De la depresión al éxito: la historia de Hideaki Anno y Neon Genesis Evangelion
Vicky Reptile analiza cómo influyó la salud mental de Hideaki Anno a la hora de crear #NeonGenesisEvangelion .
Neon Genesis Evangelion es, quizás, el animé que más vidas ha marcado. Clásico de clásicos, original al punto de ser imposible de copiar y, todavía hoy, a más de veinte años de su estreno, capaz de generar debates encendidos entre fans (y no tan fans) acerca de su final. Hideaki Anno, su creador, ha dejado todo de sí en esta producción, que no fue la primera que realizó pero sí la que lo obligó a enfrentarse a sus propios traumas y problemas.
Neon Genesis Evangelion no sería lo que es para el mundo (no solo el mundo de la animación, sino el mundo en general) sin Hideaki Anno y sin su valor para poner en algo tan sencillo como un anime de mechas toda su identidad.
Nacido en mayo de los 60, Hideaki Anno siempre demostró interés por el arte y la animación. Junto con su grupo de amigos, era un otaku antes de que el término realmente cobrara la dimensión que tiene hoy en día. En sus épocas de universitario (asistió a la Universidad de Arte de Osaka), dedicaba su tiempo y su dinero a financiar pequeños filmes que realizaba con sus compañeros con poco presupuesto y técnicas básicas pero innovadoras de animación.
Este “hobby” (su verdadera pasión, realmente), lo llevó a endeudarse con la universidad y a ser finalmente expulsado de la misma. Sin embargo, para Hideaki Anno fue solo una pequeña piedra en el camino, ya que poco después ganaría reconocimiento al trabajar con uno de los nombres más reconocidos de la animación japonesa: Hayao Miyazaki. Anno, que todavía era un don nadie en la industria, se presentó como animador luego de leer un anuncio en la revista Animage y terminó sorprendiendo al mismo Miyazaki, que le encomendó las complejas y finales escenas de su filme Nausicaä of the Valley of the Wind.
El trabajo con Miyazaki fue el salto que Hideaki Anno necesitaba, convirtiéndose en uno de los fundadores del estudio Gainax, que, luego de realizar algunos títulos como Gunbuster o Royal Space Force: The Wings of Honneamise, lo llevó a liderar el proyecto Nadia: The Secret of Blue Water. Sin embargo, fue allí donde Hideaki Anno chocó con una pared. Con Nadia: The Secret of Blue Water su libertad creativa fue cercenada, lo que lo llevó a un bloqueo creativo que duró cuatro años.
Esos cuatro años de bloqueo y aislamiento, sin embargo, también rindieron sus frutos. Luego de esconderse por esa enorme cantidad de tiempo, Anno comenzó a obsesionarse con la idea de que no podía seguir huyendo de sus responsabilidades y de la vida misma, por lo que se propuso crear una serie donde hablara específicamente de ello. De allí proviene el anime que lo cambió todo: Neon Genesis Evangelion.
Con una historia que habla del apocalipsis en un Tokyo futurista acosado por la presencia de unos seres denominados “ángeles”, Neon Genesis Evangeliontiene como protagonista a un joven llamado Shinji Ikari, cobarde, incapaz de relacionarse de manera asertiva con su entorno, obligado por la figura extrañada de su padre a subirse a un robot gigante y combatir para salvar al mundo.
En medio de la producción de Neon Genesis Evangelion, Hideaki Anno se encontró con dificultades para desarrollar el personaje de Rei Ayanami, quizás el más parco de todos, el más conflictivo. Para poder seguir trabajando con ella, Anno pidió ayuda a un amigo que le recomendó la lectura de libros sobre salud mental. En esas lecturas, Hideaki Anno se halló a sí mismo y la explicación a muchas de las cosas que le pasaban desde su niñez. Fue ahí donde Neon Genesis Evangelion terminó de tomar forma y se transformó en la obra profunda y polémica que continúa siendo hasta hoy en día.
A partir del descubrimiento de sus propias luchas con la salud mental, Hideaki Anno decidió volcar esta historia sobre el apocalipsis en un mensaje sobre la depresión, el aislamiento y la necesidad de salir al mundo. Para muchos, también es un mensaje acerca de lo que significa ser un otaku: alguien que continúa aislándose en un mundo de fantasía, entre animaciones y juguetes, en vez de salir a vivir la vida.
Los episodios finales de Neon Genesis Evangelion son la demostración más clara de este vuelco que decidió realizar Hideaki Anno con su obra. En ellos, se abandona el mundo exterior para adentrarnos en la psiquis de ese traumatizado Shinji Ikari de quien depende el futuro de la humanidad. Allí, Shinji debe decidir si vale la pena la vida como seres individuales, la conexión con los otros (aunque muchas veces no nos comprendan) o prefiere entregarse al futuro apocalíptico que propone una humanidad como una masa informe, un caldo de nada, donde ya nadie existiría.
Para muchos, esos episodios finales de Neon Genesis Evangelion, fueron demasiado. Quizás por eso, años después, Hideaki Anno, que sufrió la crítica despiadada y hasta amenazas de muerte por su creación, decidió lanzar el filme conocido como The End of Evangelion, donde plantea otra visión diferente para el final de la serie, aunque el mismo es tan violento y subversivo como los episodios 25 y 26.
No conforme aún, en el 2007 se estrenó Rebuild of Evangelion, una serie de filmes que intentan volver a contar la historia del anime, de una manera diferente. El proyecto llevó muchos años, lanzándose su última película (la cuarta) recién en el 2021.
Como decíamos en un comienzo, Neon Genesis Evangelion es un anime que ha sabido cambiar el mundo. El compromiso de su creador para trabajar sobre sus propios problemas, sin tapujos, es quizás lo que le ha dado ese toque que lo hace tan diferente del resto. Más allá de la historia apocalíptica que cuenta, Neon Genesis Evangelion le está hablando directamente a sus espectadores acerca de la importancia de no escaparse de la vida real, de salir allá afuera, de los vínculos que se pueden formar y reforzar, a pesar de las dificultades que se presenten. Shinji, ese protagonista cobarde e incómodo, nos enfrenta a la decisión de salir a vivir la vida o seguir escondiéndonos. Eso es, al menos, lo que Hideaki Anno tenía en mente.