Mucho más que música en la segunda parte de este anime

Uno de los regalos que Papá Noel Netflix nos trajo en las últimas Navidades fue la segunda parte de Carole and Tuesday, el anime de Shinichiro Watanabe y el estudio Bones que homenjea a la música con la historia de estas dos chicas de orígenes tan diversos pero que, de algún modo, se encuentran y logran lanzar su carrera como músicas de la mano de Gus y Roddy, sus fieles compañeros y amigos, en un mundo futurista, ubicado en Marte.

Mientras que en la primera entrega tuvimos a nuestras queridas Carole y Tuesday luchando por convertirse en artistas reconocidas, en esta segunda parte ya las vemos mucho más consagradas, tras haber llegado a la final del reality show Mar’s Brightest, que nos recuerda a tantos realities de talentos que vemos en televisión.

Siendo ya más conocidas, el objetivo de Carole y Tuesday cambia: ahora deben concentrarse en producir un disco, sin caer en las manos de compañías poderosas y comerciales, que intentan apropiarse de sus talentos y sus libertades. Para eso, Gus será su guía, quien terminará poniéndolas en contacto con un mítico y retirado productor.

Por su lado, Angela también debe ocuparse de continuar su carrera, pero a diferencia de las dos amigas, ella sí será presa de la parte más vil y explotadora de la industria de la música, lo cual terminará llevándola hasta la perdición.

Como si esto fuera poco, Carole and Tuesday se mete también con una temática muy actual y relevante: la discriminación. De la mano de la madre de Tuesday, quien se está postulando para presidente, podemos ver discursos xenofóbicos a la orden del día y las chicas, y la mayoría de los artistas que van encontrando en su camino, deberán elegir de qué lado de la vara pararse.

La lucha por los derechos de la minoría y por la convivencia pacífica con el diferente terminará dando a luz los famosos minutos milagrosos que la voz de Gus viene anunciándonos desde el primer episodio: Carole y Tuesday son las gestoras de un evento que reúne a una gran cantidad de estrellas para cantar en contra de la discriminación.

Esta segunda parte es, sin dudas, mucho más oscura que la primera. Mientras que en los primeros episodios teníamos todas las aventuras de Carole y Tuesday, sus enredos y sus torpezas, aquí veremos la parte más negativa de la industria musical, así como también discursos políticos peligrosos que, lamentablemente, conviven con nosotros a diario. Además, Carole por fin sabrá algo más de su familia y su pasado, Tuesday sufrirá por amor, Ertegun quedará en bancarrota y mucho, mucho más. El plato fuerte es, para mí, Angela, esa joven artista que siempre ha estado a merced de las cámaras y los flashes y que, poco a poco, irá dándose cuenta de que eso no siempre es positivo.

Con su segunda parte, Carole and Tuesday cierra su historia (aunque continuará en nuestras mentes, como bien dice la placa de despedida) recordándonos el poder que tiene la música (y, por qué no, el arte) para cambiar el mundo.