En la industria cinematográfica mexicana es muy recurrente el apartado que versa sobre la migración de ciudad, muy en específico cuando se trata de la decisión que toma una persona originaria de la Ciudad de México de irse a alguna ciudad de provincia para madurar y conocerse durante un corto periodo de tiempo o incluso tomando ejemplos de personas de otros países que llegan a la magna ciudad mexicana para sortear la vida como tal. De una u otra manera, y globalmente, es un tópico siempre interesante y difícil de reinventar, involucrando además la consolidación de metas y anhelos personales. Sin embargo, cuando a dicha concepción le agregas algunos toques muy especiales como el tener a un personaje colorido y “bien” junto con la personificación de lo que representa un “regio” hecho y derecho y el factor enriquecedor del empoderamiento femenino, pues origina que alguien como Ricardo Cucamonga creara en 2004 a su emblemática Cindy la regia en historieta, producto que llega por fin a la pantalla grande de la mano de una intrépida Cassandra Sánchez-Navarro. Complementando a Cassandra encontramos a Regina Blandón, Martha Debayle, Giuseppe Gamba, Diana Bovio, Nicolasa Ortíz Monasterio, Isela Vega, Diego Amozurrutia, Mayra Batalla, Marianna Burelli, Enoc Leaño, Carlos Gatica, entre otros.
La cinta dirigida por Catalina Aguilar Mastretta y Santiago Limón, nos lleva a conocer Cindy, la niña más exclusiva, digamos, de San Pedro, Monterrey (que no es decir poco); una risueña regia que siempre tuvo el deseo de casarse y tener la vida perfecta, pero cuando su novio (un verdadero partido) le propone matrimonio, ella lo rechaza y sale corriendo a la Ciudad de México, donde nuevas amistades y caminos inesperados le enseñan que hay mucho más en las posibilidades de su vida y su talento de lo que ella misma se imagina.
Uno de los mayores aciertos de esta película, sin duda alguna, es la de la elección de la actriz mexicana Sánchez-Navarro, pues el personaje originado de la mente de Cucamonga está trazado justamente para ella, para su físico, su desenvolvimiento, su pensamiento y su corazón. Se adueña de maneras insospechadas y da vida a una propia y alucinante Cindy, quien enamora con su irreverencia, inocencia y personalidad atrapante, brindando, de forma pura y respetuosa la oportunidad de apreciar la idiosincracia de los habitantes de Monterrey, algo que pocas veces ha sido explorado en la industria mexicana. Pero no solo es el hecho de que Cassandra encuentra la tonalidad perfecta para su personaje, sino que está dulcemente acompañada por un elenco en total sintonía y compromiso, lo que permite disfrutar a un Giuseppe alejado del estereotipo de galán de telenovela, si no que muestra a alguien bohemio, en armonía interna; Regina Blandón que representa digna y fascinantemente a la comunidad LGBT+ junto con Nicolasa Ortíz Monasterio; Diana Bovio y Roberto Quijano son el factor extravagante, seguro de si, despreocupado y adorable; un conjunto basto.
El guión de María Hinojos surca los mares de la comedia pero sin la necesidad de saturar al espectador con comedia barata o sin sentido; entiende a la perfección los elementos que se deben trasladar del cómic y lo hace con creces, pues dota a sus personajes de vitalidad, profundidad y carisma mientras regala el anhelo para que la audiencia comprenda el terror que representa salir de la zona de confort, ir a la aventura, pero también que palpe los triunfos que van intrínsecos a ello, las experiencias de vida. A su vez, se trata con elegancia el choque cultural de Monterrey y la Ciudad de México, utilizando, junto con los directores de la cinta, guiños y toques personales que le dan mucha más identidad y personalidad a su historia, lo que la vuelve única y la catapulta por encima del promedio de producción paupérrimas dentro de la industria del país.
La importancia de Cindy la regia radica en lo ácido de su confección, la sátira que Ricardo Cucamonga impregnó en su incorrecto pero magnético personaje y que en una sala de cine encuentra su libertad y zona de confort para explayarse a sus anchas, de forma divertida, pura y enamoradiza. Una visión que pese a los años que han transcurrido desde su origen, se siente muy presente y fuerte.
Pero...
No hay peros que valgan: esta producción mexicana es una verdadera bocanada de aire fresco de la industria del cine mexicano para este comienzo de 2020.
En resumen
Cindy la regia es una apuesta arriesgada que rompe todos los paradigmas de los prejuicios hacia las comedias románticas mexicanas, permitiendo con ello el análisis individual y detallado de cada producción. Brinda los elementos necesarios para empatizar y comprender la importancia de las visiones contrarias, de personajes e historias que salen del molde y que manejan la fuerza y la independencia de la mujer de manera acogedora y carismática. Una joyita probada por su magnifica Cassandra Sánchez-Navarro.