El cine y la televisión: una manera de lidiar con la muerte

Desde tiempos antiguos una de las obsesiones de la humanidad es la muerte. La mortalidad, esa característica innata del hombre, ha sido desde siempre un temor, una pregunta y una veta de inspiración para las artes.

¿Qué hay después de la muerte? ¿Qué nos sucede a aquellos que perdemos a alguien cercano? ¿Tenemos alguna chance de convertirnos en inmortales? Tanto la literatura, como las artes plásticas y, por supuesto, las producciones audiovisuales han trabajado sobre la mortalidad y nuestras formas de lidiar con ella.

Nunca es fácil hablar de la muerte. Ni hablar de tratar con ella, de la forma que sea, a través de la pérdida de un ser querido, a causa de una enfermedad que nos aqueja o, incluso, cuando un ídolo deja este plano. La muerte nos conmueve, nos aterra, nos hace replantearnos nuestra propia vida. Por suerte, el cine y la televisión han trabajado lo suficiente sobre este tema como para permitirnos reflexionar sobre él o, aunque sea, acompañarnos cuando nos toque de cerca.

Una de nuestras preguntas principales cuando pensamos en la muerte es si hay algo más allá, cuando dejamos este mundo. El cine y la televisión también se han planteado esta pregunta y nos han brindado respuestas para todos los gustos: desde las apariciones fantasmagóricas hasta una idea de más allá tecnológico, más parecido a la nube de internet que a las nubes del Paraíso.

En cuanto a las apariciones fantasmagóricas, hemos hablado mucho de ellas en este artículo, pero para resumir, no siempre cuando hablamos de fantasmas hablamos de elementos terroríficos; es cierto, suelen ser la mayoría, como por ejemplo en la exitosa serie de Netflix The Haunting of Hill House, o en la ya clásica película The Sixth Sense, pero también tenemos fantasmas enamorados, como en Ghost, la película de Patrick Swayze y Demi Moore, o fantasmas amigables como en Casper. Los muertos pueden volver a este plano y no siempre lo hacen por venganza o para atemorizarnos, a veces lo hacen sencillamente porque se sienten solos o quieren protegernos.

Por otro lado, con el avance de la tecnología, el más allá se ha ido modificando. Mientras que en el pasado quizás podíamos ver una idea de Paraíso / Infierno más similar a la imaginada por el poeta italiano Dante Alighieri en La Divina Comedia, ahora el más allá se asemeja más a Internet. Basta ver al celebrado episodio de Black Mirror, San Junipero, para saber de qué hablo, o, también, la excelente serie de Amazon Prime Video, Upload, donde la conciencia del protagonista, que muere en un accidente, es “subida” a un mundo digital donde, de alguna forma, continúa viviendo.

Otra idea diferente sobre el más allá y nuestra visión del Paraíso y el Infierno es la serie The Good Place, protagonizada por Kristen Bell, que nos hace preguntarnos acerca de la altitud moral de nuestras vidas en la Tierra y cómo esta será recompensada luego de nuestra muerte.

Si pensamos en los efectos que la muerte de un ser querido puede tener en nosotros, el cine y la televisión también pueden ayudarnos. Para continuar con las series, una de las que mejor retrata esto es After Life, creada por el comediante Ricky Gervais quien, a su vez, es el protagonista. En ella, Gervais cuenta la historia del periodista Tony Johnson, quien ve su vida completamente transformada luego de que su esposa muerta de cáncer de mama. La pérdida de su compañera de vida hace que Tony se plantee la idea del suicidio, pero a la larga, va encontrando diferentes razones para seguir viviendo.

Black Mirror también habló del duelo, entremezclado, por supuesto, con la tecnología: en el primer episodio de su segunda temporada, titulado Be Right Back, una mujer decide crear una suerte de réplica de su novio fallecido a partir de su huella digital y así sobrellevar mejor la pérdida. Por supuesto, la trama central aquí no es solo la muerte de un ser querido sino también explorar la idea de copiar nuestra identidad a partir de lo que hemos hecho, dicho y compartido en la web.

Por otro lado, la muerte propia también ha sido objeto central de muchas producciones audiovisuales. Ya sea en personajes ancianos, que deciden completar sus sueños antes de morir, como en el filme The Bucket List, o personajes jóvenes a los que la muerte los acecha y deben vivir intensamente los días que les quedan, como en Now Is Good o en la adaptación de la novela de John Green, The Fault in Our Stars.

Incluso en las películas para niños la muerte ha sido un tema fundamental; sin ir más lejos, dos de las últimas ganadoras del Óscar a mejor película animada tratan profundamente este tema: Coco y Soul.

En la primera, un niño viaja al mundo de los muertos para desentrañar su historia familiar y así llegar a conciliar su identidad con los deseos de los suyos, mientras que en la segunda, la muerte sorprende a su protagonista quien quedará atrapado en el “más acá”, demostrándole a un alma sin nacer aún los valores de la vida.

Por supuesto, hay muchísimas más. Yendo algunos años para atrás, otra ganadora del Óscar, Up, también tiene a la muerte como tema central. En ella, su protagonista es un viudo que, tras la muerte de su esposa, decide cumplir el sueño de viajar a las Cataratas del Paraíso, en Venezuela.

La muerte nos obsesiona. Es nuestra gran pregunta sin respuesta. Quizás por eso, desde el arte, y, en especial, desde el cine y la televisión, los grandes realizadores han tratado de esbozar alguna, imaginando lo que nos espera, ayudándonos a lidiar con la pérdida o invitándonos a reflexionar sobre el valor de la vida ante la inminencia de la muerte. A veces solo basta con prender el televisor para encontrar algo de alivio.