La enemistad entre Johnny y Daniel sube otro nivel y la segunda entrega supera todas las expectativas

Luego de una primera temporada que se llevó todos los aplausos tanto de críticos como de fanáticos del cine ochentero y la tribuna centennial, la gema de YouTube Premium retornó para darnos una verdadera patada en la cara con esta nueva e intensa entrega. La historia de los viejos rivales karatekas Johnny Lawrence y Daniel LaRusso (William Zabka y Ralph Macchio), ahora convertidos en senseis de sus propios dojos, continúa con otro capítulo cargado de emoción, acción y una combinación de drama y comedia en su justa medida que deja en claro una cosa: Cobra Kai es mucho, pero mucho más que una secuela de Karate Kid.

Lejos de intentar refritar el argumento del icónico filme de 1984, la segunda temporada juega con los saberes, los prejuicios y las contradicciones de ambos protagonistas y cómo esta enemistad ha influenciado para bien y para mal a sus alumnos, llevándolos a una lucha descarnada y totalmente evitable. Porque más allá de la nostalgia, Cobra Kai también funciona como un excelente coming of age y en esta continuación son los más jóvenes quienes dan un paso adelante, ofreciéndonos los mejores momentos y enalteciendo el universo de las artes marciales.

Es tiempo de karate y desde It’s Spoiler Time lo sabemos. Es por ello que en esta nota analizamos todo lo que nos dejó la segunda parte de este drama transgeneracional que sin duda cuenta con los ingredientes necesarios para convertirse en una futura serie de culto.

Tras la sucia victoria de Miguel (Xolo Maridueña) en el campeonato de All-Valley, que llevó al joven alumno de los Cobra Kai a enfrentarse con nada menos que Robby Keene (Tanner Buchanan), el hijo de su sensei, ahora Johnny se ve obligado a modificar aquel espíritu despiadado que caracterizó al dojo desde su antigua fundación. Después de mucho tiempo, el matón de Karate Kid ha comprendido que el lema de “Golpear primero. Golpear más fuerte. Sin piedad”, puede conducir al triunfo solo si se pierde el honor, y es por esto que decide comunicárselo a sus discípulos con el fin de redimirse de sus actos del pasado. Sin embargo, y aunque Miguel parece dispuesto a continuar con el camino de deconstrucción, la mayoría de ellos ya se han transformado en unos verdaderos bullys del secundario y no será nada fácil deshacerse de las reglas impuestas.

Ante el violento panorama que viven los estudiantes, Daniel no está dispuesto a quedarse de brazos cruzados. Es por eso que junto a Robby y su hija Sam (Mary Mouser) abre el Miyagi-Do Karate, una nueva escuela inspirada en la filosofía milenaria de su maestro, el entrañable Señor Miyagi, que promueve las artes marciales como forma de autodefensa. Pero los métodos pedagógicos de Daniel, marcados por la meditación y el famoso “encerar-pulir“, resultan incomprensibles para los adolescentes que terminan siendo seducidos por los encarnizados combates de Cobra Kai.

La primera temporada había finalizado con un emocionante cliffhanger que mostraba el regreso del sensei John Kreese (Martin Kove), el verdadero villano de la saga de Karate Kid. Por supuesto, sabemos que Johnny nunca olvidó los crueles tratos de aquel ex soldado de las fuerzas militares que rompió su trofeo de segundo puesto del campeonato de All-Valley y hasta intentó estrangularlo. Sin embargo, Kreese ahora aparece ante sus ojos como un anciano indefenso y caído en desgracia que busca el perdón de Johnny, al mismo tiempo que desea aportar sus conocimientos en el karate para preparar a los nuevos Cobra Kai. No bastará mucho tiempo para que el antiguo sensei comience sigilosamente a desplazar a Johnny, impartiendo a los alumnos sus más sádicos métodos para evitar convertirse en niños débiles y sentir misericordia por su adversario.

“No existen los estudiantes malos, sólo existen los malos maestros”, expresaba el Señor Miyagi, quien para alivio de Kreese esta vez no podrá detener su maquiavelico plan.

En sintonía con los tiempos actuales, la nueva temporada de Cobra Kai también ofrece un destacado lugar a sus personajes femeninos. Desde el inicio de la ficción hemos estado esperando ver a Sam LaRusso en acción y el resultado final ha sido más que satisfactorio. La hija de Daniel ha terminado su relación con Miguel tras el violento proceder del joven contra Robby en el campeonato de karate y ahora está lista para hacerle frente a los matones de su colegio a través de las enseñanzas de su padre. Pero a pesar de ser una adolescente con una moral elevada, sus impulsos agresivos parecen salirse de control con la llegada de Tory (Peyton List), la nueva alumna de los Cobra Kai, una chica insurrecta e implacable a quien la vida no le ha resultado tan fácil como a Sam.

Y si hablamos de mujeres con personalidad fuerte, no podemos dejar de nombrar el desempeño de Amanda LaRusso (Courtney Henggeler), la esposa de Daniel, quien esta temporada ha debido cargar con todo el peso de conducir la exitosa empresa familiar de automóviles. Si hay algo en lo que Daniel se destaca es por ser un hombre equilibrado, pero lo cierto es que la apertura del Miyagi-Do ha ocupado casi la totalidad de su tiempo, ocasionando fuertes discusiones con su socia y haciendo que el matrimonio entre en crisis. Aunque Amanda intenta lo imposible por lograr la reconciliación entre su esposo y Johnny, cuando la rivalidad entre los dojos sobrepasa todos los límite es ella quien decide dar punto final al asunto.

A pesar de que Johnny es el personaje que más ha crecido a lo largo de la serie, cuestionando sus modos de relacionarse e intentando aplicar una enseñanza más humana y responsable, a veces termina fallando aunque busque hacer lo correcto. Algo parecido ocurre con Daniel, cuyos prejuicios sostenidos por su pasado adolescente acaban por distorsionar la realidad y lo llevan a tomar resoluciones apresuradas. Ambos senseis han perdido el control de la situación y las víctimas colaterales no son otros que sus propios estudiantes.

Indefectiblemente, la guerra se desata entre los adolescentes y el colegio es el elegido como campo de batalla. Personajes como Hawk (Jacob Bertrand), quien esta temporada logra un mayor desarrollo, demuestran que la consigna de “Sin Piedad” ha cruzado todos los límites, incrementando la violencia incluso ante un oponente como el neurótico Demetri (Gianni Decenzo), que solo puede correr por su vida. Por otro lado, los celos también se suman al combo de locura y destrucción y tanto Robby y Miguel como Sam y Tory se enfrentan en un duelo descarnado donde no existen más reglas que vencer y sobrevivir.

Las devastadoras consecuencias del enfrentamiento entre los dojos rivales ha llevado a Johnny a renunciar a todo aquello que había logrado conseguir desde la reapertura de Cobra Kai. El derrotero de Lawrence parece ir derecho a su antigua vida, entregado al alcohol para olvidar un lamentable pasado que lo ha condenado a la soledad. Sin embargo, tanto él como Daniel saben que los Cobra Kai en manos de Kreese podría conducir a un destino aún más sangriento.

A pocos segundos de dar por finalizado el último episodio, una importante notificación llega al teléfono móvil descartado por Johnny y algo nos dice que podría ser la clave para cambiar su rumbo. ¿Lograrán Johnny y Daniel unir fuerzas en pos de un bien común? Sin duda, esta historia ha sembrado todos los caminos para que así se resuelva en un tercer acto que seguramente termine por coronar la serie.