Un homenaje a las pioneras de Hidden Figures y a las mujeres matemáticas, en el marco de su día internacional cada 12 de mayo.
Cada 12 de mayo se celebra el Día Internacional de las Mujeres Matemáticas, una fecha destinada a reconocer y visibilizar los logros de mujeres que, contra todo pronóstico, han dejado huella en un campo históricamente dominado por hombres. Esta efeméride no solo honra a las matemáticas del pasado y del presente, sino que también siembra inspiración en las generaciones futuras.
Pero si hay una historia que ha ayudado a abrir los ojos del mundo sobre estas contribuciones silenciosas, es la de las protagonistas de la película Talentos ocultos, dirigida por Theodore Melfi. La película, basada en hechos reales, saca del anonimato a tres mujeres afroamericanas que, con lápiz, cálculo y determinación, impulsaron uno de los logros más icónicos de la humanidad: llevar al ser humano al espacio.
Antes de adentrarnos en el universo de Talentos ocultos, vale la pena detenernos en el origen de esta celebración. El 12 de mayo se escogió por ser la fecha de nacimiento de Maryam Mirzakhani, una brillante matemática iraní y la primera mujer en recibir la prestigiosa Medalla Fields, considerada el Nobel de las matemáticas. Su carrera fue corta, pero su legado es inmenso: demostró que no hay territorio intelectual que no pueda ser conquistado por una mente brillante, sin importar su género.
El Día Internacional de las Mujeres Matemáticas no solo la honra a ella, sino a todas las mujeres que, a lo largo de la historia, han desafiado estereotipos, barreras sociales y techos de cristal para contribuir al desarrollo del conocimiento.
En ese mismo espíritu de reconocimiento surge el homenaje a tres figuras fundamentales en la historia aeroespacial estadounidense: Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson. Aunque sus nombres no aparecían en los libros de historia hasta hace pocos años, sus contribuciones fueron esenciales para el éxito de la NASA durante la carrera espacial.
Katherine Johnson (Taraji P. Henson), matemática prodigiosa, calculó con precisión las trayectorias que permitieron el regreso seguro de astronautas como John Glenn.
Dorothy Vaughan (Octavia Spencer), pionera en programación, fue una de las primeras expertas en lenguaje FORTRAN y lideró un equipo de computadoras humanas (así se llamaba entonces a las mujeres que realizaban cálculos complejos).
Mary Jackson (Janelle Monáe), ingeniera aeroespacial, rompió barreras al convertirse en la primera mujer negra ingeniera en la NASA, tras luchar contra políticas segregacionistas.
Estas tres mujeres, brillantes y decididas, trabajaron durante una época marcada por la segregación racial y la discriminación de género, lo que hace que sus logros sean aún más extraordinarios. Durante años, sus nombres y hazañas fueron ignorados por los libros y las instituciones. Hasta que el libro de Margot Lee Shetterly, y luego su adaptación cinematográfica, los llevaron al lugar que siempre merecieron: el centro de la historia.
Lo que hace tan poderosa la historia de Talentos ocultos es que no se trata solo de números y ecuaciones. Es una historia de resiliencia, inteligencia y dignidad. Cada una de estas mujeres enfrentó múltiples capas de discriminación —por ser mujeres, por ser negras, por desafiar roles tradicionales— y aun así se abrieron camino en un mundo que constantemente les decía que no pertenecían allí.
Sus historias también nos recuerdan que las matemáticas no son frías ni distantes. Al contrario: tienen el poder de cambiar vidas, abrir puertas y transformar sociedades. En sus manos, los cálculos orbitales fueron mucho más que fórmulas: fueron herramientas de cambio.
A pesar de los avances, las mujeres siguen estando subrepresentadas en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Según la UNESCO, apenas el 30% de los investigadores científicos en el mundo son mujeres. Y esa cifra se reduce cuando hablamos de mujeres racializadas o de grupos históricamente excluidos.
Películas como Talentos ocultos no solo nos enseñan historia, sino que funcionan como referentes culturales que pueden inspirar vocaciones, romper estereotipos y motivar a las jóvenes a soñar con ser científicas, ingenieras, astronautas o matemáticas.
Celebrar el Día Internacional de las Mujeres Matemáticas no es un acto simbólico ni un simple homenaje. Es una acción política y educativa que busca reescribir narrativas, corregir omisiones históricas y construir un presente más justo. Significa también decirle a cada niña que su curiosidad es valiosa, que su inteligencia no tiene límites, y que puede, como Katherine Johnson, llegar hasta las estrellas con solo una hoja y un lápiz.
Así como Maryam Mirzakhani rompió moldes desde Irán hasta Stanford, o como las “figuras ocultas” vencieron el silencio para alcanzar la inmortalidad, hoy es momento de mirar hacia esas mujeres, visibilizarlas y continuar abriendo caminos. Porque detrás de cada fórmula, cada descubrimiento, y cada avance tecnológico, también hay una historia de esfuerzo, talento y coraje femenino que merece ser contada… y celebrada.
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