Ghostbusters: El Legado es una mezcla perfecta de nostalgia, humor y terror para toda la familia, pero…
Hoy después de varios meses de espera por fin se estrena en cines Ghostbusters: Afterlife (Ghostbusters: El Legado), dirigida por Jason Reitman, intenta enmendar el camino después de la desastrosa versión de Paul Feig del 2016.
Esta secuela directa de la original de 1984 apela a la nostalgia de los fans de los films originales y trata de llegar a una nueva generación de espectadores, con la esperanza de impulsar una nueva franquicia con un enfoque más familiar.
Callie (Carrie Coon) es una madre soltera cuya vida cambió radicalmente cuando de pequeña fue abandonada por su padre. Durante años acumuló resentimiento contra él, ya que prefirió dedicarse a su trabajo y se olvidó de su familia. Ahora, ya de adulta y con dos hijos que cuidar, Trevor (Finn Wolfhard) y la pequeña niña prodigio Phoebe (Mckenna Grace), Callie se ve envuelta en graves problemas económicos que la hacen perder la casa en la que viven. La inesperada muerte de su padre, los hace que se muden a su derruida casa de campo en el pequeño pueblo de Summerville, Oklahoma. Con la esperanza de comenzar de nuevo y recuperar algo de lo que su padre nunca le dio de niña, Callie y sus hijos se tendrán que adaptar a la vida rural y a los eventos singulares que pasan en el pueblo.
Phoebe, con la ayuda de su profesor de ciencias Gary Grooberson (Paul Rudd), se preguntará si las extrañas cosas que están ocurriendo tienen que ver con su misterioso abuelo. La joven, después de encontrar varias pistas, entre ellas el auto conocido como Ecto-1 oculto en la cochera, descubre que en realidad el viejo era un Cazafantasmas: al seguir indagando descubre que el anciano realmente quería detener una invasión similar a la que ocurrió en 1984 en la ciudad de Nueva York y por eso se alejó de la familia.
Phoebe y su compañero de clases, Podcast (Logan Kim), descubrirán el plan secreto del abuelo, y a pesar de la incredulidad de los adultos, intentarán hacerle frente y detener a esta nueva amenaza para la humanidad.
Durante los primeros screenings de la película se proyectó un video de introducción de parte del director Jason Reitman en el que decía “esta es una película acerca de una familia hecha por una familia” y nada hay más cierto que eso. Pedía para que la “magia” de la película tuviera efecto que los secretos de la trama se mantuvieran ocultos a fin que los espectadores los descubran en la pantalla grande.
Reitman escribió Afterlife junto con Gil Kenan, quien fue el director responsable de cintas de animación como la genial película de terror para niños Monster House y la nueva versión de Poltergeist del 2015. Con su experiencia en esas incursiones combina ciertos elementos terroríficos con buenas dosis de gags y chistes (MUCHOS chistes) que de cierta manera recrean el espíritu de la cinta original.
La película está llena de momentos divertidos y de pistas que entretienen aún antes de que aparezcan los fantasmas, y en este sentido es que el director le rinde honor a la obra de su padre Ivan Reitman al seguir la misma estructura y homenajear el estilo narrativo que nos brindó en 1984 y en años subsecuentes. Es por eso que ver a algunos de los fantasmas en gloriosos Puppets parece más un recuerdo que una falla en la cinta.
Aunque tiene muchos elementos logrados perfectamente gracias al CGI y a un excelente diseño de producción, son esos pequeños detalles los que tocarán las fibras mas nostálgicas de los fans.
De la actuación de los personajes principales destaca la genial Makenna Grace, quien conquista a la audiencia al ser la personaje principal sobre quien gira la historia. Sin dudas es una de las nuevas figuras de la nueva generación, y lo demuestra con creces. Junto con ella iremos descubriendo los secretos de su familia en un divertido coming of age. De igual manera Finn Wolfhard, Paul Rudd y Carrie Coon completan muy bien el cuadro como los integrantes adicionales de esta divertida familia. Con ellos la película brinca de ser una genial comedia a una cinta de aventuras con un poco de acción y terror, todo esto mezclado con grandes sorpresas para los familiarizados con la cinta original.
Sumado a esto, el genial score de Rob Simonsen, que de inmediato remite a las orquestaciones clásicas de John Williams, le da a la cinta el toque épico necesario en los momentos adecuados al igual que lo macabro cuando aparecen los fantasmas. La fotografía de Eric Steelberg contribuye de manera efectiva al retratar este pueblo por el que parece que no ha pasado el tiempo.
Pero...
Muchos han señalado la excesiva cantidad de easter eggs que podrán encontrar en la película, desde diálogos clásicos, momentos calcados de la original e incluso algunos cameos repentinos, y han dicho que la cinta es puro fan service. Tal vez tengan razón, pero la diferencia de otras cintas en las que esto se ha intentado, aquí funciona por el gran respeto y homenaje que le rinden todos los involucrados incluso a Pegajoso y a Stay Puff.
También hay algunos agujeros de guion y algunas escenas que parece que fueron extendidas a posteriori, pero nada de eso estorba a la diversión que se logra y que agradecemos.
En resumen
Ghostbusters: Afterlife (Ghostbusters: El Legado) es una gran carta de amor de parte de Jason Reitman al trabajo de su padre Ivan Reitman, a la figura de Harold Ramis, a los personajes originales que se enfundaron el traje en la primera edición, al Cadillac Miller-Meteor Futura de 1959 (Ecto-1), todo logrado de una manera divertida y SÍ llena de fan service pero que esta vez funciona.
Esta nueva versión de Los Cazafantasmas tocará las fibras más profundas de la nostalgia de los fanáticos de la original de 1984 y conquistará a una nueva camada de fans de todas las edades. Es una cinta hecha con tanto respeto y amor por la original que supera incluso a la segunda parte y se convierte en una de las cintas favoritas de este 2021: una mezcla perfecta de nostalgia, humor y terror para toda la familia.