Detectives, policías y criminales: del policial clásico al boom del true crime
Desde los comienzos mismos del cine, la humanidad ha estado obsesionada con las historias de criminales y policías. Ya sea para dejar tranquila su consciencia, viendo cómo los buenos ganan, o para alimentar el morbo de ver a aquellos que se animan a romper las leyes, siempre hemos estado consumiendo historias policiales.
Tanto así que, de esas primeras historias ficcionales, en la actualidad pasamos a la obsesión con el true crime: esas historias basadas en casos reales que nos dejan dar un vistazo a las mentes más perversas de la humanidad y a las de quienes se dedican a perseguirlos.
Por supuesto, las producciones audiovisuales policiales deben sus raíces a la literatura. Desde antes de que existiera el cine, autores de todas partes del mundo ya estaban contando historias de detectives y criminales, siendo quizás las más populares, claro, las de Sherlock Holmes creadas por Arthur Conan Doyle que se centraban en ese investigador con mente privilegiada que resuelve casos que nadie más puede resolver. Sin embargo, casi desde el mismo momento, en la literatura también se contaban historias de criminales, como la de Arsenio Lupin, un ladrón de guante blanco creado por Maurice Leblanc en 1905.
En el cine, ya desde 1901 podemos hablar de género policial. Sí, incluso en el cine mudo se contaban historias de criminales y detectives. El primer filme de este género es el del francés Ferdinand Zecca llamado Histoire d’un crime, que, en menos de 5 minutos, nos muestra un asalto, un asesinato y a la justicia actuar.
Decíamos anteriormente que uno de los referentes más fáciles de reconocer dentro del género policial o detectivesco es Sherlock Holmes, quien, obviamente, pasó de la literatura a la pantalla grande y chica más de una vez. Sin embargo, Sherlock Holmes representa únicamente al policial clásico, ese policial que se centra en detectives súper inteligentes, que lidian con un enigma imposible de resolver, en general centrado en las clases altas y que, si bien puede tratarse de un asesinato, no se caracteriza por su violencia. Otros clásicos de este estilo pueden ser, por ejemplo, In the Heat of the Night, el filme de 1967 con Sidney Poitier basada en la novela del mismo nombre de John Ball, o Murder on the Orient Express, que tiene a Kenneth Brannagh como el gran Hércules Poirot, un detective creado por la enorme Agatha Christie que nada tiene que envidiarle a Sherlock Holmes.
El policial clásico, sin embargo, fue dándole paso al policial negro, una versión de los crímenes mucho más apegada a la vida en la ciudad, con su violencia, su corrupción y sus detectives que trabajan más por la paga que para entrenar sus mentes privilegiadas. En el cine, uno de los ejemplos más espectaculares es Chinatown, la película dirigida por Roman Polanski y protagonizada por Jack Nicholson que interpreta al detective privado Jakes Gittes, quien debe investigar un caso de adulterio que, por supuesto, se terminará complicando.
El policial negro fue creciendo tanto que, eventualmente, se expandió por el mundo y, en la actualidad, quienes saben mucho de esto son los nórdicos. De hecho, crearon su propia versión, conocida como “nordic noir”. Series como Trapped, o la trilogía de películas basada en la saga Millenium de Stieg Larsson son un claro ejemplo de esto.
Sin embargo, como la ficción no es suficiente, en los últimos años, sobre todo las producciones policiales televisivas, viraron hacia el true crime. Basta con abrir cualquier plataforma de streaming para encontrarnos con casos de crímenes reales llevados a la pantalla chica. Ya sea en forma de documental, o ficcionalizados, están por todos lados: desde la aclamada Mindhunter de David Fincher, que se basa en la experiencia de John E. Douglas, uno de los primeros detectives del FBI en armar perfiles psicológicos de asesinos seriales, pasando por The Confession Tapes, el documental que muestra confesiones que podrían ser falsas hasta Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile, el filme del 2019 que cuenta la biografía de Ted Bundy.
Ya sea con detectives sobresalientes o algunos que luchan en las calles contra los criminales o, incluso, con historias reales que aterrorizaron (y aterrorizan) al mundo, el género policial sigue triunfando. Desde ese primer filme francés de menos de 5 minutos hasta el boom del true crime, nunca dejamos de mirar policiales y, por suerte, es un género tan rico y tan amplio, que hay para todos los gustos.