La nueva serie de HBO promete mucho más que polémica

El pasado domingo 16 de junio HBO completó su grilla nocturna, cerrando noches interesantísimas con el combo El jardín de Bronce, la serie argentina, que va a las 21 horas, la segunda temporada del exitazo Big Little Lies a las 22 y el estreno de Euphoria a las 23, la versión americana del show israelí a cargo de Sam Levinson, con Zendaya como estrella protagonista.

Euphoria viene de cosechar bastantes polémicas incluso antes de estrenarse: su fama de escenas explícitas de sexo, abuso de sustancias y violencia la puso en la mira de los más conservadores, que pidieron su cancelación sin haber visto el piloto. ¿Fue para tanto? Analicemos juntos el estreno de Euphoria, la serie adolescente de HBO.

Producida por Sam Levinson y Drake, entre otros, Euphoria sigue la historia de Rue, interpretada por Zendaya. Esta joven ha pasado los últimos meses del verano internada en rehabilitación luego de haber sufrido una sobredosis por su constante abuso de drogas. A pesar de la rehabilitación, Rue no tiene ninguna intención de mantenerse limpia, pero no es por una mera pose de rebelde. El personaje de Zendaya acumula desde muy pequeña toda suerte de diagnósticos encontrados en referencia a su salud mental, lo cual nos da la pauta de que, dentro de su cabeza, el mundo se ve muy diferente. A esto, se le suman tragedias familiares que lo único que le generan son deseos de escapar, de acallar el entorno aunque más no sea por unos segundos.

Junto a ella, un grupo de jóvenes de su edad que también estarán lidiando con problemáticas típicas de esta generación: drogas, sí, pero además el sexo como moneda corriente, el abuso, la exposición a través de redes sociales, etc. La presión por encajar, por formar parte de una masa homogénea que tanto caracteriza a la adolescencia se siente fuerte en el piloto de Euphoria, así como también la cantidad de situaciones violentas a las que estos jóvenes están expuestos.

Euphoria acierta en ubicarnos de buenas a primeras temporalmente: el personaje de Zendaya nació pocas horas después del atentado del 9-11 y, desde la salida del útero, ha estado expuesta a una sociedad constantemente en guerra, con la paranoia a flor de piel y de la que nadie les va a explicar nada. El desamparo de la generación Z, que intenta entender el mundo que cambia constantemente y que les exige hasta matarlos está excelentemente retratado.

Sam Levinson ha confesado que mucho de lo que veremos en Euphoria tiene que ver con su propia experiencia adolescente. Esto es un hallazgo más, porque así creemos que se consigue que el personaje de Rue no sea una caricatura de una adicta. Su monólogo en el primer episodio es, sin duda, uno de los puntos fuertes del piloto. Pero no es la única. Euphoria sacó su carta sorpresa con Jules, la joven transgénero que compartirá pantalla con Rue en un vínculo que tendremos que definir en los capítulos que vienen. Nueva en el barrio, Jules también vive bajo la presión de su propio deseo y de lo que cree que se espera de ella y esa dicotomía la pondrá en riesgo, como a todos los jóvenes del show.

No está demás decir que, como si fuera poco, Euphoria acierta desde la estética. Nos sacude no solo con lo explícito de sus escenas, sino también con su belleza. El uso de los colores y los movimientos de cámara nos hacen sentirnos dentro del viaje lisérgico de Rue, que nos va a guiar por la historia como la narradora en off que va anticipando el caos.

Euphoria tiene un desafío: construir una historia más allá de las escenas explícitas. Es interesante esta nueva visión de la típica serie adolescente, donde los creadores no se guardan nada y nos muestran lo bueno, lo malo y lo horrible con lujo de detalles, pero eso solo no construye a la historia. ¿Dónde hará pie el nuevo show de HBO? ¿En el efecto por el efecto mismo o en la construcción de un universo que nos conmueva? ¿Podrá Euphoria triunfar, más allá de la polémica?