Fue a mediados de junio del 2025 cuando Netflix estrenó una de las apuestas más arriesgadas y originales de la plataforma de streaming, pero cuáles fueron las claves del éxito de K-Pop Demon Hunters.
En apenas semanas, pasó de ser “otra animación más” a convertirse en un fenómeno global que ya ostenta el título de la película más vista en la historia del servicio de streaming, con más de 236 millones de visualizaciones acumuladas.
Y la tendencia no se detuvo ahí: en su décima semana de estreno, todavía sumaba 25.4 millones de vistas semanales. El interés fue tan grande que Netflix impulsó una versión sing-along en cines, agotando mil 300 funciones y dominando la taquilla con más de 18 millones de dólares (MDD) recaudados en sólo dos días en Estados Unidos y Canadá.
Si hablamos de factores de éxito, la banda sonora fue una pieza clave. El álbum debutó en el número 2 del Billboard 200 y ya acumula más de 3 mil millones de streams globales.
Además, logró un récord impresionante: cuatro canciones en el Top 10 del Billboard Hot 100 al mismo tiempo. El tema, Golden, se convirtió en un himno inmediato, alcanzando el número 1 en el Billboard Global 200 y el Global Excl. US.
Pero, la música fue sólo el inicio, la originalidad absoluta es otro factor, ya que la película no es una secuela ni una adaptación. Combina la estética vibrante del K-Pop con la acción fantástica de los cazadores de demonios, logrando una propuesta fresca y diferente.
Otra cuestión es que la producción rindió respeto al fandom, Netflix colaboró con figuras reales de la industria como Teddy Park, productor de Blackpink y parte fundamental de la disquera YG Entertainment, lo que aporta autenticidad a la música y a la representación del universo idol.
Los personajes son esenciales, así es Rumi, Mira y Zoey son más que idols; son heroínas con arcos emocionales que conectan tanto con fans jóvenes como con adultos. Por lo que no fue de extrañar que el fenómeno no fuese exclusiva del servicio de streaming. Cosplays, fanarts, coreografías virales y eventos masivos como los sing-along reforzaron el vínculo con la audiencia.
Esto impulsó mucho el impacto cultural, ejemplo de ello es el personaje Derpy, el cual detonó un boom en el interés por símbolos tradicionales coreanos, aumentando exponencialmente las ventas de merch y piezas culturales.
Con este nivel de impacto, Netflix ya contempla secuela, trilogía, musical en vivo y hasta adaptación live-action. Lo que comenzó como una arriesgada mezcla entre pop y fantasía se convirtió en el inicio de una franquicia que promete extenderse por años.
K-Pop Demon Hunters no es sólo una película: es un concierto convertido en batalla, una coreografía hecha arma y un grito colectivo que viaja más rápido que cualquier demonio.
Es la prueba de que la magia del K-Pop no conoce fronteras, y que incluso en la oscuridad, siempre habrá una melodía capaz de encender la luz.