Una de las series más importantes del Siglo XXI llegó a su fin y aquí exploraremos justamente por qué se convirtió en uno de los programas más influyentes de las últimas décadas, el antes y el después de TWD, entre otras cosas.
En un artículo anterior, hablamos de cómo The Walking Dead ha impactado el género de zombis de una manera impresionante. De hecho, dejando de lado las películas de George Romero (Dawn of the Dead y Night of the Living Dead), podríamos decir que TWD es la producción más revolucionaria del género de zombis en su totalidad. Pero su influencia en la televisión va más allá de eso.
Cuando hablamos de la historia de las producciones audiovisuales de zombis en un artículo anterior, fue imposible esquivar a The Walking Dead, puesto que fue la primera serie protagonizada por zombis. Los villanos, los protagonistas y las comunidades variaron, pero el único elemento fijo del programa fueron los muertos vivientes. Recién después de su éxito, otros canales y plataformas comenzaron apostar en programas de zombis y también en historias de terror.
TWD ciertamente trajo el género de terror a la corriente principal de la televisión. Si The Walking Dead no inspiró directamente programas de terror como American Horror Story, Bates Motel y la saga de shows de Mike Flanagan en Netflix, por ejemplo, al menos indicó a los estudios que programas de terror como esos tenían una audiencia potencial muy importante. No solo se trata del subgénero de zombis, sino del terror y el suspenso en general.
Además, aunque The Walking Dead no fue la primera serie de cómics convertida en un programa de televisión, ciertamente abrió las posibilidades y dio lugar a programas basados en cómics que no pertenecían a Marvel y DC Comics como Invincible, The Boys, Preacher y The Umbrella Academy.
Pero lo más destacable del legado de TWD es que revolucionó la televisión en una era muy particular de la pantalla chica: The Walking Dead debutó en 2010, dos años después de la llegada de Breaking Bad, tres años luego del debut de Mad Men, un año antes de Game of Thrones y el mismo año en el que se emitió la temporada final de Lost, cuatro de los dramas de televisión más populares de todos los tiempos.
Pero no solo se trata de los programas con los que compitió, The Walking Dead es una serie icónica de esta era porque llegó justo en el momento en el que las plataformas de streaming y las redes sociales comenzaron a explotar. Es decir, vivió “el final” de la televisión por cable, el principio de los servicios de transmisión y todas las turbulencias que eso significó.
TWD logró captar a una audiencia semanalmente y a una que buscaba maratonear todo en un par de días; se mantuvo en la televisión durante más de 12 años, compitiendo contra series generacionales, dominando las redes sociales durante varios años y aportó mucho a la nueva tendencia de buscar material de origen para cine y televisión en los cómics, puesto que el programa de AMC no hubiese existido sin las historias gráficas de Robert Kirkman.
También vale la pena mencionar la diversidad del programa, presentando un amplio abanico de personajes y tocando temas muy sensibles, sin perder su esencia. Para mantenerse más de una década en la televisión, con millones de personas mirando, ciertamente se necesita evolucionar, y TWD lo ha hecho.
El programa ha presentado un centenar de personajes, tuvo cuatro showrunners, ayudó a lanzar las carreras de docenas de actores, inspiró videojuegos y generó múltiples spin-offs. En su apogeo, The Walking Dead estaba siendo visto por casi 20 millones de espectadores a la semana, fue nominada a los Emmy y al Globo de Oro. Subestimar el impacto de la historia porque las últimas temporadas no han sido las más populares sería un error.
The Walking Dead fue una de las series más populares de este siglo, la más popular durante un período; fue innovadora y sacudió a la televisión y al streaming en muchas maneras. Cuando organicemos la lista de producciones de la pantalla chica más influyentes de la historia, TWD no puede faltar.