Anora es ese personaje que representa las expectativas inexistentes pero que aún se sienten rotas, las esperanzas a la sombra de las posibilidades y también el regreso a la vida real. Sean Baker por medio de Anora nos dice que solo somos turistas en una vida mejor.
Sean Baker en el 2015 filmó con un iPhone la joya “Tangerines”. Dos prostitutas transexuales donde una de ellas al salir de la cárcel quiere regresar con su novio y proxeneta pero se entera que este ya la cambio por otra: una mujer de verdad.
En 2017 con “Florida project”, Baker vuelve a retratar humanos a la sombra de la esperanza de una vida mejor. Moonee es una niña de seis años que vive en un complejo de bajos recursos detrás de Disney World. Complejos son los sentimientos que Sean Baker causa al remarcar los contrastes de las esferas sociales cuando una de estas es felizmente eterna, corrosiva y aspiracional para un grupo de niños pobres tan solo detrás de sus puertas.
Así el director ha construido una filmografía imponente, sutil y socialmente contestataria llena de grandilocuencias personificadas en mujeres, hombres y niños que alimentan su existencia con las sobras de un exilio que ellos no saben que no llegará. Pero no todo es trágico con Sean Baker, también es dramáticamente hilarante.
“Anora” es una trabajada sexual en Las Vegas que conoce a Ivan, un joven millonario aún inmaduro que no hace caso del valor del dinero y por obvias razones, sino conoce el valor o el costo del dinero, tampoco el valor de una mujer. Ivan se enamora fugazmente de Anita y se casa con ella en la euforia de una noche, prometiéndole sacarla de lo que ella conoce y lo que está acostumbrada a hacer.
Con Anora Sean Baker no solamente se guarda La Palma de Oro de Cannes, sino también su mejor película hasta el momento. Aunque valoro mucho “Tangerines” y “Florida project” por su trágica honestidad, “Anora” tiene un poco de ese toque de cuento de hadas que la hace extraordinaria sin dejar de pisar suelo y de eso se encarga él mismo Baker al mantener a su personaje en todo momento en el terreno de la aspiración.
Anora no pide nada, es más, ella ya está acostumbrada a su tipo de vida y los maltratos propios del destino. Ella solo pide tener una buena noche con muchos billetes en el bolsillo para poder vivir mejor. Al llegar Iván, ella, sabiamente toma su distancia con las aparentemente buenas pero inmaduras intenciones de este niño que le promete algo que no sabe si podrá cumplirle: una vida sin que ella deba trabajar nuevamente de sexo servidora.
Una vez más Sean Baker nos cuenta una historia de la otredad a la sombra de la esperanza, de las aspiraciones y también de las promesas con su poder enceguecedor que inhabilita la vista de la caída que se puede sufrir por no mirar más allá del esplendor de la ilusión. Nadie puede culpar a nadie de creerse una historia, la posibilidad de construir sobre los tristes pasajes que son tu vida hasta ese momento. La lucidez no existe ante la posibilidad de tener un futuro, una pareja o un destino mejor.
Sean Baker logra contar una historia dolorosa como la realidad pero divertida como la ilusión. Muchos dicen que es el cuento de hadas trasladado a la vida real y sí. Anora es ese personaje que representa las expectativas inexistentes pero que aún se sienten rotas, las esperanzas a la sombra de las posibilidades y también el regreso a la vida real. Sean Baker por medio de Anora nos dice que solo somos turistas en una vida mejor.
Anora de Sean Baker, disfraza un drama personal crudo con situaciones cómicas, tal cual la vida es. Lo que para la vida es un chiste, para nosotros es un drama. ¡Mikey Madison es extraordinaria!
Pocas veces hay historias de amor tan brillantes como “Efímera”. Una película que pone en cabeza que el tiempo es corto, las emociones muchas y hay que vivirlas todas, aunque sean solo un segundo en comparación de toda nuestra existencia.