La adaptación de Drácula de Bram Stoker de 1992, dirigida por Francis Ford Coppola, no solo destacó por su atmósfera gótica y su fiel representación de la novela, sino que también fue escenario de tensiones, ajustes creativos, y la intervención de algunas leyendas de Hollywood. Tres editores necesitó el realizador para poder conseguir el resultado que estaba buscando, entre los que estaba Anne Goursaud, que hizo el corte final.
Goursaud vivió uno de los episodios más incómodos: el choque con el ego de Gary Oldman, quien interpretó al Conde Drácula, que terminó con la intervención decisiva de Jack Nicholson. Es que, durante el proceso de edición hubo una escena que terminó eliminada y que a Gary Oldman no le gustó para nada que fuera descartada: una en la que le dice a Mina (Winona Ryder) que es Drácula.
Vale destacar que la edición sufrió varios cambios significativos, algunos a sugerencia de grandes figuras como George Lucas, que recomendó cambiar el final. Otros fueron puramente intuiciones de Goursaud, quien no dudó en defender sus decisiones incluso del propio Gary Oldman.
La situación llegó a un punto álgido en una fiesta previa a los Premios Oscar, organizada para celebrar la nominación de la diseñadora de vestuario Eiko Ishioka. Gary Oldman estaba notablemente molesto. La frustración del actor era evidente para todos los presentes en la fiesta y no dudó en confrontar a Anne Goursaud.
Fue Jack Nicholson, una figura indiscutible y respetada en la industria, que formaba parte del coctel, quien tuvo que calmarle los ánimos a Gary Oldman. “A veces nos arruinan, pero otras veces, nos salvan el culo”, citó Anne Goursaud en una entrevista, donde remarcó que “el rey de Hollywood lo mandó a callar”.
El orgullo de Anne Goursaud: la única película que Coppola jamás reeditó
Francis Ford Coppola es conocido por su obsesión con el montaje de sus películas. Obras como El Padrino y Apocalypse Now tienen versiones de corte del director, y Coppola ha revisitado varios de sus filmes para ajustarlos a su visión original. Sin embargo, Drácula de Bram Stoker es una excepción notable en su filmografía.
La edición que Anne Goursaud entregó para el estreno de 1992 fue tan convincente que Coppola prometió no reeditarla jamás. Goursaud no esconde su orgullo por este hecho. En entrevistas, ha expresado que su enfoque en la película fue darle una perspectiva más “femenina” a la historia, humanizando al monstruo y explorando su vulnerabilidad. y parece que este detalle fue clave para Coppola, quien quedó muy satisfecho con el resultado definitivo.