Según la Real Academia Española, la definición de propaganda es “asociación cuyo fin es propagar doctrinas, opiniones, etc.” Si nos remontamos a la historia se pueden encontrar los primeros usos de la propaganda en la India y China, incluso en Esparta como una estrategia de desestabilizar a Atenas; también en sus primeros momentos fue una estrategia del catolicismo para propagar su religión mientras iban colonizando.
A pesar de estos usos, la utilización de la propaganda cambió muchísimo en el Siglo XX con los fascismos. La Primera Guerra Mundial fue el momento histórico cuando se comenzó a utilizar la propaganda con fines muchos más enfocados a la política. Cuando nos referimos a que el fascismo es el padre de la propaganda nos enfocamos en cómo lo convirtieron desde el arte en una manera de instaurar sus lineamientos ideológicos para con el resto de la sociedad. Y es que los regímenes fascistas utilizaron al cine como principal herramienta de propagación de las ideologías y los valores de la época.
Un ejemplo es lo sucedido en La guerra civil española (1936-1939) que es para muchos historiadores el verdadero hito de cómo se comenzó a utilizar la propaganda de una forma más persuasiva. La propaganda franquista implantó la idea de una guerra civil con dos bandos enfrentados, buscando de alguna forma legitimar un golpe de estado, tal como sucedió en las dictaduras que azotaron a Latinoamérica.
Italia, otro de los precursores del cine como propaganda. En un primer momento la propaganda en formato audiovisual se realizaba a través de las noticias y documentales, pero para 1924 Mussolini crea el Instituto Luce para producir cine que sea completamente afín al régimen. A esto sumemos que en 1937 se fundó Cinecittà cuya meta era poder competir directamente con Hollywood. Además, si analizamos esto desde cuestiones ideológicas, se pensó un cine que traía todo lo que el fascismo intentaba no mostrar.
En Alemania durante gran parte de lo que fue la Segunda Guerra Mundial se encargaron de realizar producciones propagandistas como la película Triumph des Willens de Leni Riefenstahl. Esta cinta, además de mostrar el congreso del Partido Nacionalista en 1934, es una de las películas propagandísticas más conocidas de la historia.
La importancia de la propaganda para los regímenes fascistas y totalitarios es tal que imagínense que en la Alemania Nazi se creo el Ministerio para la Ilustración Pública y Propaganda a cargo de Joseph Goebbels…
Es innegable que la utilización de la propaganda que realizaron los regímenes fascistas fue para profundizar en una estrategia utilizada en otros siglos para lograr así la legitimidad de sus ideales y accionares.
Un nuevo género audiovisual nació, entre sangre y lágrimas.