¿Por qué Desafiantes sigue siendo el mejor partido cinéfilo de este 2024? - Spoiler Time
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¿Por qué Desafiantes sigue siendo el mejor partido cinéfilo de este 2024?

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No podemos dejar de pelotear esta maravilla de cinta.

Desde que estrenó, tenía muchas ganas de ver Desafiantes, especialmente, porque el tenis ha sido una de mis grandes pasiones a lo largo de los años. Estaba emocionada por ver si el director de Llámame por tu Nombre, el italiano Luca Guadagnino, y la brillante Zendaya (Duna), quien también debuta como productora, podían lograr un ace cinematográfico. Sin embargo, en lugar de un emocionante juego de pelota, me encontré atrapada en un partido largo y deslucido. Challengers resultó ser como un saque débil, incapaz de pasar la red.

Eso sí, no hay fallos en cuanto al juego desplegado por los actores Josh O’Connor (La quimera) en el papel de Patrick, Mike Faist (El Club de los Vándalos) en su rol de Art, y Zendaya como la entrenadora Tashi. Todos ellos ofrecen un rendimiento excepcional en la cancha cinematográfica. Son verdaderos maestros en sus puestos, incluso enfrentándose a un guion, de Justin Kuritzkes, repleto de saques rutinarios y devoluciones predecibles. Todos le dan un toque de chispa, cierta emoción y mucho calor a esta telenovela con dos hombres y un destino: Tashi.

Challengers: un partido de tres

La película sigue a los tres tenistas protagonistas. A través de flashbacks, el largometraje narra 13 años en lo que este trío ha estado conectado. Art y Patrick eran amigos inseparables de la Universidad y aspiraban a convertirse en tenistas de élite. Desatan una obsesión enfermiza por Tashi, lo que, inevitablemente, despedaza su amistad.

Tashi es implacable, una estrella fuera y dentro de la cancha, que se aprovecha de su inigualable belleza para jugar sucio y hacer lo que quiere con sus monigotes Art y Patrick. Sin embargo, una lesión en la rodilla le arrebata su vida, el tenis, por lo que pasa al plano de entrenadora.

El largometraje se va tejiendo en este vaivén de viajes al pasado y presente, donde Art tuvo un futuro más prometedor con varias victorias en el Grand Slam y su trofeo más preciado: casarse con Tashi. A su ex amigo, sin embargo, le ha sonreído la derrota durante todos estos años, pero no se rinde ni por conquistar la cancha y, por supuesto, a Tashi.

De hecho, la película arranca con el torneo regional Challengers, al que Tashi anotó a su marido tras verlo desmotivado. La sorpresa llega cuando descubre que su principal rival es Patrick, quien da continuidad al triángulo amoroso, entrelazado con la metáfora del tenis, que tanto resalta Tashi: “El tenis no es solo golpear una pelota, también es una relación”. En Challengers, el juego se convierte en un duelo entre el deseo y la pasión, ilustrando cómo, aunque los personajes no lo admitan, ambos aspectos están en juego en la misma cancha.

Una pista desbordada de talento

Los tres protagonistas ofrecen interpretaciones de alto calibre, cada uno destacando en su propio camino. O’Connor encarna a un jugador cuya arrogancia le juega en contra, mostrando una competitividad desmedida en la cancha, pero una entrega dubitativa en otros aspectos. Por otro lado, Faist representa a un tenista más experimentado y ambicioso, cuya sensibilidad contrasta con su egoísmo latente. Zendaya, en su papel de Tashi, provoca una aversión insuperable; es despreciable y la actriz logra encarnarlo de tal manera que nos lleva a aborrecerlo con maestría.

La genialidad de este filme-pese a que no fue santo de mi devoción- radica en la forma en que aborda el erotismo sin recurrir a la explicitud. La tensión sexual se manifiesta de manera palpable, y Guadagnino opta por eliminar muchos diálogos, permitiendo que los gestos hablen por sí solos y transmitan un deseo ferviente, que atraviesa la pantalla. Esta decisión audaz nos invita a explorar las complejidades del deseo humano a través de una mirada más íntima y visceral.

Valoración de Challengers

En este partido complejo, la tensión inicial está a flor de piel, donde cada movimiento promete emociones intensas y expectativas crecientes. Sin embargo, conforme avanza la trama, el ritmo se ralentiza, al compás de este trío. Lo único que aviva la intensidad es la música techno de Trent Reznor y Atticus Rose, todo un saque de adrenalina con sus pulsantes ritmos y melodías electrizantes, que se roba el protagonismo y pasa a ser un elemento vital de la trama. Lo que, en definitiva, nos mantiene despiertos en Challengers.

Video
https://www.youtube.com/watch?v=-2N3hmRmwHQ

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