El accidente que cambió la vida de Christopher Reeve, el Superman de una generación
Uno de los Superman más querido y el primero en hacernos creer que, efectivamente, podíamos volar. ¿Qué pasó en 1995?
Superman hay unos cuantos y podemos debatir por horas sobre cuál fue el que mejor hizo su trabajo delante de cámara. Pero lo que no podemos negar es el impacto de Christopher Reeve, el icónico artista que nos hizo creer que se podía volar de verdad. Fue gracias a las películas de Richard Donner lanzadas entre 1978 y 1983 (la tercera, a cargo de Richard Lester), con las que se convirtió en emblema.
La carrera de Christopher Reeve parecía no tener techo. Hasta que el 27 de mayo de 1995, ocurrió una de las mayores tragedias de las que se tiene registro e involucran a una estrella de Hollywood: un accidente que lo iba a dejar para siempre postrado en una silla de ruedas, peleando por su vida.
En 1995, mientras practicaba equitación, Christopher Reeve tuvo un accidente que lo dejó paralizado del cuello hacia abajo. El actor llevaba años formado como jinete y era, podríamos decir, sumamente experimentado en esta disciplina. En ese entonces, participaba en una competición en Virginia cuando su caballo se detuvo bruscamente ante un obstáculo, provocando que el actor saliera despedido hacia adelante.
La caída fue brutal: Reeve aterrizó de cabeza y sufrió una fractura en las primeras vértebras cervicales. Esta lesión lo dejó cuadripléjico, incapaz de moverse o respirar sin asistencia. Fue un accidente que conmocionó al mundo entero. Pero lejos de amargarse por el parte médico, en el que le habían dicho que nunca volvería a caminar ni a recuperar el control de sus extremidades, Christopher Reeve comenzó a apoyar tanto la investigación médica para este tipo de lesiones como la lucha por los derechos de las personas con discapacidad, además de haber creado la Fundación Christopher Reeve a finales de los 90, en pos de su activismo.
Uno de los primeros en acercarse a Christopher Reeve después del accidente que le cambió la vida fue uno de sus mejores amigos, Robin Williams. Capaz de cambiarle el humor a cualquier persona con su presencia, Robin Williams sabía que tenía que hacerse presente en la sala en la que estaba internado su colega.
Por supuesto, fiel al estilo de Robin Williams, la llegada del actor de Patch Adams no iba a pasar desapercibida. Según se supo, apareció disfrazado de médico y le regaló tanto a Christopher Reeve como a los que estaban presentes, una de sus tantas divertidas interpretaciones: se puso en la piel de un “proctólogo ruso”, que no tardó en sacarle una carcajada su amigo de toda la vida.
¿De toda la vida? Sí. La amistad entre Christopher Reeve y Robin Williams nació en los años 70, cuando ambos estudiaban actuación en Juilliard, y rápidamente se convirtieron en amigos inseparables. De hecho, llegaron a compartir un apartamento cuando estudiaban en Nueva York. Una convivencia que los volvió prácticamente inseparables.
Así, animaciones como “La Carga más preciada” de Michel Hazanavicius nos dicen que es nuestra humanidad la que también nos dignifica y, relatos como este nos recuerdan que perderla, sería volvernos indignos de nosotros mismos. ¡Aplauso de pie!
