Los colombianos se quejan BASTANTE de la serie y te lo demostramos

Mientras millones de personas en todo el mundo esperan ansiosamente la próxima temporada de Narcos, un país y su gente no estaban tan interesados en que se cuente, en sus primeras dos temporadas, la historia de Pablo Escobar, uno de los narcotraficantes colombianos más grandes de la década de 1980. Ese país es Colombia y sus ciudadanos son los que pegaron el grito en el cielo. Luego de sufrir como pueblo durante 24 años, no entienden que el capo narco haya sido nuevamente el centro de atención.

A pesar del gran éxito del programa, muchos colombianos de alto perfil (entre ellos ex el presidente Juan Manuel Santos) se han manifestado en contra. Aquí te dejamos 8 cosas sobre las dos primeras temporadas de Narcos que preocupan y decepcionan a los colombianos.

En sus dos primeras temporadas Narcos juega fuertemente con los estereotipos comunes de los colombianos: la mayoría de los personajes colombianos son criminales, policías corruptos o mujeres sexys que intentan salir adelante, y el programa no muestra a los colombianos cotidianos o cómo los eventos del programa los afectaron. Esto ha hecho que muchos colombianos de todo el mundo sean juzgados de acuerdo con estos estereotipos estrechos.

Los escenarios que vemos en las dos primeras temporadas nos muestran una Medellín que parece más un campo de batalla que una ciudad. Y eso es un error. Hoy en día, la ciudad es un próspero espacio, una capital de la moda y los negocios y un modelo para la urbanización. Incluso fue nombrada Ciudad innovadora del año por el Wall Street Journal en 2013. Todo ese progreso se está ignorando. 

Cuando los colombianos piensan en Medellín, la segunda ciudad más grande de Colombia y la ciudad natal de Pablo Escobar, escuchan un fuerte acento, el paisa. En Narcos 1 y 2 Escobar es interpretado por el actor brasileño Wagner Moura, quien, aunque intentó el acento colombiano, no lo entendió del todo. No se detiene ahí: la esposa de Escobar (interpretada por la actriz mexicana Paulina Gaitán) tiene un fuerte acento mexicano; su socio comercial Gonzalo Rodriguez Gacha (Luis Guzmán) y su rival Jorge Ochoa (André Mattos) también son interpretados por no colombianos.

Muchos de los personajes y eventos clave de las dos primeras temporadas del programa difieren mucho de la realidad. El cuñado de Escobar, por ejemplo, fue presentado como un miembro clave del cartel, mientras que el hombre real no estaba involucrado criminalmente y trabajó como arquitecto. Además, muchas vidas importantes y muertes en el show fueron inventadas de alguna manera.

Narcos se cuenta desde el punto de vista de Steve Murphy, un oficial de la Agencia Americana de Control de Drogas (DEA) en una misión para encontrar y derribar a Pablo. En ese momento, Escobar no era el único problema de Colombia, sino que también estaba tratando con la guerrilla, los paramilitares, el Cartel de Cali y más, pero Narcos presenta la idea y la imagen de que Pablo y su cartel estaban dirigiendo el país, cosa que no es en absoluto cierta. Esta versión americanizada mezcla verdad con ficción para agregar drama y mantener a los espectadores enganchados, pero la narrativa irresponsable agrava a una cantidad de colombianos, ya que muchos de los que ven el espectáculo creen que es la representación del país.

Relacionado a lo anterior, debemos decir que como la historia del programa es desde el punto de vista de un oficial de la DEA de los EE. UU., se sigue el cansancio del agente rubio que siempre es el mejor y que cree que puede salvar al país de sí mismo, mientras que, de hecho, algunas de las acciones de Estados Unidos para ayudar a Colombia empeoró el problema. Cuando los estadounidenses estaban presentes en el país en ese momento, fueron los colombianos quienes finalmente tomaron las decisiones y derrotaron a Escobar, pero esta parte de la historia se ha reducido.

Más en la segunda que en la primera temporada, Narcos ha usado la imagen de Escobar como una figura poderosa en varias campañas de marketing tanto en las redes sociales como en grandes campañas de vallas publicitarias (una campaña de Navidad en Madrid, España, presenta la línea “Oh, blanca Navidad“, una referencia ligeramente velada a la abundancia de drogas en Colombia). Según estadísticas más del 80% de los colombianos se han visto directamente afectados por las acciones de Escobar: más de 4 millones de colombianos fueron desplazados por su cartel o por la violencia consiguiente, y la guerra contra las drogas mató a más de 3.000 civiles.

No es un ejemplo para glorificar, ¿no?

La televisión colombiana está llena de telenovelas sobre Escobar, como El Capo y El Patron del Mal (espectáculos sobre temas similares que a veces se llaman narconovelas), así como varias películas que cuentan su historia desde diferentes puntos de vista. Es la misma historia violenta y llena de tragedia. Entonces, cuando Netflix anunció Narcos, muchos colombianos pensaron que realmente la originalidad no existía.