Tras su tercera temporada, ¿supera la serie a los videojuegos? - Spoiler Time

Tras su tercera temporada, ¿supera la serie a los videojuegos?

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La tercera entrega no es lo mismo que el videojuego Castlevania III: Dracula's Curse. ¿Mejor o peor?

Había una vez una familia de antiguos guerreros que generación tras generación adquirieron las habilidades y sabiduría necesarias para derrotar y regresar al infierno a Vlad Tepes, Drácula… una y otra, y otra vez. El antagonismo entre los Belmont y el Señor de la Noche (no hablamos de Batman :P) dieron fama inmediata a la saga Akumajō Dracula en el glorioso Nintendo Entertaiment System allá en 1986. Y acá (occidente), habría nacido la saga Castlevania.

Un segundo juego (no tan afortunado) llegaría en 1987, y luego el más glorioso de aquella era en el albor de la NES, en el año 1990. Y justo en ese Castlevania III: Dracula’s Curse se basó el arco central de la serie a la que Adi Shankar y Warren Elis darían vida en forma de serie animada (NO ES anime, por más que lo asegure Netflix, porque no es de manufactura japonesa), misma que se centraría para el público adulto que fue niño cuando salieron los juegos y que terminó casi como el videojuego con la temporada 2Entonces… ¿para qué una temporada 3 y por qué todo parece indicar que habrá una cuarta?

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Tras ver los 10 episodios recién estrenados en Netflix, te decimos por qué consideramos que el equipo Frederator/Powerhouse y Shankar Animation han logrado SUPERAR lo que la desarrolladora de videojuegos Konami hizo con una saga que, hoy por hoy, es legendaria.

Entonces, ¿para qué una tercera entrega?

Francamente, pensábamos que Ellis y Shankar se limitarían a hacer un enorme salto del tiempo y contar los eventos del videojuego Castlevania: Symphony of the Night, que en 1997 reinventaría no solo el género, sino que crearía uno nuevo en la primer consola PlayStation. En esa historia, Alucard es el protagonista, codeándose con otro Belmont (Ritchter) y regresando a Castlevania para enfrentar a su resucitado padre… aunque con un par de giros muy interesantes. ¡Pero no! El equipo tuvo la bendición de Konami para crear una historia completamente nueva, respetando elementos base de la saga (recuerden que se “pidieron prestados” personajes como Isaac y Hector, pertenecientes a Castlevania: Curse of Darkness de 2005 y esta tercera al genial Conde St. Germain), pero además introduciendo nuevos y un arco tan siniestro y profundo que pondría a dudar hasta el mismísimo Lestat sobre la naturaleza real del vampiro.

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Lo que la hace superior

Lo más sobresaliente de esta temporada es la forma en la que se profundiza en los personajes, algo que si bien creativos como Hideo Kojima han demostrado que se puede hacer en un larguísimo videojuego, es toda una proeza lograrlo en una entrega que en total dura unas 5 horas.

Introducir personajes secundarios tan simples como un capitán, una vieja loca solitaria o un simple mercader que dan lecciones de vida y cátedras de buenas actuaciones (tanto en inglés como en español) es algo sencillamente extraordinario. Warren Ellis mantiene el universo consistente pero lo expande en una forma impresionante, dándose el lujo de pequeños easter-eggs a otras sagas de Konami, como Metal Gear (¿sí lo vieron?).

La música de Trevor Morris ya era sobresaliente en la primera temporada, pero en esta tercera logra dar una identidad propia a la serie en sí más que buscar imitar a la saga, la cual presume de los mejores scores en la historia de los videojuegos (reto difícil).

Lograr todo esto, conjugado con una animación mucho mejor lograda que las dos anteriores combinando –hábil aunque de forma aún imperfecta– el CGI con la animación tradicional consigue por fin ponerse “al tú por tú” con auténticos anime basados en videojuegos que han pasado sin pena ni gloria, francamente.

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Hay que decir que ese cuarteto de reinas vampíricas es genial –con una hermosa y letal Lenore que simplemente ha arrebatado el corazón de los fans– y el arco de Alucard es tan triste como realista, considerando la crueldad humana que hizo de su padre un Drácula sin piedad. Esta fórmula, vista en sagas como The Walking Dead y The Last of Us, deja patente una vez más que los monstruos más temibles somos nosotros mismos, la raza humana.

En lo mejorable, sigo pensando que el lenguaje soez es totalmente innecesario en una época donde sencillamente no existían esas palabras. No necesitábamos tampoco una prueba tangible de bisexualidad en Alucard, personaje que sencillamente no refleja eso –ni lo requiere– en la saga de juegos (su asexualidad lo hace único e inalcanzable). Ese climático con dos grandes batallas con armas… y en la cama fue un tanto extraño.

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Y así, el siniestro cliffhanger en el que queda la serie –con un Alucard seducido por la crueldad de su padre y un dúo Belmedes/Belmont menos crédulo de los humanos– deja para mucho más. A mi en lo personal, como fan desde cero de los videojuegos y la serie misma, dar un par de temporadas más antes de adaptar la tan codiciada sinfonía de la noche es lo que espero. Pero bueno, a esperar.

Mientras tanto, no se pierdan POR NADA Castlevania en Netflix.

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