Britney Spears, el contrapunto cultural total del entretenimiento femenino - Spoiler Time

Britney Spears, el contrapunto cultural total del entretenimiento femenino

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Britney, nuestra heroína favorita, la representación definitiva del ir y venir de la lucha de la mujer en la actualidad.

¿Quién no conoce a Britney? Amada, odiada, vapuleada, adorada, santificada Britney Spears. La cantante (a veces actriz) nacida en Mississippi, Estados Unidos, es un ícono innegable de nuestra era. ¿O debería decir de nuestras eras? Porque Britney lleva levantando su imperio desde hace más de dos décadas y, como tal, ha sabido cambiar y modificarse para mantenerse siempre vigente.

En Britney Spears, desde sus comienzos en The Mickey Mouse Club y su debut con el hitazo Baby One More Time hasta el movimiento de liberación en torno a ella, el famoso #FreeBritney, podemos ver cómo el entretenimiento ha ido cambiando y dándole nuevos roles a las mujeres dentro de la industria.

Dos trenzas. Pompones. Uniforme de colegiala. Un baile hipnótico en los pasillos de una escuela. Nadie que haya crecido en los 90 puede olvidarse de esa imagen. Esa es Britney, la primera Britney que vimos, la niña de aproximadamente 18 años que se convertiría en un éxito mundial, en la joven por la que suspirarían miles de personas y a la querrían copiar otras tantas. Detrás, una infancia donde los juegos se mezclaban con las clases de danza, gimnasia, canto y el coro de la iglesia.

A fines de los 90 y a principios del 2000 Britney sacudía las pantallas del mundo con sus movimientos pélvicos, con sus trajes cada vez más reveladores, volviéndose poco a poco una femme fatale. Sin embargo, esa niña inocente y un poco campechana, que decía adorar la Pepsi Cola y el pollo frito, no podía durar.

Como sucedió con tantas otras actrices y cantantes (sin ir más lejos, Marilyn Monroe), Britney fue saliéndose de control. El estrés de una vida en el ojo público y la necesidad de estar siempre rindiendo cuentas por sus apariciones terminaron quebrando a la chica de las dos coletas y pompones blancos. Era sencillamente imposible mantenerse siempre a la altura de los estándares que la sociedad de consumo y del espectáculo le demandaban y le demandan a las mujeres.

Así llegó la Britney que tantos otros recuerdan: la Britney modelo 2007, con la cabeza rapada y la furia contenida contra los paparazzi y con ella, tan solo unos meses después, la conservaduría de la que recién se libraría en este 2021, 13 años más tarde.

Britney, que representaba el poder femenino, el alcance que una artista mujer podía alcanzar a nivel mundial, que nos exhortó a trabajar, “b*tch”, si queríamos conseguir los lujos que ella tenía, se encontraba aplastada por la bota de un sistema judicial y patriarcal que le había dado todo el poder a su padre para disponer de sus bienes, de su carrera y hasta de su libre albedrío. Acusada de demencia, como tantas otras mujeres son acusadas de locas, o demasiado sensibles, o lo que sea, Britney fue metida en una jaula. Una mujer, supuestamente demente, que fue explotada durante 13 años por un simple episodio en su vida (y vaya vida, vaya momento estresante entre un divorcio y la muerte de un familiar cercano) en el que perdió el control.

Fuente: Hulu

Y así y todo, Britney sigue siendo la princesa del pop. Britney sigue siendo la única que puede pararse al lado de Madonna, la reina del pop, y no avergonzarse. A pesar de la bota que pisó su cuello durante 13 años siguió sacando discos, siguió rompiendo récords, siguió inspirando a miles de jóvenes a trabajar por sus sueños (b*tch).

Por eso no extraña cuando vemos documentales que retratan su caso, como Framing Britney o Britney vs. Spears, como un ejemplo de lo que es la cultura del entretenimiento (machista). Si incluso a una superestrella todopoderosa como parecía ser Britney Spears pudieron mantenerla prisionera durante 13 años, ¿qué nos queda al resto?

Fuente: Netflix

Ahora Britney está libre y, más que nunca, reclama su posición de líder y símbolo para miles de mujeres en el mundo. No hay nadie en la industria del entretenimiento como ella. Amada Britney, santificada, femme fatale, trabajadora nata, ella es lo que todas queremos ser: un éxito que ha sabido sobreponerse a lo peor y que nunca ha temido salirse del molde, aunque la acusaran de demente y quisieran mantenerla prisionera y silenciada. Britney es libre. Y eso es todo lo que todas queremos ser, libres.

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