de lo que imaginábamos.
De nuevo, se siguen múltiples líneas de tiempo como nos tienen acostumbrados, y suma saltos entre los dos mundos, por lo que se vuelve más compleja y, en ocasiones, difícil de seguir. Pero la serie ayuda al espectador a identificar estos cambios con el característico sonido de un reloj, para los tiempos, y un efecto de salto, para cuando la historia cambia a otro mundo así como ubicándonos con las fechas. Sin embargo, este cambio de estructura en la narrativa no favorece del todo a la temporada por dos motivos: primero, las subtramas son repetitivas y, por ende, no genera el mismo impacto o impresión que sentimos cuando las vimos en entregas anteriores; segundo, porque no empatizamos con los personajes del otro mundo ya que falta profundidad en sus historias.
En consecuencia, cuando seguimos las subtramas de Charlotte, Ulrich, Hannah, Peter y todos los demás personajes del mundo de Eva/Martha, en el que Jonas no existe, perdemos el interés en lo que estamos viendo, pues pareciera que la trama principal y la que nos importa no avanza.
Si bien creemos que este tiempo en pantalla podría haberse aprovechado mejor para responder a otras preguntas que no se contestaron, por ejemplo *spoilers* el accidente de Torben Wöller con su ojo, el pasado de Aleksander Tiedemann o cuándo Helge conoció a la madre de Peter, también entendemos las razones para llevar la historia por este camino, pues estas escenas ejemplifican que no importa en qué mundo estén los personajes: su destino siempre será fatídico y estarán condenados a repetirlo por la eternidad.
Sin embargo, lo anterior se compensa con el cierre maravilloso y conmovedor de la trama principal, que cumple y supera por completo nuestras expectativas, además de los momentos que nos dejaron con la boca abierta como *spoilers* el descubrimiento de los padres de Noah y Agnes, la identidad de las mujeres que robaron al bebé de Noah y Elisabeth, y la muerte de Katharina Nielsen a manos de su propia madre.
Cabe resaltar que el penúltimo episodio de la temporada es sublime y una clase maestra de guion, pues ata magistralmente el entretejido nudo, conectando el rompecabezas que se venía armando desde la primera temporada. Por otro lado, el último episodio nos entrega un torbellino de emociones al mismo tiempo que desvela por fin cómo es que todo está conectado, cuál es el verdadero origen y cuál es el principio y el final, incluso la Tabla de Esmeralda, que Noah y Magnus adulto llevan tatuada, cobra sentido.
Por supuesto, los personajes tienen un desarrollo adecuado que justifica en cada momento sus acciones y esto es otro gran punto a favor de la temporada final. Además, la serie no intenta subvertir los elementos de su género o su fórmula para impresionar al público.
En cuanto a la producción, no nos queda más que alabar y aplaudir los efectos especiales, el sonido, el soundtrack, el montaje, y la dirección del espectáculo, dado que nos permite meternos de lleno en el ambiente sombrío, trágico y desesperanzador de la temporada.
Por otro lado, DARK sigue teniendo muchas lecturas y está llena de simbolismos y preguntas filosóficas que indagan sobre la naturaleza humana y nos hacen preguntarnos si realmente tenemos libre albedrío o somos víctimas de un destino del cual no podemos escapar. De hecho, *spoilers* las escenas finales, nos muestran que la misión de Jonas/Adán se ha completado: él y el resto de los personajes encontraron el “paraíso”, y estaban libre de cargas, de deseos y obligaciones como dice Hannah del mundo original.
En resumen, DARK tiene un final poético que nos deja sin palabras y con lágrimas en los ojos. Y no cabe duda que cierra como pocas lo han hecho: con una historia que nos dejará pensando y buscando detalles por mucho tiempo. Y aunque la tercera y última temporada no está a la altura de las dos anteriores, no afecta a la serie como un todo, pues nos entrega algunos de los mejores de los episodios de la serie y nos deleita con un final digno, memorable, fiel a su esencia y lógico con el universo que se ha construido.
DARK nos llena de un sentimiento agridulce al tener que decirle adiós a la mayoría de los personajes con los cuales nos encariñamos, pero también satisfactorio, al saber que hemos visto un final que podría considerarse uno de los mejores dentro de la historia de las series, al menos dentro de su género.