Ante todo, nobleza: desde nuestros recaps, y sobre todo desde el último, Monsters, hemos deslizado que esta octava temporada de The Walking Dead está siendo bastante caótica en muchos aspectos, desde lo técnico hasta lo narrativo. Pero, ¿acaso esto significa que realmente la serie emblema sobre zombies tenga que desaparecer de un día para el otro? Creemos que no, y doblamos la apuesta: hay una suerte de moda que reza un mensaje claro, y ese es que TWD ya no es lo que era (leer con la voz al más estilo Old Jewish Man en Los Simpson) y que tiene sus días contados. O por lo menos eso parece desde los ratings de audiencia…
¿Moda decimos? Sí, y desde dos aristas. Hablemos de la primera punta. Ok, repitamos: hemos cuestionado este comienzo de temporada, pero, preguntamos, ¿acaso una guerra como la que está librando Rick y los suyos se puede construir en una cantidad ínfima de episodios, resolver el tema Negan y pasar a un nuevo argumento? Así como dice el dicho, que Roma no se hizo en un día, debemos decir que CLARO QUE NO.
El universo de TWD se basa en el cómic, y eso tal vez sea la piedra fundamental para entender el fenómeno de dos (no una, sino dos) temporadas como la pasada y la actual que se sienten pesadas, lentas y, por lo tanto, aburridas. Sí, aburridas: el consumidor medio de series contagió al fan de la primera hora de TWD ante la exigencia de dinamismo a la enésima potencia, como un canto a la velocidad sin precedentes.
Pero, ¿por qué esa desesperación ante acción más activa, digamos? La respuesta a esta pregunta es… NETFLIX. Y punto. Sin dudas el gigante del streaming cambió nuestra forma de ver las series, y lo inmediato prevalece hasta sobre el fandom más acérrimo de TWD: quieren todo YA, como si fuera un MercadoLibre de series. Explicación simple: compré + pagué = lo quiero es lo mismo que prendí la TV + elegí una serie = quiere maratonearla a como dé lugar.
Pero volvamos a nuestra argumentación, una idea de moda vista desde dos aristas. El segundo vértice, que está muy unido con el primero, es aún más cruel, si se nos permite la palabra: la moda de los dichos y de estar en la onda, por decirlo de una manera. El dicho dice que la noticia se difunde como un reguero de pólvora… cambiemos noticia por sentimiento y… ¡¡¡Voilà!!! Las redes le dieron voz y voto a millones y millones de personas que alimentan al monstruo de la opinión, que a su vez muchas veces está infundada, transformándose así en una suerte de bullying artístico. Cosa rara si las hay, pero real.
A veces sentimos que es hasta cool decir que TWD ha perdido la magia, y eso genera un océano de gustos anquilosados en el odio por el odio mismo que rompe cualquier tipo de barreras…
Si bien TWD tiene que mejorar dejando de hacer ingresar micro tramas de relleno como la de Morales o los famosos y tediosos ‘episodios de’ para volver al sendero del paso firme y la acción meditada, debemos ponernos serios y preguntarnos: ¿acaso una serie no puede tener varios errores? ¿O realmente nunca se preguntaron cómo en Game Of Thrones, tal vez LA serie del momento, los kilométricos viajes se resuelven en simples segundos? Y eso por citar lo primero que se nos viene a la cabeza…
Todos y todas (hasta las series mismas) podemos tener un traspié.