Muchas series de televisión son considerablemente largas: La Ley y el Orden, Friends, Grey’s Anatomyy tantas más. Sin embargo, solo una tiene el récord Guiness por ser la serie de televisión de ciencia ficción más longeva, así como también el de la más exitosa de todos los tiempos, y esa serie es, por supuesto, Doctor Who.
Doctor Who, esa joya que es parte indispensable de la identidad británica a la que el mismísimo Steven Spielberg defendió diciendo que, de no existir, haría de este mundo un lugar mucho más pobre, está cumpliendo ¡60! años y es hora de celebrarla también en Spoiler Time.
Corría el año 1962 cuando la BBC comenzó a coquetear con la idea de abrirle un espacio en su grilla a una serie de ciencia ficción. Luego de algunas investigaciones y estudios de mercado, los directivos del canal de televisión llegaron a la conclusión de que el espacio vacío que quedaba entre el programa de deportes Grandstand y el musical Juke Box Jury era ideal para un show del género que fuera entretenido, familiar y educativo.
Sin embargo, crear la historia perfecta no fue nada fácil. Para que Doctor Who viera la luz, tuvieron que pasar muchos meses en los que se produjo un ida y vuelta entre las mentes creativas de la BBC Television y sus directores, tratando de crear el producto ideal. Finalmente, tendría que llegar casi el final de 1963, más precisamente el 23de noviembre de ese año, para que Doctor Whosaliera al aire. Eso sí, algo demorado: el primer episodio de la serie se estrenó algunos minutos más tarde de lo esperado debido a un importante corte de energía en la región, así como también eclipsado por el reciente asesinato del presidente estadounidense John F. Kennedy.
El primer episodio de Doctor Who se tituló An Unearthly Child y quien fue el primero en ponerse en la piel del Doctor fue William Hartnell. El actor, que en ese momento tenía ya 55 años, era más bien conocido por interpretar a personajes rudos, como policías o militares, sin embargo la productora Verity Lambert lo había visto en el filme This Sporting Life y percibió allí la posibilidad de que Hartnell pudiera darle la calidez suficiente a este viajero del tiempo.
Entre los puntos importantes que crearon la identidad del Doctor, tal y como hoy se mantiene, se encontraban las ideas de que fuera un viajero temporal, con muchos años (650, para ser más precisos) pero todavía capaz de asombrarse con el mundo. Este viajero no recordaría exactamente sus orígenes, pero sí sabría que viene de un tiempo de guerra, a la que todavía teme, y viajaría en una máquina del tiempo que se vería pequeña por fuera, pero que dentro sería muchísimo más amplia.
Por supuesto, hoy esa máquina del tiempo, la TARDIS (un acrónimo que viene de Time And Relative Dimension In Space) es uno de los íconos más grandes que existen y su aspecto de cabina telefónica de policía es reconocible en miles. Sin embargo, en un comienzo, ese aspecto no estaba pensado de ese modo. Originalmente, para los creadores de la serie, la TARDIS tomaría la forma de algún objeto de la época que el Doctor visitara. Lamentablemente (¿lamentablemente?), modificar el aspecto de esta máquina del tiempo resultaba demasiado costoso para la producción, por lo que se resolvió que, dentro de la trama de la serie, el circuito camaleónico de la TARDIS estuviera averiado, dejándola para siempre con el look que se convirtió en un distintivo del show.
Desde un comienzo, Doctor Who mostró sus historias en seriales, que desarrollaban una trama en un puñado de episodios para luego pasar a la siguiente. Si bien el primero de estos seriales, An Unearthly Child, no fue un éxito arrollador, para el segundo, The Daleks, que presentaba a los villanos más icónicos del show, la serie despegó y comenzó a convertirse en el clásico que es hoy en día.
