Una historia de sci fi que no termina de funcionar

Another Life parece haber llegado tarde a la carrera del sci fi. Tras Origin, de YouTube Premium, y Nightflyers, la serie basad en la novela de George R. R. Martin, el pasado 25 de julio se estrenó esta serie original de Netflix con Katee Sackhoff como protagonista indiscutida.

El show nos muestra a la Tierra en el futuro, a la que, de un día para otro, llega un objeto volador no identificado, con forma de cinta de Möbius, que aparca en la mitad de un campo cualquiera y comienza a desarrollar toda una estructura de cristal bastante sospechosa. Los humanos intentan, por un lado, descubrir los propósitos de este artefacto, pero también viajar hacia el lugar del que ha venido.

La nave encargada de realizar la travesía será llamada “Salvare” y su capitana será Niko Breckinridge (Katee Sackhoff), quien tendrá a cargo a al tripulación tal vez más insoportable que hemos visto alguna vez en la televisión. Ni profesionalismo, ni valentía ni perspicacia, los especialistas a bordo del Salvare parecen adolescentes que han salido de excursión y no los encargados de la misión más importante para la humanidad.

Por supuesto, con una tripulación así, los problemas no se hacen esperar. Intentos de motín, fallas en los protocolos, virus alienígenas, estupefacientes, enredos sexuales y muchos, pero muchos gritos son moneda corriente en esta nave que, además, parece poco preparada para semejante travesía y, ni bien comenzar, comienza a experimentar fallas de todo irrecuperables.

Mientras tanto, en la Tierra, los que se quedaron atrás intentar descubrir los secretos del artefacto para poder conseguir comunicarse con esta nueva raza y averiguar sus propósitos. ¿Vienen en son de paz o a conquistarnos? ¿Qué quieren de nosotros?

Another Life parece contener en sí misma todos los tropes y clichés de la ciencia ficción y, tal vez, este sea su principal problema. Como dice el dicho, el que mucho abarca, poco aprieta y en esta producción de Netflix en vez de adentrarnos en una historia que se construye lentamente, vamos saltando de un problema a otro, entre resoluciones simples y estúpidas y, por sobre todo, poco verosímiles.

Otro de los grandes problemas de esta serie es la escasa o nula construcción de los personajes. Excepto Niko, el resto de la tripulación del Salvare parece, en primera instancia, incapaz de estar allí y, también, completamente reemplazable. Poco sabemos de ello, poco demuestran y, cada tanto, son reemplazados por otros tripulantes que permanecen hibernando  y que, por supuesto, tampoco son mejores. Cada uno de los tripulantes de la nave parece una caricatura estereotipada: la gritona, el niño rico, la inocentona cachonda, el casteado para que haya diversidad, el latino rudo, etc. A más de mitad de temporada, todavía lucharás con recordar sus nombres o entender cuál es su rol preciso en la nave.

Todavía no se ha hablado ni de una renovación ni de una cancelación, pero la primera temporada no deja bien parada a Another Life. La serie deberá mejorar muchísimo para competir en las grandes ligas del sci fi, sobre todo con la resurrección del universo Star Trek en la pantalla chica, por ejemplo. Su único punto fuerte es Katee Sackhoff, quien le entrega algo de credibilidad a su personaje Niko y se carga el show al hombro, pero tampoco hace milagros. La primera temporada nos deja con un cliffhanger interesante, pero ¿tendrá Another Life otra oportunidad para explorarlo?