¿Por qué esta cinta debe ser considerada como el súmmum del género western? - Spoiler Time

¿Por qué esta cinta debe ser considerada como el súmmum del género western?

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Perfección.

Sergio Leone reformó el género de las cintas de los vaqueros a mediados de los años 60 con A Fistful of Dollars (Per un Pugno di Dollari en su título original), primera cinta de la trilogía del Hombre sin Nombre (icónico personaje de Clint Eastwood) mostrando una historia alejada de lo romántico o amistoso de los western convencionales de Hollywood y adentrándose más bien a un ambiente hostil, seco y carente de héroes. Como es bien sabido, tal película tomó inspiración de la enigmática obra de Akira Kurosawa, Yojimbo – lo cual, quizá, influyó en el cambio de tono que Leone daría a su película.

Sin embargo, poco se imaginaba Leone que esto serviría para revolucionar aquel género que tanto dominase los años 50 y 60; y que, de hecho, abriría una rama completamente nueva dentro de este: el spaghetti western. Llamado así por consistir en películas realizadas en Italia (con ocasionales colaboraciones con España, Francia o Alemania), dicho género se definiría por las reglas establecidas por Leone en A Fistful of Dollars. Esto es: protagonistas antihéroes, motivados por intereses egoístas (dinero o venganza, principalmente), violencia (sobra decir que es un género que tuvo gran influencia en Quentin Tarantino) y ambientes generalmente hostiles (un uso realmente adecuado de los desiertos). Todo ello serviría pues, para redefinir el género western durante las décadas subsecuentes, así como influenciar a varios cineastas, desde Tarantino, hasta Gore Verbinski. Vamos, incluso la serie The Mandalorian tiene aire de spaghetti western…

Es, por lo tanto, un subgénero que merece atención y reconocimiento – en especial porque se trataban de películas con un presupuesto considerablemente menor al usado por los western convencionales y que, aún así, por su fotografía, música, historia y simbolismo, son consideradas actualmente como cine de arte.

Crédito: Disney+

Pero además de todo esto, el spaghetti western cuenta con una curiosa genialidad que proviene a partir del cinismo de sus protagonistas. Aquellos perturbados y duros antihéroes a menudo recurren al ingenio y humor en situaciones que de otra forma serían crueles (reitero la influencia de este género en Tarantino); y en el caso de For a Few Dollars More no es diferente.

 

 

Video
https://www.youtube.com/watch?v=O9vZJMVYHf0

For a Few Dollars More (Per Qualche Dollaro in Piu, en su título original) es la segunda parte de la Trilogía del Dólar (y, quizá, el segundo spaghetti western en la historia) y sigue a dos caza recompensas: Manco, el Hombre sin Nombre (el icónico Eastwood) y el Coronel Mortimer (Lee Van Cleef) en su búsqueda por atrapar al bandido Indio (Gian Maria Volonte), el cual recientemente ha escapado de prisión y busca robar el banco de El Paso.

Ante una premisa que podría sonar sencilla (especialmente para los estándares actuales), la película no necesita más para ser uno de los ejemplares más geniales de su subgénero… o del género western en general. ¿Por qué? Sencillamente porque va al punto en cada uno de los elementos que la conforman.

La trama es concreta: dos caza recompensas rivales se unen para capturar a una peligrosa pandilla; sin embargo, las cosas se complican cuando el líder de esta decide usarlos a su propio favor. Cierto es que los spaghetti western nunca han consistido en tramas realmente complejas. Más que nada se enfocan en venganza. Sin embargo, lo que hace destacar a For a Few Dollars More (aparte de ser una de las pioneras en su género), es la claridad y objetividad con la que desarrolla su historia. Cada uno de sus tres personajes principales es introducido de forma separada y que sirve para entender bien quiénes son y cuán peligrosos son a su manera: Manco, el caza recompensas de pocas palabras; el Coronel Mortimer, el caza recompensas con clase; e Indio y su pandilla, los crueles bandidos capaces de todo.

Hoy en día se está acostumbrado a ver grandes secuencias de acción al presentarse los protagonistas en una película de acción – pero en aquel entonces, tomaba algún rato ver al héroe o al villano en algún enfrentamiento, y la cinta de Leone crea tres secuencias consecutivas que, desarrollándose poco a poco, conllevan a una escena de acción espectacular (para su época) y que, ante la calma con la que las manejan su personajes, recalcan una genialidad implícita tanto de ellos como del género: este es un mundo violento y los enfrentamientos armados son cosa de todos los días.

Ello queda claro desde la entrada de la película. En una toma demuestra la hostilidad del desierto y la soledad de la gente, la cinta abre con un caza recompensas desconocido, silbando tranquilamente, mientras se dispone a disparar a su objetivo – y entonces, el disparo y el inicio de la música de Ennio Morricone que ayuda a crear la atmósfera perfecta del cínico mundo al que Leone nos está por llevar, luego acompañado por una introducción que dice: “donde la vida no tenía valor, la muerte, a veces, tenía un precio. Por eso es que surgieron los caza recompensas”. El Lejano Oeste no es un lugar agradable y Leone lo deja en claro desde el primer minuto de la cinta.

Esta cínica genialidad sigue presente a lo largo de la cinta, siguiendo a sus dos protagonistas en sus “cacerías”. Tanto Manco, el Hombre sin Nombre, como el Coronel Mortimer recurren en varias ocasiones a medidas ocurrentes para acabar con sus adversarios de menor importancia – embestir con una carreta en una casa, crear señuelos, etcétera; y de igual forma, hacen frente a sus enemigos con ingeniosa burla, que van de revelar sus planes de forma tan obvia que se les cree mentirosos, hasta prender cerillos con la joroba de alguno de ellos (y, honestamente, ver a Lee Van Cleef hacer esto con un joven Klaus Kinski es toda una delicia para los amantes del cine europeo de los 70).

Sin embargo, aun con la genialidad de sus dos caza recompensas protagonistas, la película no carece de drama – y cuando se llegan a puntos más bien turbios, sabe cómo dejar de lado el cínico humor para hacer comprender al espectador la crueldad de la situación y el motivo que rige a algún personaje a partir de esto. He aquí donde la grandeza de Ennio Morricone es de notarse, creando poderosas melodías que sumergen en la tensión del momento.

Así, mientras Eastwood mantiene al Hombre sin Nombre como un personaje ambivalente cuyo principal interés es el dinero pero que todavía cuenta con alguna moral, Van Cleef vuelve al Coronel Mortimer un hombre con un propósito realmente personal en su misión compartida, creando un adecuado balance entre la acción y el cinismo, y el drama humano – y cuyo resultado es ni más ni menos, que uno de los dúos más geniales del género.

Nuevamente es de reiterarse que hoy en día, la fórmula usada en For a Few Dollars More podría parecer ya conocida. Pero para el momento de su realización, presentaba algo bastante diferente – y que, honestamente, aún con todas las otras cintas que han seguido tal idea, sigue siendo bastante difícil de superar, en especial con las enigmáticas figuras en las que tanto Eastwood y Van Cleef (entonces poco conocidos) se convertirían de los 60 a los 80.

Es por lo tanto la combinación del carisma de sus dos protagonistas con el humor cínico del género y la música de Ennio Morricone aquello que vuelve a For a Few Dollars More uno de los exponentes más geniales dentro de su género y que merece ser vista por cualquier amante del western o del cine en general.

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