Esta ambiciosa e inquietante miniserie de ciencia ficción de Hulu expande espectacularmente nuestra idea del universo

La ciencia ficción televisiva sin duda se encuentra viviendo un gran momento con el reciente estreno de la tercera temporada de Westworld, la serie futurista de Jonathan Nolan y Lisa Joy que en esta entrega se aleja del western para explorar el falso libre albedrío del mundo real y la esclavitud a la que tanto humanos como robots son sometidos por las especulaciones de las empresas tecnológicas. Afortunadamente, no es la única y en estos tiempos de cuarentena acaba de sumarse otro programa casi igual de ambicioso para los amantes de la inteligencia artificial. Nos referimos a Devs, la nueva serie limitada producida por FX para Hulu que toca temas tan interesantes como el determinismo, la ciencia vs. fe y el multiverso.

El visionario director británico Alex Garland (Ex-Machina; Annihilation) se mete de lleno en el universo de las series con esta propuesta escrita, producida y dirigida por él mismo donde explora los complejos y fascinantes alcances de la computación cuántica.

En esta nota, te contamos de qué va esta perturbadora serie que combina Silicon Valley con un oscuro episodio de Black Mirror.

Compuesta de 8 episodios, Devs sigue los pasos de la joven pareja de Lily Chan (Sonoya Mizuno de Ex-Machina) y Sergei (Karl Glusman), una ingeniera informática y un programador ruso experto en inteligencia artificial que trabajan para la millonaria compañía de software Amaya, en San Francisco. Luego de una brillante exposición, Sergei es convocado por el CEO de la empresa, Forest (Nick Offerman de Parks and Recreation), para unirse a una división ultrasecreta de la compañía bautizada como Devs, cuyo objeto de investigación resulta un misterio para el resto de los trabajadores. Las cosas se tornan oscuras cuando, tras su primer día de trabajo en Devs, el joven desaparece sin dejar rastro. A partir de allí, Lily inicia una búsqueda peligrosa con el fin de descubrir lo que realmente sucedió con su novio y qué se esconde detrás de aquel proyecto que la empresa intenta proteger a toda costa.

La serie de Garland se alza como un sofisticado thriller de ciencia ficción con elementos de crimen y espionaje donde la intriga, el drama y la tensión se encuentran a la orden del día. El autor nos da a los espectadores el beneficio de saber de antemano un poco más que la protagonista acerca de la naturaleza de Devs y el destino de Sergei, aunque el misterio principal resulta tan complejo que para comprenderlo a fondo será necesario llegar hasta el final.

El año pasado, la empresa Google fue noticia en decenas de portales de divulgación científica por haber logrado un hito en la tecnológica. A través de una computadora cuántica creada por ellos, la compañía había logrado resolver en segundos una tarea que en un ordenador común le hubiera llevado unos 10.000 años. Una clara demostración de lo que hoy denominamos como supremacía cuántica y que en un futuro no muy lejano podría prever y resolver grandes problemas de nuestra sociedad.

En Devs, la ciencia ficción se adelanta unos cuantos pasos para mostrar lo que podría ser la tecnología cuántica en su máximo esplendor. El proyecto secreto en el que Forest y su puñado de elegidos trabajan es nada menos que una súper computadora capaz de revivir eventos del pasado, así como predecir lo que va a suceder, aquí y en otros miles de universos paralelos. No solo la idea es hipnótica, sino que viene acompañada de una estructura centelleante: el edificio donde funciona Devs, y donde se esconde aquel sistema revolucionario, es una habitación repleta de cobre y sellada al vacío a partir de ondas electromagnéticas por las cuales los visitantes pueden ingresar a través de un cubo flotante. Sin olvidar que antes de llegar allí las personas deben pasar por un bosque repleto de monolitos dorados que nos traen a la memoria el clásico 2001: Odisea del Espacio del maestro Stanley Kubrick. Un diseño de producción virtuoso y a la altura de la filmografía de Garland.

Al igual que en Westworld, la revolución tecnológica en la que trabaja la empresa Amaya abre la puerta a varias preguntas filosóficas en torno a nuestra existencia. La ilusión de libre albedrío que supone el determinismo del universo se hace comprensible a través de este sistema que, de ser posible su funcionamiento, echaría por tierra cualquier tipo de responsabilidad moral, ya que al fin y al cabo los humanos no seríamos dueños de nuestras acciones.

A pesar de lo frío y superficial que pueda parecer el mundo de los programadores, Devs es, ante todo, una serie demasiado humana. La pérdida es uno de los temas centrales de la narrativa y para afrontarla no hay explicación sobre el determinismo del universo y las leyes de la física que alcancen. Tanto la devastada Lily como Forest tienen en común el hecho de seguir aferrados al recuerdo de un ser querido. Lo mismo sucede con Jamie (Jin Ha) el ex novio hacker de Lily, quien aún parece no haber podido pasar de página.

Devs se sirve de prolongados silencios, miradas enajenadas y una parsimonia en su ritmo narrativo que logran conectar de una manera especial con los dramas de cada personaje. La música melancólica y envolvente de bandas como Low y The Insects, y las partituras originales de Geoff Barrow y Ben Salisbury (colaboradores habituales de Garland), también juegan un papel fundamental.

Quienes hayan disfrutado de Ex-Machina, la ópera prima de 2015 de Garland, o incluso de la polémica Annhilation de Netflix, la incursión del cineasta en el formato serie definitivamente no los decepcionará. Una propuesta en la cual el director se mantiene fiel su estética visual refinada y moderna y se toma su tiempo para estudiar como impactan en los humanos aquellas ideas en torno a la tecnología y el universo que tanto le obsesionan. Sin lugar a duda, una las series de género más ambiciosas e hipnóticas de las que hemos podido disfrutar en los últimos tiempos.