Esta Ambición Desmedida es la muestra de la evolución y del genio del cantante español C. Tangana
“Es Dios… escribiendo la historia” le dice el argentino Andrés Calamaro, arriba de una azotea, al mismo C. Tangana, quien está a unos días de que el público conozca su nueva obra El Madrileño, con la cual cambiaría el estilo que él venía mostrando como rapero y que hasta antes del 26 de febrero de 2021 parecía una idea donde él estaba destinado a fracasar y con una ligera esperanza de que el público aceptase este cambio.
Tres años después de ese suceso, los directores Rogelio González, Santos Bacana y Cristina Trenas nos presentan esta conversación y muchas más en esta tragedia cinematográfica, ya que han decidido que no se trata de una película y tampoco un documental, con la cual se metieron a cada rincón de la creación del mencionado álbum y el como después se llevó el concepto a la presentación en directo, donde de a poco todo se vuelve una locura.
“Esta ambición desmedida…” es la primera línea de su canción Un Veneno y es también la definición perfecta de la evolución de C. Tangana como artista. Pero por si fuera poco, es la que da nombre a este material audiovisual en donde efectivamente se refleja la ambición desmedida de Pucho, como se le conoce de cariño, quien dio todo en este material con el cual dio el volantazo a su carrera, después de estar más de diez años picando piedra como rapero, y el cual después de su estreno en España es mostrado oficialmente en México con la presencia del cantante y sus directores en funciones especiales para su público.
Dividido en tres actos, este no documental nos lleva a ese primer concierto con el cual comenzaba la locura del Sin Cantar Ni Afinar Tour y retrocede a los inicios de este viaje hasta las calles de una Cuba donde C. Tangana apuesta por los ritmos caribeños combinados con un poco del flamenco español y un toque vanguardista que terminaría por definir lo que para ese entonces era conocido como el Disco Latin, mucho antes de que el título de El Madrileño estuviese en el imaginario.
Con 30 años de vida, C. Tangana es retratado como un niño ambicioso en todos sentidos con esta clara idea de luchar por llevar su proyecto adelante a pesar de la presión de la disquera de que antes tenía que presentar un disco de rap como ya estaba un acuerdo previo. Las discusiones se muestran en cámara y con un montaje perfecto de este material pueden hacer sentir al espectador la tensión que había entre ambas partes: el lado creativo y por el otro, el de las mujeres y los hombres del dinero.
Pasaron los meses y con el lanzamiento del disco, ya ahora sí llamado El Madrileño, sucede el fenómeno que ya todos conocemos, se convierte en el álbum de un artista español más sonado del mundo y el cual se mantuvo en el Top 1 durante varios días en servicios de streaming, y más tarde se convertiría en uno de los mejores discos a nivel global de ese 2022. Pero el éxito obligó a C. Tangana a llevar esto al público con un espectáculo en vivo que tal como él lo dice durante varias veces en el segundo acto de este material, no disfruta hacer giras.
Es aquí donde Pucho no tiene miedo de ser sincero consigo mismo y con su audiencia, a quienes va dirigido principalmente esta tragedia audiovisual, es un rapero que no sabe cantar, es un genio dedicado a la música que no tiene la voz, pero a pesar de todo es un intérprete dispuesto a tomar al toro por los cuernos, al más puro estilo de un novillero español y salir a la plaza a enfrentar el miedo a la bestia. Y si en la primera parte habíamos visto la ambición, en esta segunda parte vemos la parte desmedida de un show que se vuelve una locura de planeación, presupuesto y de traslado a otros países como México, donde más que arrojar números verdes, este comienza a dar números rojos en medio de crisis como una tormenta tropical, escenarios detenidos en aeropuertos y más de 100 personas en una gira enorme.
Pero C. Tangana se olvida de esa problemática para entregar el show con el que tendría que cerrar la etapa más grande de su carrera, ya que sabe que para ese momento está en los cuernos de la luna y que ese viaje no durará para siempre, tanto así que no duda que un día pueda terminar siendo coach del reality de canto La Voz. Una vez más demostrando a cámara que ese genio es un hombre aterrizado de las decisiones que pueden afectar para bien o para mal su carrera y que al mismo tiempo cada detalle está hecho con el fin de realzar su nivel de locura, porque como pocas veces se ha visto en el escenario, su concierto terminó siendo una especia de obra de teatro y película al mismo tiempo, entregando así diferentes formas de verlo al espectador final.
No hay duda que Esta Ambición Desmedida está hecho para los fans que quieran conocer el proceso creativo del madrileño y de todo su equipo de trabajo que está detrás de él. Pero también es un trabajo para que el resto del público conozca a Antón Álvarez Alfaro en su etapa fuera de los escenarios, en su etapa como creativo, en donde el miedo a veces le invade antes la incertidumbre de sus decisiones, pero que aún así no deja que lo domine. En conclusión, esta no película y no documental tendrá muy contentos a los fans de Pucho, o de C. Tangana, como lo quieran llamar, de ver la ambición de este de entregar siempre lo mejor para ellos que son los que lo han acompañado hasta donde está hoy.
El director español vuelve a estas ausencias y reencuentros que tanto le gustan a forma de nostalgia inesperada, para remover las emociones del espectador y delinear en un contexto emocional a sus personajes.