Coraje, del homenaje actoral hasta la catarsis familiar
La vida es un círculo en el cual nacemos, viajamos y al final morimos. Lo que pasa en ese viaje muchas veces nos sorprende y no porque aunque todo es el anuncio de una tragedia anunciada, tratamos siempre de remendar todo lo que se pueda para por lo menos pasarla bien en este viaje. La vida se divide en varios niveles: la familia, lo personal y lo profesional. Siempre nos moveremos dentro de estos micro círculos en los que nos vemos envueltos y entonces de pronto estos círculos comienzan a mezclarse unos con otros porque lo personal afecta lo profesional y la familia visita lo personal y sí, a veces todo es un caos.
Coraje de Rubén Rojo Aura cuenta la historia de Alma (Martha Aura), una actriz de teatro experimentada que ahora que su hijo que vivía en España ha regresado, comienza a voltear su vida de cabeza. Sus tres círculos de vida comienzan a mezclarse y para ella, uno a uno a derrumbarse. Su pérdida paulatina de la vista y la falta de apoyos financieros al grupo de teatro en el que ha estado toda comienzan a amenazar su estabilidad.
Coraje es de esas películas que te sorprenden por la sencillez con la qué simplemente existen y la complejidad narrativa con la que te envuelven en su historia. Rubén Rojo Aura comienza en o voz en off con un diálogo que da a entender que esto es una anécdota de la vida real que dialoga con el documental para luego, en un juego complejo de narrativa cinematográfica, ficcionar la vida de su madre y contárnosla con maestría técnica y emotiva.
Martha Aura se interpreta a sí misma con Alma y bajo su propia piel, Alma complejiza a Martha en muchos niveles al vivir experiencias de vida que bajo la piel de solo Martha, serían completamente abrumadoras y, comentaba párrafos arriba que la vida se dividía en círculos distintos: Rubén complejiza estos círculos dentro de un leguaje narrativo a modo de meta historia familiar en la que nos cuenta una emotiva y por momentos oscura anécdota filial entre una madre y su hijo.
Rubén también hace que su hermano Simón Guevara se interprete a sí mismo en Alejandro como un hombre maduro que está tratando de reconstruirse cada día a pesar del evidente alcoholismo del cual no puede salir. Así la dinámica familiar entre ellos tres, Rubén detrás de la cámara, llega a una culminación estremecedora con una escena donde gracias a este ejercicio complejo de narrativa, rompe la cuarta pared para entrar en el plano con su madre y hermano en un fuerte abrazo familiar que sanará algunas fisuras filiales.
Coraje es en apariencia una película sencilla pero conforme avanza la historia y sus personajes se desenvuelven, la forma de narrar dialoga por momentos con el documental y la ficción aumentada al romper la realidad de su personaje principal, Alma, a la vida de su actriz, Martha. No me pregunten cómo pero, Rubén lo hace con una soltura técnica que solamente lo había visto en el cine de Pedro Almodóvar con Dolor y Gloria, a ese nivel se encuentra este joven realizador.