8 enseñanzas para la vida que aprendimos volviendo a ver la primera temporada
Con la Temporada 8 de Game Of Thrones a tan días, ahora es momento de repensar las temporadas, si aún no lo hiciste. Pero momento: no es un tema de buscar baches en el guión para que elucubres las más demenciales teorías… ¡Qué va! Es una manera de distanciarte un tanto de la ficción e intentar sacarle un jugo moral a la mejor serie de los últimos 10 años.
Por eso, en este artículo te refrescamos qué 8 enseñanzas para la vida puedes llegar a aprender si vuelves a ver la primera temporada.
PD: este será el primer artículo de una serie a largo plazo, desde hoy hasta el domingo 14 de Abril, fecha de estreno de la última temporada. 🙂
1 En el mayor momento de amor, el odio puede interrumpirlo y matizarlo, formando así un ying yang de sensaciones poco entendibles y lógicas, como cuando Jaime, a segundos de estar intimando con Cersei, empuja a Bran al vacío: cuida a su amor siendo lo más detestable.
2 No hay nada peor que el amor de un/a joven se marchite por la negligencia del corazón del otro en cuestión, como sucedió con Cersei, quien amaba en un comienzo, y con toda su alma, a Robert y él prefirió siempre la vida del calavera.
3 Los secretos y las conexiones en cualquier ámbito y en cualquier parte del mundo valen muchísimo más que el oro. ¿Un caso patente? La figura de Varys.
4 Una madre puede llegar a perder la cordura por el bienestar de su hijo. Pensemos en Lysa...
5 Los hermanos deben estar unidos siempre; si no es así, las calamidades suceden. Los Targaryen siempre tuvieron una muy mala relación entre ellos.
6 Las palabras son más poderosas que los músculos.
7 Hay que respetar a los que ya no están, merecen su lugar en nuestros corazones.
8 El ser humano debe respetar a la naturaleza y vivir en armonía con ella.