La serie que hay que ver - Spoiler Time

La serie que hay que ver

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A los tumbos, Edha se hace un lugar en nuestro calendario.

Edha es la primera producción argentina original para Netflix y es, también, un fenómeno en sí mismo que, por más fallas que tenga y que no nos termine de cerrar, hay que ver. Simplemente eso, hay que verlo ¿Por qué? Porque una producción así, a pesar de todos sus errores, es un lujo que no hay que desaprovechar.

Si miramos en retrospectiva, las veces que  hubo otros intentos de series argentinas pasó lo mismo: demasiada exigencia. El rechazo de críticos y público para con Edha también pasa por ahí. Comparamos las producciones argentinas con las de países como España o Portugal, que ya tienen estándares internacionales, y eso las termina enterrando. Así, volvemos a caer en las tiras diarias de siempre. 

Las producciones de España y Portugal, por ejemplo, no nacieron de un repollo, nacieron del apoyo del público… De algún público, porque si nosotros, que somos los que miramos series, no le damos ni una chance y la tiramos abajo solo porque la voz de Juana Viale es un dolor para los oídos… ¿Quién le va a dar una oportunidad? ¿Quién va a volver a tratar de escribir una serie?  

Edha no es buena, para nada, pero es “mirable”. Es recomendable y tiene un nivel de producción que cumple con los estándares internacionales. Eso no significa que deba ser brillante, ni un producto de competición para las series como Las Chicas del Cable o 3%, pedir eso sería ridículo. En Argentina, esta clase de producto, es la primera vez que se hace.

Y como primer producto creo que está bien. Si bien es cierto que Juana Viale es insoportable y su actuación es malísima, por no decir también sus momentos de lectura (porque ni cuando lee en off le sale bien), fue elegida por un motivo y hay una decisión de producción que no tiene que ver con “los mismos de siempre”, sino con que buscaban que el personaje de Edha fuese frío y muestre el poder de la mujer dura y firme, que puede con todo. Algo parecido, si se quiere, a lo que pasó con Natalia Oreiro en Entre Caníbales.

Después el resultado obviamente fue negativo, pero quizás antes de la crítica fácil y el comentario de “son los mismos de siempre”, habría que poder desenredar un poco más la trama de la serie, verla con más análisis, apreciar las imágenes, el guión, la fotografía, la puesta en escena… Todo eso estuvo bien cuidado, y se merece una oportunidad.

Además, a pesar de la pésima actuación de tanto Juana Vaile como Andrés Velencoso, que convirtieron a sus escenas en algo forzado y bastante lamentables de ver, hay otros actores e historias que dan contrapeso a esa falla: Pablo Echarri, por ejemplo, le pone todo lo que Juana no. Tiene un personaje que busca ser odiable pero, como siempre pasa, por ser él, lo terminamos queriendo. Afortunadamente, al final, hacemos bien.

Sofía Gala Castiglione es otro de los personajes que se lleva los aplausos en esta serie, uno de los mejores desarrollados y, sin dudas, de los que mejor nos caen dentro de esta enredadera de personajes nefastos que oculta o, mejor dicho, nos muestra, el mundo de la moda.

La serie busca, justamente, abrirnos paso en este mundo con un caso policial y una suerte de drama romántico entre los dos protagonistas. Más allá de ellos, lo que muestra es interesante de ver, ya que cuenta cómo están relacionadas las cadenas de ropa de diseño con los talleres clandestinos y deja en evidencia cómo funciona esa mafia, mostrando todos sus eslabones: desde el peón que muere en el incendio, hasta la policía que libera la zona, pasando por los fiscales, jueces y abogados que participan de estos operativos.

En ese sentido, Daniel Hendler también tiene una actuación mucho mejor que en otros productos donde lo vimos anteriormente, y escenas que están muy bien trabajadas a nivel guión, fotografía y escena.

Otro tema que trata la serie, no menor porque está más que presente en la sociedad hoy en día, es la trama de Elena, la hija de Edha, interpretada por Delfina Chaves quién también promete muchísimo a nivel actoral. Es, sin dudas, una de las más interesantes, ya que mantiene una relación con el padre de su mejor amiga Delfina, interpretado por Antonio Birabent.
Edha tuvo a Elena con Jáuregui (Pablo Echarri) a los 16 años, pero en su momento mintió para defenderlo, diciendo que le había ocultado su edad. A pesar de esto, Jáuregui la abandonó y no se hizo cargo de Elena hasta el comienzo de la serie.
Pero la trama del abuso de Elena se maneja completamente distinta: su madre la defiende, al igual que su padre, e inclusive su mejor amiga, y ningún personaje culpa a la víctima ante esta situación. El abusador termina perdiendo su trabajo y a su familia. Esto hace que sea una trama, a mi entender, muy interesante para ver y apreciar.

El papel de Flavio Mendoza es otro que destaca. Desde un primer momento llama la atención y tiene una trama con Celia, en donde se puede ver la química que tienen, cosa que la hace interesante, al igual que su carismático patovica, “El Pija”.

De esta manera, empiezan a verse los distintos eslabones en la cadena que propone la serie: desde los costureros de un taller clandestino, hasta los estratos más altos de la moda.

También los diseños hechos por la diseñadora Roberta Pesci son una marca que hace, una vez más, a Edha una serie que, con sus fallos y desaciertos a los que las producciones internacionales no nos tienen acostumbrados, hay que mirar. Aunque sea como una inversión de tiempo a futuro para que las producciones argentinas sigan creciendo.

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