Es siempre una buena noticia cuando Wes Anderson, el director oriundo de Texas y seis veces nominado a los premios de la Academia, nos entrega una de sus nuevas creaciones. En este 2023 algo agitado (guerras, huelgas, un planeta en ebullición) llegó Asteroid City, el último filme de Anderson en el que sus tópicos y obsesiones de siempre salen a relucir en medio de un elenco plagado de estrellas y de recién llegados.
Asteroid City, la última invención de Wes Anderson dentro de la última invención de Wes Anderson, dentro de…

“Asteroid City no existe. Es un drama imaginario creado expresamente para esta transmisión. Los personajes son ficticios, el texto hipotético, los eventos una fabricación apócrifa. Pero juntos presentan un recuento auténtico del trabajo interno de una producción teatral moderna”.
Así comienza Asteroid Ctiy, la nueva película de Wes Anderson, de la mano de un Bryan Cranston en blanco y negro, en una simulación de pantalla de televisión que, pareciera ser, va a contarnos los eventos que se precisan para llevar adelante una obra teatral: desde el proceso de escritura, pasando por el hallazgo de los actores, hasta sus dramas internos, sus búsquedas personales y más. Sin embargo, como en toda película de Wes Anderson, esa primera línea de argumento no es la única. Así como vemos cómo se crea una obra para ser transmitida en televisión, también vemos la obra en sí, quizás sin título, quizás también llamada “Asteroid City”, todo balanceándose entre el blanco y negro y un desierto híper saturado que parece un set con efectos prácticos y actores que interpretana actores que interpretan personajes acartonados que, a su vez, se balancean entre la humanidad y una única dimensión.

Dentro de esa segunda línea de argumento, la obra en sí, nos encontramos en la llamada Asteroid City, una pequeña urbanización en el medio del desierto de tan solo 87 residentes, un restaurante, un hotel y, en el fondo, un cráter donde alguna vez ha caído un meteorito. Es allí donde el elenco coral que siempre ilumina las películas de Wes Anderson se encuentra y, de algún modo, se encierra. La convención para las mentes brillantes (llamadas “Junior Stargazers / Space Cadets”) ocurrirá en este pequeño poblado, a los pies del gigantesco cráter, lo que provoca la reunión de niños especiales (cuándo no, en un filme de Anderson) junto a sus familias disfuncionales.
Los principales son Augie Steenbeck y su hijo Woodrow, interpretados por el ya clásico Jason Schwartzman y el más nuevo Jake Ryan, quienes llegan allí luego de la muerte de la madre de Woodrow (y sus tres hermanas menores, que también los acompañan). El duelo, que deberán procesar en medio de esa convención ya que Augie mantuvo la muerte de la madre en secreto, con sus cenizas escondidas en un Tupperware, se reflejará de diferente forma en cada uno de los miembros de esta familia.
Por otro lado, quienes también llegan a Asteroid City son la estrella de cine Midge Campbell, interpretada por Scarlett Johansson, junto a su brillante hija Dinah (Grace Edwards). Padre y madre e hijo e hija formarán unos vínculos particulares, donde cada uno encontrará algo que le estaba faltando.

Pero eso no es todo, claro. Esa convención de niños brillantes (que reúne a otras familias particulares, como la de Clifford y su padre, interpretados por Liev Schreiber y Aristou Meehan, en la que el niño siempre busca que alguien lo desafíe a romper las reglas) se verá interrumpida por la aparición de un alienígena que provocará la intervención del ejército y una cuarentena forzada que dejará a todos estos personajes tan especiales interactuando dentro de una ciudad mínima.
Con guiños a la ciencia ficción de los años 50 y el tono ya característico de Wes Anderson, Asteroid City funciona como una muñeca rusa: una historia dentro de otra historia dentro de otra historia. ¿Es acaso la nueva película de Anderson una reflexión acerca del proceso creativo? ¿Habla del duelo y del amor y de la soledad? ¿Es una historia de ciencia ficción? Sí. A todo.

Siendo esta la onceava película de Anderson como director, su técnica, ya reconocible para cualquiera que guste un poquito del cine, está sumamente pulida. Su obsesión por poner de manifiesto los artificios del arte, por los colores híper saturados y por los personajes algo robóticos y los niños brillantes que son casi adultos no falta tampoco aquí, en Asteroid City. Quizás por eso, para algunos, este filme se vuelva algo cansino. No hay nada nuevo aquí para ver: más del viejo y entrañable Wes Anderson, que ha llevado su estilo hasta el extremo.
Para los fanáticos, en cambio, es esa exacerbación del estilo, ese profundizar hasta la obsesión en su forma y en sus tópicos, será puro deleite, como lo fue para mí. Asteroid City es visualmente imponente, con un elenco de estrellas que deja sin aliento y en el que todos ya saben a qué van, cómo mover a sus personajes para que encastren perfecto en esa realidad aumentada que se propuso allá a lo lejos en el tiempo, cuando soñaba todavía con su segundo filme, Rushmore, este director tejano. La banda sonora, por otro lado, otro de los pies sobre los que se apoya la obra de Anderson, tampoco decepciona: está compuesta de 17 canciones de country que sonaron en 1955, año en el que se desarrolla la historia.
No sé si Asteroid City es mi película favorita de Wes Anderson (difícil para mí soltar a The Royal Tenenbaums), pero sí siento que es un filme que disfrutaré más con cada vez que lo vea, algo que suele sucederme con la obra de Anderson. A cada rewatch, se le encuentran nuevos matices, nuevos guiños del guion, nuevas significaciones.
Creo que Asteroid City crecerá con el tiempo, por lo que espero con ansias la llegada de la película al streaming, así como también los próximos proyectos de un director que no por nada se ha ganado el mote de “autor”.