El documental es un género maravilloso, capaz de representar un evento inolvidable en la historia de la humanidad y contárselo a una nueva generación, aportar nuevos puntos de vista a conflictos históricos, revelar misterios y crímenes, y darle la oportunidad a una personalidad importante de contar su propia versión de los hechos, de mostrarse como sí misma, entre otras cosas. No obstante, hay algunas producciones que le faltan el respeto al género.
El año pasado vimos Demi Lovato: Dancing with the Devil, la buena docuserie de YouTube sobre la cantante, y les contamos por qué debemos desconfiar de ciertos documentales, ya que ella misma revela que durante una gira musical prácticamente la empujaron a filmar un documental que la mostraba en el mejor momento de su carrera, pero en realidad estaba en el peor. Ella terminó abandonando ese proyecto y años después se propuso a contar su verdad en otra producción, pero no es la única que ha pasado por esto ni mucho menos.
Detrás de Demi Lovato, y de cada personalidad importante, hay un representante y un departamento de prensa y marketing, gente encargada de manejar su imagen pública. Cuando se producen los documentales sobre estas estrellas, ellos tienen una gran influencia sobre lo que se puede mostrar y lo que no, por lo tanto, en varias ocasiones estos proyectos terminan luciendo como si fuesen una publicidad para promocionar al protagonista y no necesariamente se incluye una historia interesante o inédita.
El último ejemplo de este tipo de documentales es Neymar: El caos perfecto, la docuserie de tres partes de Netflix. A ellos nunca les interesó mostrar la verdadera cara de Neymar, solamente lo quieren posicionar como una marca, el mismo padre (que también es su representante) lo da a entender en los primeros minutos del programa. Pareciera como si el futbolista brasileño estuviese contando su vida con sus propias palabras, pero si prestamos atención rápidamente nos damos cuenta de que cada punto levemente polémico o interesante está controlado y no ponen al jugador como comentarista principal de estos momentos.
Aunque se cuenta de otra manera, esto es algo muy similar a lo que pasó con Ronaldo, el documental de HBO sobre CR7. La película parece un reality mal guionado y actuado, solo les interesa mostrar el dinero del jugador, decir que es el mejor del mundo y recordar sus logros, nada más, no ofrece ningún tipo de perspectiva nueva y/o interesante sobre la persona que protagoniza la producción. Hace poco Netflix sacó otro proyecto sobre su novia titulado Soy Georgina, y ya pueden imaginarse de qué se trata…
En definitiva, estos tipos de documentales no son más que una nueva estrategia de marketing y comunicación impulsada por los encargados de cada área relacionada a estas personalidades de la música, la actuación, el deporte y demás. Las grandes marcas como Google, Uber, Coca-Cola y Apple, por ejemplo, también hacen lo mismo con sus empresas.
Como vemos, este es un fenómeno que está muy relacionado a los documentales biográficos, pero no hay que perder de vista que aún existen algunos geniales que sí valen la pena ver, puesto que sirven para mostrar intimidades y un costado desconocido sobre estas estrellas: Amy, Senna, Naomi Osaka, Vilas: Serás lo que debas ser o no serás nada, entre otras.
