“Cómo entrenar a tu dragón” es una película con un corazón enorme, gran dirección, gran casting, impresionante historia y aunque era el live action que no necesitábamos, se convierte en el mejor de nuestro tiempo.
Imaginen cine de vikingos con toda su oscuridad y folclor, dragones con humanos envueltos en una historia entrañable y un espíritu de familia enorme.
Cómo entrenar a tu dragón fue una de las mejores animaciones hace quince años. La historia de Chimuelo y Hipo se volvió inmediatamente un clásico familiar como ningún otro. Y cómo no si el corazón, la historia y las intenciones de la película para con el espectador son muy nobles al entregar un mensaje empático sobre las capacidades diferentes, las relaciones familiares, el sentido de pertenencia y la amistad.
El arco de Hipo tiene un trasfondo de rechazo con un sentimiento de insuficiencia personal que logra trastocar las fibras del espectador porque todos alguna vez nos hemos sentido insuficientes y que no estamos cumpliendo las expectativas que nuestra familia tiene sobre nosotros.
Este live action no era para nada necesario pero mientras le veía escena tras escena, sino me estaba riendo, estaba llorando o estaba preocupado por Chimuelo o Hipo, pero al final también los amigos. Es una montaña rusa de emociones que logra llegar hondo a quien sabe detectarlas. La película mantiene todo el encanto de la primera incluyendo la química entre Chimuelo e Hipo, pero también hace que otros personajes sean entrañables o que por lo menos te preocupes por ellos.
Lo que también hace muy bien este live action es la oscuridad que le impone a las situaciones que logra llegar hondo requieren. Es épica en las batallas y también muy emotiva sin llegar al melodrama en momentos clave que sí, hacen soltar una lagrimita.
El trabajo en equipo que refleja esta película es conmovedor y se nota la buena dirección muy presente al ser el mismo director que la película animada. Prácticamente es el mismo staff porque el compositor de la música también está a cargo de John Powell. Tiene los mismos tonos emocionales y sentimentales en combinación con los picos de epicidad que requieren todas las escenas de acción entre humanos y dragones.
“Cómo entrenar a tu dragón” es una película con un corazón enorme, gran dirección, gran casting, impresionante historia y aunque era el live action que no necesitábamos, se convierte en el mejor de nuestro tiempo.
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