¿Por qué el Oscar NO TENDRÁ un Espíritu de lobo?

Todo el que haya visto Wolfwalkers (Wolfwalkers: Espíritu de lobo) en Apple TV+ desde el 11 de Diciembre pasado SABE que la fabulosa cinta de los irlandeses de Cartoon Saloon es claramente superior a todas las nominadas a los premios Oscar No. 93.

Pero todos sabemos también que, lamentablemente, el cierre de la trilogía espiritual de Tomm Moore no verá la estatuilla, tal como despreció La Academia a The Secret of Keels, The Breadwinner y la maravillosa Song of the Sea en sus respectivos años.

Pero tal como genialidades como Demon Slayer y your name. son despreciadas por el jurado, quienes gustamos de grandes aventuras animadas sabemos que, más allá de un premio, estas joyas merecen ser vistas por mucha gente, y al menos una nominación permite que el reflector voltee hacia ellas.

¿Por qué aseguramos que Wolfwalkers debería ganar el Oscar, y que, aunque se lo den a Soul DEBES darle una oportunidad? Bueno, te invitamos a seguir leyendo.

¡Claro que no! La sinopsis de Wolkfwalkers: Espíritu de lobo describe que en una época de superstición, en la que los lobos son considerados criaturas malévolas, Robyn, una joven aprendiz de cazadora, llega a Irlanda con su padre para erradicar a la última manada. Sin embargo, se hace amiga de uno de ellos… ¿cuál es el verdadero secreto detrás de los temidos Wolfwalkers?

Hasta aquí terminan los comparativos con CUALQUIER película ligeramente cercana a licántropos. Wolfwalkers parece un cuento para niños convertido en animación, aun que sorpresivamente no está basado en ninguno de ellos, sino que forma parte de una trilogía de folclor irlandés de los genios de Cartoon Saloon. La historia es única, hermosa y aleccionadora no sólo para niños, sino para todo aquel que ama una historia humana y de grandes valores.

Aunque amamos a Pixar, Disney y hasta las maravillas en plastilina de Aardman Animations, no hay comparación este año con la espectacularidad que parte de lo “simple” del 2D en Wolfwalkers. Superándose a sí mismos, Moore y su equipo logran dejarnos con la boca abierta gran parte de los 103 minutos que dura esta joya, retando con visuales y efectos que incluso en un CG son muy complejos de concebir.

En realidad, la paleta de colores, la combinación de trazos “como de cuento de niños” y la amalgama que logran con la parte sonora nos sumergen en un mundo del que sinceramente sentirás tristeza de salir, al correr los créditos. ¿Será momento que los estudios Disney regresen a esta esencia, y se deje de abusar de un render y esculturas 3D? Tal vez.

La música del genio Bruno Coulais se complementa con las notas tradicionales de un mundo olvidad por la talentosa agrupación Kíla, acierto tremendo de los estudios para lograr música maravillosa, mágica y que te transporta a tierras lejanas.

Complemento perfecto, las voces del magistral Sean Bean (Game of Thrones, Silent Hill), la joven y ya talentosa Honor Kneafsey (Legacy of Lies) y nuestra nueva amada Eva Whittaker (The Girl at the End of the Garden), quien con solo 11 años de edad nos entrega a la “lobita” Mebh como uno de los personajes infantiles más entrañables del año. Bravísimo al villano que nos entrega Simon McBurney (Harry Potter and the Deathly Hallows) como el malvado Lord Protector Oliver Cromwell.

Y kudos extra al genial doblaje, con leyendas vivientes como Juan Alfonso Carralero (El príncipe del Rap), Salvador Delgado (Dr. House) y Pedro D’Aguillón Jr. (Ray Stantz en Ghostbusters).

Seamos realistas: a Wolfwalkers le basta con los 5 premios Annie y el Satellite que ya ganó. No ganará el Oscar (apuesta terminal por Soul, porque así de predecible es La Academia), pero en el corazón de amantes de una buena animación, El espíritu del lobo que llevamos dentro le aullará por siempre a esta joya (que podremos ver miles de veces en Apple TV+, pues allí se quedará).