Blade Runner es la película que mejor interpela a la realidad de ser humano - Spoiler Time
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Forma parte del Especial Ridley Scott

Blade Runner es la película que mejor interpela a la realidad de ser humano

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Blade Runner nos acercó a la conversación de las inteligencias artificiales, y por eso la celebramos.

En la Grecia Antigua las máquinas hechas por dioses o humanos excepcionalmente talentosos a menudo engañaban a la gente haciéndoles creer que los androides eran reales. Para muestra sobra un botón: ee cuenta que el rey Nabis de Esparta poseía una versión robótica de su esposa, con el pecho adornado con clavos de manera secreta. Esta máquina se utilizaba para abrazar a los ciudadanos que lo desobedecían, con la carne atravesada por las armas ocultas. Por otro lado, en la China del Siglo X A.C. el inventor Yan Shi creó un autómata que parecía tan humano que hizo que el rey de turno enfureciera. Luego, el monarca supo la verdad y se maravilló ante esta máquina que incluso tenía órganos mecánicos.

En todos los períodos de la historia, las “cosas humanas” han sido imaginadas como entidades que ponen a prueba o definen el sentido contemporáneo del valor humano. Siempre nos hemos preguntado si todos los humanos son realmente lo que parecen ser, llevando así hacia el análisis de qué hace que un ser humano sea humano.

Lo más emblemático de Blade Runner de Ridley Scott de 1982 es la prueba Voight-Kampff administrada por los agentes del orden de la película, incluido Rick Deckard, interpretado por Harrison Ford. La serie de preguntas de la prueba ficticia está diseñada para separar a los humanos de los replicantes provocando una respuesta fisiológica que indique empatía. Solo los verdaderos humanos, no los replicantes, sienten esa emoción. Deckard debe ocuparse de los replicantes que empiezan a desobedecer órdenes. Él y otros agentes utilizan la prueba para decidir si retirar, o mejor dicho matar, o no a los replicantes. Estos androides rebeldes no solo representan una amenaza para los humanos, sino que en el mundo de la cinta no tienen ningún derecho legal a protección.

Hoy, con el avance de la inteligencia artificial, lo expuesto sobre Blade Runner lleva a una pregunta crucial: ¿quién o qué se considera humano, especialmente en un mundo de tecnología avanzada?

Blade Runner toma la posta de esa pregunta que, como visité en el primer párrafo, inquieta al ser humano desde que dejó su lugar en las cavernas. Y no es que la cuestión pasó de mitos y leyendas a la más pura ficción. La filosofía moderna también se hizo eco de la diatriba a este tema tan peculiar.

René Descartes, filósofo francés del Siglo XVII, trabajó el tema con mucho ímpetu. Lo interesante es que su frase más famosa la repite uno de los replicantes de Blade Runner: pienso, luego existo. Descartes sospechaba que algún día podría ser necesario comprobar si algo era humano o máquina. “Si existieran máquinas que portaran imágenes de nuestros cuerpos y fueran capaces de imitar nuestras acciones en la medida de lo moralmente posible, aún quedarían dos pruebas muy seguras para saber que, por lo tanto, no son realmente hombres”, afirmaba Descartes. El filósofo hasta llegó a crear sus propias pruebas, mismas que se basaban en la capacidad lingüística y la flexibilidad de comportamiento.

En Blade Runner los replicantes hablan y se comportan igual que los humanos, lo que significa que pasarían las pruebas de Descartes. Pero hay otra razón por la que Deckard lucha por refutar su humanidad: los replicantes también tienen recuerdos implantados.

Los replicantes hablan y se comportan igual que los humanos, lo que significa que pasarían las pruebas de Descartes. Pero hay otra razón por la que Deckard lucha por refutar su humanidad: los replicantes también tienen recuerdos implantados. John Locke, filósofo inglés del Siglo XVII, dictó que lo que da a una persona un sentido de sí misma es la continuidad de sus recuerdos. El cuerpo humano cambia con el tiempo, pero los recuerdos permanecen y ofrecen la base para una identidad propia, estable. Cada cuerpo es una historia es sí misma; en el caso de Blade Runner, entonces, los replicantes son seres humanos.

Mi última afirmación es certera ya que las emociones en sí mismas nunca serán una prueba perfecta de la humanidad. Pensemos en los los sociópatas: piensen lo que piensen, se comporten como se comporten, también son humanos. Y no solo eso: hay una cadena aspiracional que nunca se corta. Blade Runner lo deja muy en claro en el caso del replicante Roy Batty, interpretado por Rutger Hauer. Roy siente emociones humanas, tiene aspiraciones, pero salta la banca al tener raciocinio: no tiene esperanza de vida como los humanos, es consciente de que, al igual que los otros replicantes, ha sido construido para morir, y eso lo enfurece.

Blade Runner es solo una película y los humanos todavía no hemos conseguido crear replicantes. Pero hemos logrado, como ya he marcado, muchos avances en inteligencia artificial, desde automóviles autónomos que aprenden a adaptarse al error humano hasta redes neuronales que discuten entre sí para volverse más inteligentes. Por eso, las preguntas que plantea la película sobre la naturaleza de la humanidad y cómo podríamos tratar a los androides tienen importantes implicaciones en el mundo real.

Es importante científicos y filósofos trabajen juntos para entender las implicancias del avance de la tecnología. Pero nosotros, como público, debemos reflexionar sobre las repercusiones de este tipo de tecnología. Blade Runner nos acercó a esta conversación, y por eso la celebramos.

Video
https://www.youtube.com/watch?v=OL5dD-EwcaU

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