Del Norte de Europa para el mundo: cómo fue que la mitología nórdica invadió nuestras pantallas
Hay una época, creo yo, en la infancia de cada uno de nosotros en la que nos obsesionamos con la mitología. Esto debe relacionarse, intuyo, con la necesidad de encontrar respuestas al mundo que nos rodea, lo cual es a grandes rasgos el objetivo de la mitología, si la entendemos como un conjunto de historias que los pueblos se contaban, allá a lo lejos en el tiempo, para explicarse su propia existencia y la de todo aquello con lo que entraban en contacto.
Entre las mitologías que nos obsesionan siempre se destaca la griega, claro, quizás la más popular y difundida, o tal vez la egipcia, pero desde hace un tiempo para acá hay otra que ha empezado a crecer: la mitología nórdica. Quizás porque Thor es uno de los personajes principales del MCU, quizás porque en un mundo globalizado empezamos a ampliar nuestras fronteras de conocimiento, o tal vez porque la mitología nórdica, algo brutal desde sus comienzos, tiene mucho para sorprender, pero lo cierto es que las historias donde aparecen Odín, Thor, o se menciona el Vallhala, son cada vez más.
La mitología nórdica está unida al cine desde muy temprano: ya en 1924, Fritz Lang, el célebre cineasta austríaco detrás de clásicos como Metrópolis, ya había llevado a la pantalla grande una adaptación del Cantar de los nibelungos, un cantar de gesta que reunía algunas de las leyendas y mitos de la cultura germánica más populares y que también había sido convertido en ópera por Richard Wagner.
Fue allí, en las películas que Fritz Lang escribió con su esposa, Thea von Harbou, donde comenzaron a arraigarse algunas de las ideas que se mantienen hasta hoy respecto a la mitología nórdica: la importancia del heroísmo y la imposibilidad de escapar al destino, la brutalidad de sus batallas, la presencia arrolladora de las valquirias y la majestuosidad del Vallhala.
Sin embargo, Lang no fue el único que puso manos a la obra con este cantar de gesta. El anillo de los nibelungos tuvo muchas más adaptaciones a lo largo de los años, la mayoría alemanas, pero incluso en un anime tan popular como Saint Seiya podemos encontrar trazos de esta mitología: la serie japonesa llevó a sus caballeros de bronce a Asgard en su quinta temporada, estrenada en 1988, a pelear contra Hilda, a quien el anillo de los Nibelungos volvía una villana y quien era defendida por guerreros como Siegfred (la reencarnación del mítico héroe que luchó y mató al dragón Fafner) e incluso Thor, que se basa en el dios del trueno o Fenrir, quien tiene una particular historia con los lobos.
Claro que, actualmente, cuando pensamos en mitología nórdica y cine y televisión, lo primero que se nos viene a la cabeza es el Universo Cinematográfico de Marvel.Thor, el personaje que encarna Chris Hemsworth, es uno de los Avengers originales y con él ha llevado al cine (y luego a la pantalla chica) muchísimos aspectos de la mitología de la que proviene. Marvel no se ha limitado a presentarnos a Thor nada más: con él, conocimos a Odín, su padre, a Hela, su hermana (aunque en la mitología sería más bien una sobrina), a las valquirias y, por supuesto, a Loki, quien quizás hasta sea más popular que el mismísimo dios del trueno.
Los personajes creados por Marvel incluso conservan algunos de los aspectos más básicos de los dioses mitológicos: no me refiero a obviedades como el martillo, sino a cuestiones intrínsecas de la personalidad. Así, Thor es un guerrero protector, que busca, valga la redundancia, proteger los mundos que considera que están bajo su manto, mientras que Loki, su hermano (adoptado, claro), comienza como un villano, ya que en la mitología se lo considera como el origen de todo fraude y corrupción e incluso el responsable del fin del mundo, llamado Ragnarok.
Si bien los dos personajes han crecido y se han modificado a lo largo del tiempo, mientras que en Thor solo vemos una humanización de su personalidad (ya no es el dios intocable que cae en la Tierra en aquella película de 2011), en Loki los cambios son mucho más profundos: del villano principal en The Avengers, el filme del 2012, al protagonista que vemos en la serie que regresa esta semana a Disney+ hay un abismo. Loki, con sus tretas, sus mentiras y su moralidad dudosa, ha dejado atrás su etapa de villano para convertirse en el antihéroe más querido de todo Marvel.
El MCU, sin embargo, no es el único actualmente que bebe de la mitología nórdica. En los últimos 10 años hemos visto proliferar series como Vikings, el drama histórico creado por Michael Hirst que nos sumerge de lleno en la época donde estos mitos y estas leyendas eran palabra santa, pero también otras más cómicas, como Norsemen, que hace lo mismo que Vikings pero que abandona la épica guerrera de los vikingos para mostrar los aspectos más ridículos y burdos de su día a día.
Incluso en series como American Gods podemos encontrar rastros de la mitología nórdica: el show basado en la novela de Neil Gaiman tiene como uno de los protagonistas a Mr. Wednesday, quien, al finalizar la primera temporada, se revela como el mismísimo Odín, un dios poderoso, algo cruel y que siempre está un paso por delante de todo el resto. Otro gran ejemplo de cómo la mitología nórdica ha invadido nuestras pantallas es Ragnarok, la serie noruega de Netflix que mezcla cuestiones ambientales con la mitología, con personajes que encarnan a los principales dioses que veneraban los escandinavos.
Evidentemente, la mitología nórdica está por todos lados: sus personajes, ya sean esos vikingos conquistadores y guerreros o esos dioses poderosos y crueles que vivían para las batallas, aparecen y vuelven a aparecer en nuestras pantallas, grandes o chicas. Quizás se deba a que hemos agotado otras mitologías más visitadas, o a que tenemos nuevas posibilidades actualmente para imaginar cómo era la vida en esos rincones del mundo. Tal vez, incluso, a la permanencia de esta mitología entre su propia gente: hoy en día todavía hay quienes mantienen rituales que comenzaron hace mucho tiempo atrás. Lo innegable es que ese conjunto de leyendas, de mitos, nos atrae y nos convoca, una y otra vez, para contarnos su visión de mundo.
Uno de los detalles más increíbles de la película que reunió al ícono de Chicago Bulls con las estrellas de los Looney Tunes tiene que ver con la elección del árbitro. ¿Lo habías notado?