Hoy llega a los cines una de las secuelas más esperadas del año: la continuación de la historia de Black Panther: Wakanda Forever (Pantera Negra: Wakanda Por Siempre). La cinta de Ryan Coogler tenía varios zapatos muy grandes que llenar: es la culminación de la Fase 4 del MCU, un homenaje a la memoria de Chadwick Boseman y pone las bases para la siguiente Fase del Universo Marvel, además de ser la conexión con la mitología prehispánica.
¿Lo logró? Lamentablemente no.
La película comienza con un gran homenaje a T´Challa (Chadwick Boseman), donde vemos sus últimos momentos (con él fuera de cuadro todo el tiempo), su funeral y el efecto que tiene en su hermana Shuri (Letitia Wright) y su madre, la reina Ramonda (Angela Basset). Sí: Shuri será la protagonista y ella cargará con el peso dramático de toda la historia.
Ryan Coogler impregna cada cuadro con el sentido homenaje a Boseman, lo que dota a la película de un toque de nostalgia que podrá sacar las lágrimas de los espectadores más sensibles. A partir de ahí, se trata de presentar un cúmulo de historias y de temas que se amalgaman a lo largo de sus casi 3 horas de duración, cosa que la hacen sentir sobrecargada, descuidada y simple, con cabos resueltos con poca imaginación y poca eficiencia narrativa. Y es que a falta de Chadwick Boseman, no hay ningún personaje que sea rescatable para que el espectador se pueda identificar; solo Namor de Tenoch Huerta, pero es el villano. El tratamiento que recibe el personaje de Huerta hacia el final derrumba todo lo construido para volverse otra película más de Marvel con enemigos desechables que desaparecen al final de sus historias.
A pesar de todos los errores que tenía el T’Challa de la primera parte, que era demasiado perfecto y carente de debilidades humanas, estaba muy bien personificado por Chadwick y al final le perdonabas sus defectos. En Wakanda Forever ese personaje no existe. Al contrario, en esta entrega tenemos a Shuri, un personaje que se supone que ha evolucionado de ser la adolescente rebelde, superinteligente y visceral para convertirse en una adulta que madura por las perdidas que ha sufrido en su vida. Sin embargo, Shuri no logra conectar con la audiencia y las decisiones que toma a lo largo de la cinta se vuelven desesperantes.
El enorme guion está lleno de ideas y temas por todos lados. Los dos reinos, el de Wakanda y el de Tolokan, en lugar de luchar contra el enemigo común, los que andan detrás del preciado vibranium, se enfrentan entre sí. Mete con calzador el tema de la aniquilación de los indígenas en la conquista. Presenta los personajes de la próxima serie de Marvel titulada Ironheart y además a una nueva Pantera Negra. Demasiado para una película, por eso algo tenía que fallar.
En el rubro de las actuaciones, al tener tantos personajes, la mayoría se deslucen, pero se deben resaltar las de Tenoch Huerta, Lupita Nyong’o y Angela Basset. Los demás son talentos desperdiciados.
En cuanto a la acción, hay escenas muy impresionantes, pero en su mayoría se sienten vacías sin la chispa de humor y de talento físico que había en los duelos de Chadwick en la primera parte. Ese talento coreográfico y físico ha sido reemplazado por espectacularidad. La pelea final es impresionante por la cantidad de actores involucrados en la pantalla, pero carece de ese toque artesanal que la haría distinguirse de todo lo demás.
En conclusión, Black Panther: Wakanda Forever (Pantera Negra: Wakanda Por Siempre) es una película mediocre, monótona hasta el cansancio, perdida entre tantos temas que no logra desarrollar ninguno apropiadamente. A pesar de tener chispazos de crítica social y política, estos se quedan ahí a medias, como chistes sin un remate que los haga funcionar.
Mientras que la primera parte era una gran voz acerca de la identidad afroamericana; la inclusión de los pueblos indígenas americanos se siente derivativa, forzada y simplista. La presentación de Namor es buena, pero sus motivaciones y métodos dejan mucho que desear, una oportunidad desaprovechada. A pesar del grande esfuerzo de Coogler para escribir y desarrollar esta cinta, se siente sin dirección, sin evolución, como una repetición de lo que funcionó en el pasado.
Black Panther: Wakanda Forever (Pantera Negra: Wakanda Por Siempre) tiene un gran corazón, pero le falta cerebro. Es un desfile de personajes, historias y anécdotas que nunca terminan de cuajar y que se quedan en intentos fallidos.