Tanto así que, algunos años después, cuando su protagonista, William Hartnell, comenzó a tener problemas de salud que le impedían continuar interpretando al Doctor, jamás se pensó en terminar el show, sino que se buscó el camino para que la serie continuara aunque hubiera que reemplazar a Hartnell. Fue allí, claro, que surgió otro de los conceptos fundamentales dentro del universo de Doctor Who: la regeneración.
La regeneración es el proceso al que se somete el Doctor, este ser alienígena que viaja en el tiempo, cuando el cuerpo elegido se agota o queda mortalmente herido, convirtiéndose en alguien completamente nuevo. Esencialmente, el Doctor es el mismo, solo que con un nuevo rostro y un nuevo cuerpo, aunque, claro, cada actor que ha vestido la piel del Doctor le ha dado sus propios toques.
El segundo actor en convertirse en el Doctor fue Patrick Troughton, que apareció por primera vez en 1966 en el final del serial llamado The Tenth Planet. Luego de tres temporadas encarnándolo, Troughton decidió abandonar el show, agotado del trabajo que significaba protagonizar una serie de semejante calibre, que, vale la pena destacar, tampoco se encontraba en un punto muy alto de audiencia y ya con ciertos problemas presupuestarios.
Doctor Who se enfrentaba entonces, en 1969, a nuevamente un cambio de protagonista, así como también al desafío de volver a enamorar a las audiencias y reducir sus costos de producción. Para convertirse en el nuevo Doctor llegó el comediante Jon Pertwee, que creó a un Doctor mucho más orientado a la acción y que, además, tuvo el honor de convertirse en el primer DoctorWho a color. Para reducir costos, la serie se concentró en la Tierra, aliando al Doctor con una organización militar llamada UNIT que se ocupaba de defender al planeta de las amenazas exteriores.
Luego de Pertwee llegaría quizás uno de los Doctores más recordados, el encarnado por Tom Baker, que se mantuvo como protagonista durante siete años y devolvió al show a la fama que alguna vez había sabido tener.
Los nombres siguieron sucediéndose: Peter Davison, Colin Baker, Sylvester McCoy, Paul McGann. La serie que, como dije antes, había comenzado en 1963, supo capear subidas y bajadas de audiencia, utilizó a su favor los cambios de protagonista, los recortes de presupuesto y las críticas de que no era realmente “un programa para toda la familia”. Doctor Who se mantuvo al aire hasta fines de los 80, volviendo brevemente para un filme en el 96 y luego, para su resurgir en el 2005, iniciando la nueva época de Doctor Who de la mano de Christopher Eccleston.
Por supuesto, el regreso de un producto tan preciado no estuvo alejado de las críticas: los fans tuvieron sus buenas discusiones acerca de si este regreso era fiel o no al producto original, mientras que aquellos involucrados en la producción recibieron quejas y hasta amenazas por lo que estaban creando. A la larga, Doctor Who volvió a probar su valía, ya que desde ese 2005 en el que regresó se ha mantenido al aire, regenerando al Doctor unas cuantas veces y hasta innovando, como lo hizo en el 2018 cuando presentó a la primera mujer Doctor, interpretada por Jodie Whittaker.
No son muchas las series que pueden celebrar 60 años de existencia encontrándose todavía en el aire, y mucho menos siendo absolutamente relevantes, como lo sigue siendo Doctor Who. Este show británico ha formado generaciones y generaciones, que han transmitido el amor por la serie de padres a hijos y se ha vuelto un emblema de la ciencia ficción y de la cultura pop.
Hoy en día, Doctor Who recibe a su decimoquinto Doctor, interpretado por el joven Ncuti Gatwa, quien también romperá algunos moldes: será el primer Doctor negro y, además, nacido en África. Como podría esperarse de una serie que habla de viajes en el tiempo, Doctor Who sí sabe leer las épocas y está preparada para los cambios.
La densidad de A DifferentMan de Aaron Schimberg con la compleja actuación de Sebastian Stan se vuelve una experiencia introspectiva al mismo tiempo que reflexiva. Es un reflejo intenso y oscuro entre el ego y la propia inseguridad humana.