Antes que lleguen los zopilotes, el regreso del realismo mágico mexicano
¿De qué se componen los sueños? ¿De qué se compone la realidad? Estas dos preguntas oscilaban en mi mente mientras veía esta película que me llevaba y traía desde el cine clásico mexicano hasta el más onírico de los sueños donde habitaban películas buñuluescas. Este escenario mental se vio aturdido por dos personajes más: La Tuza y Luvina. Dos mujeres que habitan en realidades personales totalmente opuestas pero coincidiendo en el mismo punto convergente dentro de un universo entre la realidad y la fantasía.
Antes que lleguen los zopilotes de Jonas N. Diaz, es difícil de pensarla porque un trabajo tan complejo requiere de un análisis a la par. Lo primero que pensaba eran los universos de Rulfo y Luis Buñuel que convergían en la esquina con Río Hondo o María Candelaria. Una película que mezcla emociones con un estilo cinematográfico hecho a mano con su textos personales y sociales que si se pone atención se leen en la primera: feminismo, machismo, roles de género, libertad y expresión sexual. Sería cercenar la historia al encajonarla en solamente un concepto porque aunque puede aparentar ser una película de época, se construye de forma que aborda temas universales que antes no se hablaban.
La época de oro del cine mexicano fue hace mucho tiempo. EEUU había entrado en una recesión económica bastante compleja y con ello las producciones hollywoodenses se detuvieron. México fue receptor de inversión norteamericana en términos de cine. Sí, la época de oro, de esa que nos jactamos tanto se la debemos a nuestros vecinos del norte.
Ahora, nuestro cine tiene más identidad propia que antes y ese cine rural por el cual nos caracterizábamos sirven como grandes cimientos para lo que tenemos ahora. Lo que tenemos hoy en cuanto a cine nacional es variado: cine comercial con comedias románticas, comedias situacionales, sátira política y comentarios político sociales. ¿Buenas o malas? Eso lo decidimos subjetivamente los que apreciamos el arte del cine.
También tenemos obras autorales que funcionan para un público que pide otra cosa. Tampoco se excluye a nadie, pero regularmente los públicos tienen muy fijos sus perfiles cinematográficos. Una obra cinematográfica es tan abstracta como se pueda ser y también tiene los significados que nosotros les queramos dar.
Ganadora a Mejor Ficción Mexicana en el Guanajuato International Film Festival“Antes que lleguen los zopilotes” de Jonás N. Díaz es triple joya del cine mexicano contemporáneo. Emula con sus blancos y negros ese misticismo que hemos perdido y las memorias de las letras de Juan Rulfo.
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