Hoy se estrena en cines la adaptación de Guillermo Del Toro de la novela de 1946 de William Lindsay Gresham de nombre Nightmare Alley (El callejón de las almas perdidas), misma que fue adaptada por Edmound Goulding en 1947 y que se convirtió en una de las gemas del film noir por la gran interpretación de Tyrone Power. Ahora en 2022, Bradley Cooper toma el estelar.
Stanton “Stan” Carlisle (Cooper) es un personaje misterioso que anda huyendo de su pasado. En su camino se topa con un circo ambulante lleno de freaks, monstruos y magos, pero también se encuentra con la belleza e inocencia de “Molly” Cahill (Rooney Mara), de quien Stan queda completamente enamorado. Mientras se esconde en el circo ambulante, Stan aprende todos los trucos del oficio y se vuelve ayudante de la pareja del alcohólico Pete (Davis Strathaim) y Madame Zeena (Toni Collette), quienes hacen un show de adivinación y clarividencia.
Con la muerte de Pete, Stan decide buscar nueva fortuna junto a Molly en la ciudad, usando el libro de trucos que tomó del lecho de muerte de Pete. Años después, Stan se vuelve el principal show de un prestigioso centro nocturno. Sin embargo, su ambición lo llevará a a unirse con la misteriosa Lillith Ritter (Cate Blanchet) con la que planeará un último truco, engañando a uno de los más peligrosos mafiosos de la ciudad. Stan entrará al callejón de las almas perdidas, del cual es imposible salir. Así se enfrentará al peor freak de todos: él mismo.
Desde los segundos iniciales, nos encontramos ante una de las pesadillas de Guillermo Del Toro. La historia está plagada de simbolismos que se irán cumpliendo a lo largo de la trama con un impecable diseño de producción en manos de Tamara Deverell, una paleta de colores y texturas que de inmediato rinden homenaje a lo mejor de los films noir de la década de 1940. La fotografía de Dan Laustsen, que fue nominado al Oscar por The Shape of Water, es una clara referencia al género mencionado (además de la versión normal prepararon una en blanco y negro que se podrá ver en algunas salas). A esto hay que agregar el score de Nathan Johnson, quien también hizo el de Knives Out y que tiene una gran influencia del cine clásico. Es perfecto para este tipo de cintas.
Aunque en esta ocasión los monstruos que guarda Del Toro en su gabinete no salen a jugar, nos enfrenta a otro tipo de freaks: los que viven en el lado oscuro del alma humana. Para poder lograrlo el director mexicano junta a un cuadro de actores perfecto. Bradley Cooper en su papel de víctima / victimario se convierte en el eje por el cual conoceremos toda la historia, y gracias a su impecable actuación carga efectivamente con el peso de toda la película. La inocencia que transmite Rooney Mara, el objeto del afecto de Stan, contrasta con las imágenes y los personajes del circo de freaks de donde ella parte. Cate Blanchet se convierte en una femme fatale en toda la extensión de la palabra que a través de su impecable actuación nos recuerda a las grandes divas de la década de 1940. A este grupo de actores se unen Willem Dafoe, Ron Pearlman, Toni Collete, Richard Jenkins, Tim Blake Nelson y muchos más. Incluso Romina Power, la hija del actor que hizo de Stan en la versión de 1947, tiene un cameo.
En conjunto, la película funciona como un todo, como un espiral descendente donde Del Toro luce su técnica impecable y llena de detalles que ameritarán un segundo visionado.
Pero...
Del Toro lo dijo en varias entrevistas: “cada vez es más difícil hacer cine para adultos”. Si en Shape of Water logra hacer una fábula fantástica que se cuece a fuego lento, en esta ocasión cocina un fantástico y macabro film noir en dos horas y media que de igual manera se va haciendo poco a poco. El espectador ocasional la encontrará larga y en momentos contemplativa y hasta aburrida, pero es parte de su encanto.
En resumen
Nightmare Alley (El callejón de las almas perdidas) es el homenaje de Del Toro al film noir, una historia clásica que desde el principio apuntala a una tragedia.
Las impecables actuaciones y el diseño de producción tan bien logrados se suman al grandioso score de Nathan Johnson para entregar una historia perfecta donde el monstruo, principal leitmotiv del director, es el protagonista y caemos con él en en este callejón al infierno desde el primer minuto hasta la escena final.
Una de las mejores películas del director, sin dudas.