En caso de que haya alguna confusión me gustaría aclarar que esto no es una comparación entre el show de AMC y Good Girls. El programa creado por Vince Gillighan es uno de los mejores de todos los tiempos, solamente superado por Lost y Game of Thrones. Lo que vamos a ver aquí es cómo Breaking Bad influenció a esta serie para que pase de ser una muy amigable comedia a un drama lleno de drogas, policías y un poco de violencia. La segunda temporada de Good Girls tomó un drástico giro y mejoró al programa en un 100%.
La primera temporada del show fue muy buena, con Christina Hendricks, Retta y Mae Whitman siendo tres madres de Detroit con diferentes problemas de dinero en su familia y que recurren al asalto de un supermercado para solucionarlos. Claro, al ser amateurs en esa área, terminan dejando un montón de cabos sueltos. Más o menos por ahí va la primera edición del programa. Ellas tratando de mantener esto en secreto, emparchando sus errores para que no las descubra la policía, lidiando con otros criminales de la zona. Todo con un tono mayormente amigable y humorístico, pero el final de la temporada 1 es lo que nos lleva a un cambio total. Y uno bueno esta vez.
El criminal con el que tuvieron que lidiar, Rio (Manny Montana), involucra a la familia de Beth (Hendricks) en el asunto. Y de ahí en adelante todo empeora para ella, su hermana Annie (Whitman) y Ruby (Retta).
La segunda entrega es completamente diferente. Las tres amigas se involucraron tanto en la vida criminal que ahora no saben cómo salir y cada paso que dan es peor y más oscuro que el anterior. Sus problemas financieros siguen estando presentes, por lo que no pueden dejar de hacerlo tampoco; además, si dejan el negocio, Rio matará a alguna de ellas o a su familia. Pasan de asaltar supermercados sin lastimar a nadie o de generar dinero a través del fraude en las casas de electrodomésticos, a matar a un hombre, enterrar a otro, secuestrar, entrar en el narcotráfico, enfrentarse a otros criminales, manejar sumas de dinero increíbles. Todo esto mientras tratan de llevar una vida normal y que sus familias no se enteren de lo que hacen ¿Eso les suena de algún lado? Exacto, el inicio de Breaking Bad.
Pero ese no es el único aspecto en el que se asemejan: el desarrollo del personaje de Walter White y Beth Bolland son bastantes similares. Beth es la líder del grupo y la que más profundo se hunde dentro de esta nueva vida, le comienza a gustar, muestra un carácter y un temple ante situaciones de tensión que estaban totalmente escondidos. Ser “la jefa” de este nuevo mundo comienza a ser una obsesión para ella y no puede dejar de participar en ninguno de los negocios que Rio le ofrece.
Hay escenas dentro de la segunda temporada de Good Girls que son prácticamente calcadas de Breaking Bad: cuando Beth trata con el agente del FBI, Turner (James Lesure) es muy parecido a como Walt lo hacía con Hank o cualquier otro agente de la ley que se topaba en su camino. Pero el momento donde más se nota la influencia del show de AMC es cuando Beth les muestra a sus amigas el depósito donde tiene guardada toda la plata, muy similar a lo que pasa entre Heisenberg y Skyler. En el medio de toda la droga, el dinero, la sangre y los muertos, distinguir quién es bueno y quién es el villano es bastante difícil. Eso también hace que la serie sea apasionante y que la la línea entre lo correcto y lo incorrecto sea muy borrosa.
Por cómo terminó la segunda temporada, esperamos que la tercera se incline mucho más hacia esta oscuridad que supo explorar Breaking Bad, con Beth recurriendo a cualquier cosa con tal de ser la líder criminal de Detroit y, si sus aspiraciones son mayores, expandir su “negocio” a otros estados. NBC tiene algo muy bueno entre manos y con mucho potencial, ojalá que no lo desperdicie.