Vivimos en una actualidad en la que inevitablemente el mundo, a través de la unión, fuerza y voz (refiriendo al levantamiento del feminismo) ha señalado y ha hecho visible el problema del machismo, de los comportamientos violentos en contra de la mujer, de la nula justicia, la incoherente justificación a los microcomportamientos tóxicos y la poca atención que se emplea por parte de nuestra sociedad para erradicarlos. Sin importar la circunstancia, artes, cultura, país o tiempo, es fundamental tocar los temas centrales para concientizar, visibilizar y combatirlos de manera más urgente. Es por eso que el argumento que emplean en la nueva versión de Black Christmas (Negra Navidad), acerca de esta lucha, de la impunidad en la mayoría de las violaciones, del control insulso del hombre para dominar a la mujer y de la separación de clases y géneros, se torna en una sólida base para incursionar con temas sociales prioritarios dentro del género de terror.
Como lo hicieron las cintas homónimas de 1974 y de 2006, Black Christmas nos lleva a conocer a un grupo de universitarias que se ven envueltas en una serie de asesinatos que rodean a su fraternidad. Riley (Imogen Poots), es la encargada de encontrar la verdad detrás de tanto misterio.
Dentro de los puntos fundamentales es que el guión está concebido y estructurado por Sophia Takal, la propia directora, junto con la guionista April Wolfe, dos increíbles mujeres que han incursionado dentro del cine de conciencia y de templanza sobre las cuestiones políticas y sociales que se viven en determinada actualidad. De ahí el hecho de que en esta reinvención se tome con naturalidad la urgencia de poner sobre la mesa y de atacar de manera frontal los problemas con respecto a la perspectiva de género, misma situación que está tomando un extraordinario impulso y que cada vez se arriesga más en cuanto al tipo y estilo de historias que lo conllevan en su narrativa, adentrándose en rubros poco o nada explorados, como en este caso un slasher que se aleja del convencionalismo de la mujer en apuros y muestra la unión y solidaridad de un conjunto para derrocar al enemigo en turno. Palabras importantes a mencionar, paridad de género, algo que destaca en esta producción.
La actuaciones, siendo encabezadas por la querida dentro de la escena hollywoodense Imogen Poots, se complementan con la empatía e inocencia de Aleyse Shannon, Lily Donoghue y Brittany O’Grady, entre otros actores más, apartado que permite tener dentro de la pantalla grande a diversos personajes con opiniones y conversaciones contrarias, visiones distintas que chocan y emplean fundamentos que nutren el pensamiento y el sentimiento del espectador. Dicho sea de paso, enriquece en cuanto a la humanidad de cada uno, brindando nuevos tópicos a tomar en cuenta para la formación de un criterio propio con respecto a esta lucha por la igualdad y equidad de género.
Pero...
Aunque el argumento es importantísimo y fundamental de exponer, Sophia Takal desatinadamente lo echa todo por la borda al realizar una ejecución pobre, con cero inteligencia y tacto. No encontró la forma y la visión para plasmarlo de manera consciente y adecuada. Desde los ángulos y los encuadres que poco nada benefician a la historia o a los personajes, restando a la tensión construida, pasando por la fotografía descuidada, con una mezcla y ambiente tristísimo que desencaja con unas actuaciones que dejan mucho que desear, utilizando un ritmo en la cinta que cae en el tedio y lo incongruente, por demás de predecible, sin impacto e incluso en lo burdo e hilarante por su extraña realización.
Cada concepción de esta película está erróneamente visualizada, tanto la estructura y construcción para proyectar la importancia de la lucha de género, como la manera en la que se descubre y se hace frente al enemigo de las heroínas, que dicho sea de paso, entrega una de las escenas finales más inverosímiles del año. La manera en la que se desenvuelve el misterio, las desapariciones y la trama, carece de energía y empatía. La cinta no plasma de manera adecuada el esfuerzo y la labor realizada hasta el momento por los grupos de activismo y feminismo que fervientemente lucha en contra de la opresión y para erradicar el machismo dentro de nuestra sociedad.
En resumen
Black Christmas decepciona y da tristeza, primordialmente por lo trascendental de su argumento que se queda en una poderosa intención pobremente ejecutada