Cinco elementos que hacen de Avatar: El Camino del Agua una película que debes ver en cines

Avatar: El Camino del Agua está cerca de cruzar los 2,000 millones de dólares en taquilla mundial, o es probable que cuando leas esto ya lo haya hecho, logrando romper la barrera para que una película de esta escala y con un presupuesto de casi 500 millones de dólares pueda considerarse un éxito.

Pero a pesar de lo que dicen los números, hay quienes no entienden el fenómeno de esta saga que con solo dos películas es más exitosa que muchas otras. Incluso podríamos aventurarnos a decir, que ahora tiene más valor que la última trilogía de Star Wars, y sí estoy hablando de negocio, y no de su calidad narrativa. Dejando de lado esas competencias, en este artículo quiero puntualizar lo que yo pienso es parte del éxito de esta secuela. El conjunto de todos estos elementos hacen que El Camino del Agua sea un espectáculo imperdible que debes vivir en salas de cine, y quien quita que con esto algún escéptico o desinteresado por la película tenga curiosidad de verla.

Incluso si no viste la primera Avatar, o recuerdas muy poco de ella, El Camino del Agua se encarga de que eso no sea un problema para cualquier espectador, y es ahí donde logra la conexión con todo el público, porque decide partir por lo sencillo para presentar una historia para toda la familia, que se cuenta a partir de la relación familiar de Jake y Neytiri, quienes han formado una familia, los Sully. Cada uno de los seis integrantes logrará reflejar a alguien de tu propia familia.

Trece años pasaron entre la primera película de Avatar y El Camino del Agua, y así como la tecnología que usamos día a día (televisores, computadoras, celulares, etc.) ha evolucionado a pasos agigantados, las cámaras y los programas para la creación de efectos especiales lo han hecho. Desde el primer cuadro en pantalla se nota que estamos ante un gran avance, y más cuando esta se ve en 3D. La profundidad de campo, que es el gran secreto para poder apreciar este formato, es aún mejor de lo que ya nos habíamos sorprendido en 2009.

Pero también los colores del mundo de Pandora y sun naturaleza son más vivos, adiós quedó la oscuridad. Si tuviste la oportunidad de ver el reestreno de Avatar que se dio en septiembre del año pasado, y ahora ves El Camino del Agua serás un privilegiado en tener más fresco el recuerdo para comparar y confirmar la evolución tecnológica.

Desde la primera vez que conocimos Pandora, la historia nos dejó en claro que los Na’vi vivían para proteger la naturaleza del planeta que habitaban, el cual estaba lleno de flora y fauna que sorprendía al espectador. Pero en El Camino del Agua todo va más allá, como ya se nos había prometido, y explorar el mundo acuático es una experiencia única, y hasta un tanto real. La tecnología ayudó para que las tomas bajo el agua se viesen como si todo fuese real, sin poner en duda la existencia de cada una de las especies que vemos.

Sé de antemano que una de las principales críticas que se la ha hecho a El Camino del Agua es su “inexistente” historia, o lo que muchos también dicen que es casi una copia calca de la primera entrega. Yo me sumé a esos comentarios, pero más allá de ello, me atrevo a resaltar que esta vez el mensaje que hay detrás de su historia, que es bastante similar también al de la película original, tiene más fuerza al comunicarse.

Como anécdota personal, basta con recordar como en la sala donde vi la película, una chica sufría en un momento específico que tenía que ver con los Tulkun, las gigantescas criaturas marinas que son parte importante de la trama. James Cameron lo tiene claro, su apuesta por Avatar es demostrar como el ser humano está acabando con el mundo que vivimos, siendo nosotros los exterminadores de nuestra propia existencia.

Si eres o no fan de James Cameron, pero si has visto alguna de sus famosas películas, Titanic y Terminator 2: Judgment Day, por ejemplo, verás muchas escenas que te recordarán a memorables momentos de estas películas. Son tan obvios, que si los conoces, será imposible no señalarlos. Y a pesar de la obviedad, Cameron logra insertarlos de forma natural dentro de su misma trama, por lo cual están lejos de verse como momentos gratuitos. La verdad es que si yo tuviera la oportunidad de autohomenajear mi trabajo previo, también lo haría.